De un brutal manotazo gris
fue tu última palabra enmudecida,
viste tu vida acabada, rota
por aquél odioso proyectil.
Liberarte quise y no podía;
maldigo a tu verdugo, a su ira.
Era tu verdugo un hombre
como tú y como yo. No.
No entenderé nunca, hermano,
porqué un hombre mata a otro;
¿Si es culpable el arma,
lo es también el armado? Sí.
¿Cómo es culpable el momento mismo
de no querer vengarte? Dudo.
Ha sido tu muerte la mía,
tu dolor mi quebranto,
la vida segada de pronto, hermano;
tu alegría rota por un balazo.
Te dio la muerte gris su mano,
quiero liberarte y, no puedo;
quiero vengarte y, quien sabe
si no vengaré tu cuerpo.
¿Venganza entre los hombres? ¡No!
¡No más venganzas! ¡No más muertos!
Diego L. "Itaca Viva" (Extracto)
Reproducido con el permiso de Vicky
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