sábado, 4 de enero de 2014

Discos Melocotón... Un Viaje Apasionante


Volvió a ocurrir sin darme cuenta, a pesar de pensar hacia dónde iba atravesando las calles atestadas de gente por fechas impersonales y obligadas, tan obligadas como alejadas de mi mente en lo que representan, y volvió a ocurrir porque de pronto, sin saber cómo me encontré en una calle que parecía ajena al universo y su desarrollo y ese cartel naranja me dio la bienvenida esperando que pudiera volver a empezar de nuevo.

Entrar en Discos Melocotón es un renacer, me siento como el Ave Fénix tras caer envuelto en llamas por todo lo que me rodea y me abruma, renaciendo de mis propias cenizas cuando el olor inconfundible de la Música me hace saber que estoy allí.
Sigo con el rito de siempre, me gusta mirar el escaparate con las portadas de singles y posters de conciertos, fotografías de mitos y esa vuelta a décadas SIEMPRE mejores a pesar de lo que digan. Me encanta dedicar esos segundos a saber que estoy en el lugar, el momento y que la aventura comienza de nuevo, y después empujar la puerta de cristal que me da acceso a mi isla particular, mi mundo dentro del mundo, la entrada en el santuario de la sabiduría, el disfrute y la energía que sólo la Música puede darme.

Sé que la figura de Pablo ya no va a esperarme para alargar su mano y contactar con el que posiblemente sea uno de los mayores cerebros musicales de este mundo, pero la media naranja de Discos Melocotón, el alma mater y símbolo del símbolo sigue estando tras ese estrado que a modo de barra de bar le hace estar por encima de los sueños, porque Eduardo es como el mago que con su barita mágica consigue los deseos, o al menos los míos, por lo que quizás pueda decir que es mi mago particular y así lo entiendo.
Un apretón de manos y la imagen Psycho Rock se presentó ante mí, sacada de décadas pasadas y tan actual como todo lo que ocurre en su mundo, el universo llamado Música y que tengo la suerte de compartir cuando estoy allí. En esta ocasión la vorágine de los días determinados habían afectado al entorno y me hice un hueco entre novedades (de vinilo, por supuesto) la pared de los discos especiales que cuelgan como trofeos señalados por su importancia (de vinilo, por supuesto) y comencé a mirar en el espacio reservado a mis sueños, mis ilusiones y mis deseos (de vinilo, por supuesto)

El tiempo se detiene y me transformo en el colegial ávido de aprendizaje, queriendo saber y volver a entender, necesitando llegar un poco más allá de esta podredumbre que las circunstancias y el ser de dónde soy han provocado por llegar tarde a este universo, por eso me dejo llevar de la mano del Maestro al que también considero Amigo (atrevimiento que dejo en estas líneas salido de dentro de mis entrañas) y del que me dejo hacer porque siempre, siempre, siempre puedo sacar algo más allá de la propia pasión que siento por eso que llamamos magia y que resulta ser Música.
Miro, me deleito con las portadas que pasan ante mis ojos y pregunto, disfruto escuchando el por qué, qué, de dónde, cómo y la manera, parangones y parecidos menos razonables, llegadas a través de las épocas entremezcladas con excepcionales comentarios sobre quién, el momento y el lugar, experiencias personales y dibujos en la memoria de instantes vividos por una persona que es en este país y parte de la galaxia un referente de la historia de la Música, parte indisoluble de todo lo que se sabe, se supone y se sabrá por demasiado tiempo porque no hay nadie más que pueda tener dentro lo que ellos tienen (en este instante incluyo a Pablo porque... es así, joder, es así)
Mitos que se me hacen cercanos, músicos que por su boca me hablan y Música que por sus enseñanzas me vienen claras, evidentes y sobre todo puedo sentirlas por mí mismo, porque al final todo es un comienzo para que el camino lo recorras tú, sientas la Música y lo que te da a través de lo que sientes, de no ser así no sirve para nada.

Eduardo abrió mi alma a tantas cosas hace once años que parece mentira lo que no sabía y aún desconozco, pero en ello estoy, con mis visitas atemporales a Discos Melocotón y esos momentos en los cuales me lleno de lo que me da la vida, al margen del tiempo, el espacio y la mediocridad del mundo que me rodea.
Pablo y Eduardo, Eduardo y Pablo que tanto monta, dos seres excepcionales como para querer compartir con alguien como yo ese universo único que nos lleva a través de un viaje siempre inacabado. 
¡¡¡GRACIAS A AMBOS!!!

2 comentarios:

  1. Estoy convencida de que disfrutaste como un niño la mañana de Reyes.
    Sigue siendo ese niño que se enamora con las palabras del maestro pues no hay nada más bonito que la ilusión, y tú de eso (en la música al menos) tienes a manos llenas.
    Un besazo y otro para esos monstruos que te tienen enganchado.

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    1. Disfruto de una pasión que me da lo que otras cosas (la mayoría) no hacen, ¡¡Vida!!
      Besos

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