viernes, 6 de diciembre de 2013

Surcos del Siglo XXI - 170

Un genio, y a partir de aquí se puede hablar de muchas cosas porque casi todas (soy muy duro a veces) son buenas.


Steven Wilson (Grace For Drowning) 2011


El que nace sobrado para algo y además tienen la suerte de saber para qué es suele hacer cosas increíbles para el resto de los mortales, a pesar de no saber si lo son o no.
Que Steven Wilson es un genio y que a nivel musical este es su territorio (lo mismo es en otros campos pero lo desconozco) es un hecho y no se cansa de demostrarlo, ya sea con el proyecto de grupo que le dio fama universal hace más de veinte años, ya sea con los ajenos al propio combo y que le enrolan en solitario para hacer que las ideas que tiene dentro fluyan de una manera simplemente excepcional.
Bien es cierto que he defendido siempre que sus discos en solitario son un porcentaje muy alto del espíritu de Porcupine Tree y otro de él mismo (que al final es el grupo y lo que conlleva) pero en un cerebro musical como éste siempre se sacan cosas que por alguna razón no se plasman en otros lugares y te salen.
"Grace For Drowning" es una obra personal e intransferible de Wilson, su segundo trabajo en solitario, un disco que se divide en dos obras que a su vez nos llevan por el universo del músico en una sucesión de sonidos que son un todo dividido en partes que al final se juntan como un puzle con un sentido compacto de la historia que pretende contar, otra maravillosa alegoría mental de este elemento peculiar y único.
Más melódico que la mayoría de sus obras la belleza de las composiciones se definen por sí mismas, un poco de melancolía en esas guitarras cálidas no tan al uso en su obra, voces de penumbras y luces apagadas, instrumentales que desgranan momentos de intimidad contenida y esos teclados que llevan el sello inconfundible de un artista único.
Como todas sus obras la propia presentación del disco y cómo está estructurado nos va dando la pauta de lo que sugiere, de cómo se dirige hacia la idea global de todo el conjunto y musicalmente la guía la dan los temas que nos indican en sus cambios y modos de transformarse lo que es en sí.
Un disco que no deja esas ideas que le han acompañado por dos décadas pero que presenta algo más, esos momentos de inspiración sonora mirándose hacia dentro, más metido en sí mismo.
De todas formas es un disco que no defrauda y se escucha (a los que le guste el personaje) sin esfuerzo por lo que da y representa, una más de este genio de finales de siglo que espero siga así en lo que le quede de ideas para expresar en notas.

VOL 1: Deform To Form A Star
1:  Grace for drowning;  Sectarian;  Deform to form a star
2:  No part of me;  Postcard;  Raider prelude;  Remainder the black Dog

VOL 2: Like Dust I Have Cleared From My Eye
3:  Raider II
4:  Belle de jour;  Inder;  Track one;  Like dust I have cleared from my eye






2 comentarios:

  1. Melodías que piden abandonarse a ellas, donde cada nota se transforma en caricia, al mismo tiempo, quedas atrapado entre los sonidos que surgen repentinamente y esa voz tan evocadora... todo ello acaba por hacerte sucumbir totalmente a este genio.
    Fantástico.
    Besos.

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    1. Fantasía pura la que derraman tus palabras. Gracias
      Besos

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