sábado, 31 de marzo de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CDXIX

Llegamos a uno de esos extraños casos en los que se unen calidad y masas, porque por desgracia no siempre es así, pero como la excepción confirma la regla, pues bienvenida sea, y además es algo que me resulta fascinante.


Pink Floyd (Meddle) 1971


Uno de los más grandes grupos de Progresivo, especialmente en su época primaria, pero además, dentro de una corriente como esta que no es de millones de seguidores, uno de esos extraños casos en los que el público, las ventas y la Música se han unido para hacer parte de la historia ¡¡y vaya historia!! porque a Pink Floyd se le podrá achacar muchas cosas, pero que son parte integral de la leyenda de la Música, no.
El disco que traigo, "Meddle" no será su mejor composición (aunque para mí no anda muy lejos) y por supuesto no supuso el crack en ventas y listas que otros trabajos, pero a mí me fascina. No sé si la banda estaba en un momento a caballo entre lo que querían, con álbumes maravillosos que ya habían sacudido los cimientos de la Música, o lo que vendría, la ruptura absoluta de la imagen minoritaria del Prog. con discos que rompieron todos los récords posibles, pero a mi modo de ver les salió un disco redondo, tremendo, una auténtica joya que quizás no se valora más por lo que supuso históricamente el resto, pero que me parece maravilloso.
Quizás sea una obra más grupal que lo que habían hecho hasta entonces, con orquestaciones y Música ajena al propio grupo, aquí los teclados, que son parte fundamental de la obra de la mano de ese genial artista que es Richard Wright toman protagonismo y especialmente en la larga suite se manifiesta con todo su esplendor llevando la armonía hasta cotas altísimas. 
El bajo de Roger Waters se muestra poderoso, nada de acompañamientos, es un solista que se maneja como tal y que une su garganta al instrumento como base de su interpretación, realmente fabuloso.
Los efectos del disco, no una novedad pero usados de manera curiosa, ayudan a provocar esos momentos donde las canciones y el mundo ajeno a la propia Música se unen, como el himno del Liverpool "You'll Never Walk Alone" como final del temazo acústico que es Fearless, y que rompe completamente el tempo del propio tema. O los ladridos del perro de Steve Marriott en la entrada de "Seamus", casi quejíos por el toque jazzy de ese piano que se superpone a la acústica, absolutamente genial y típico de Pink Floyd.
David Gilmour sigue con su exquisitez a la hora de tocar la guitarra, solos limpios y marcados que te ingresan en el tema, acústicas suaves y maravillosas, la voz y un talento increíble.
En cuanto al cuarto en discordia, uno de los mayores y sensibles pegadores de la Música, perfecto en el tempo, la manera de completar los ritmos, Nick Mason, que dota de facilidad al grupo para manejarse sobre una base descomunal.
El disco se divide en dos partes diferenciadas, los cinco temas de la cara A y la suite inmensa de 23'29'' que es la cara B "Echoes", un laberinto musical excepcional en la más pura línea del grupo, donde desarrollan todo su talento compositivo, una suite que me pone las pilas, fascinante.
"Meddle" es un disco tremendo, genial, diferente o no tanto, en el caso del grupo quizás para re inventarlo y descubrir la maravilla que se oculta entre sus surcos, algo simplemente mágico.

A:  One of these days;  A pillow of winds;  Fearless;  San Tropez;  Seamus
B:  Echoes


3 comentarios:

  1. "Echoes" si que es paladear los sonidos, todo un delirio musical para evadirse hasta otra dimensión. Maravillosa experiencia!
    Besazos.

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  2. No sé si estarían en plena fase de cambio de look, pero acertaron con el corte. Supieron hacer algo genial.
    Posiblemente sean más como de la familia, algo más cercano que otros grupos de progresivo, lo cierto es que no te dejan indiferente.
    Me ha encantado la cara B del disco, un paseo por los sueños (¿de qué me sonará esta frase?).
    Un montón de cariño y un par de besos.
    Hasta el próximo.
    Ciao

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