miércoles, 24 de abril de 2013

De Vinilos y Otras Glorias DCLXXXIX

Un grupo no muy recordado, que pudo ser y en lo que realmente fue dejó grabado clase y talento por igual, con algún ídolo caído que otro.


Zephyr (Zephyr) 1969


Poderoso, hermoso, brutal y sobre todo descarnado, eso era Zephyr en sus primeros años, varios trallazos a lo más profundo de la mente desde ese salvaje y exquisito Blues Rock que practicaban, puro Hard con esas raíces bluseras que daban en el centro del alma.
La aventura de Zephyr es la de Candy Givens, una mujer fuera de época que se empeñó en cruzar las barreras que separaban a las féminas de los hombres en una Música dura como el Hard, el Blues eléctrico y ese Rock que arranca la piel a tiras. Una mujer con una personalidad arrolladora que junto a su compañero David Givens formaron el combo acompañados de un mito que lo fue tras esta etapa y que gracias al grupo comenzó su andadura por el Olimpo de las seis cuerdas, el gran Tommy Bolin, el genio autodestructivo que llegó tarde a todo y demasiado rápido a lo que no era su talento.
La voz de Candy surge por encima de todo y todos, en torno a ella gira la Música, los temas, las composiciones e incluso las versiones de temas clásicos, y este "Zephyr", su primer y más grande trabajo es la demostración cumbre de lo dicho. En ocasiones pienso que quizás fuese demasiado esas ganas por destacar porque el grupo era grande, con mucha clase, un quinteto de lujo que hacía una Música de muchísima calidad, con el "Hammond" enfurecido de John Faris dando un toque clásico a esos teclados tan relacionados con esta Música maravillosa, dulcificando en ocasiones los temas con una flauta preciosa cuando daba lugar a ello.
Todo junto como una máquina perfectamente engrasada, una sección rítmica dura y seria a cargo de David Givens en el bajo y Robbie Chamberlin a la batería, en ocasiones demasiado brutal, y ese dueto de cuerdas vocales y cuerdas de acero que Candy y Bolin llevaban a límites muy altos.
Un álbum maravilloso, con temazos que hielan la sangre en las venas auténticamente desgarradores, como esa burrada llamada "Hard Chargin' Woman" 8'40'' de puro fuego con la banda desatada, o el Blues salvaje de "Somebody Listen", el trallazo Hard que son los 7'22'' de "Sail On" y ¡cómo no! esa versión incendiaria del "St. James Infirmary" donde Candy se eleva hasta las estrellas.
Un álbum hecho para ser amado, una verdadera delicia a pesar de esa (y es una opinión del que suscribe) excesiva ganas de ser ella, pero que a la postre era lo que todos dejaban ser.
Antes del holocausto, de las lluvias tropicales y los fuegos del infierno, grupos como Zephyr regalaban atronadoras llamadas al infinito en forma de Música, y este álbum es una muestra de todo ello.

Side One: Sail On;  Sun's a risin;  Raindrops;  Boom-Ba-Boom;  Somebody Listen
Side Two:  Cross the river;  St. James Infirmary;  Huna Buna;  Hard Chargin' Woman

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