De Vinilos y Otras Glorias CCCLXVIII

Seguimos reivindicando, aunque en esta ocasión no es una obra, es un artista. Para todos aquellos que le conozcan, maravilloso, para los que no, quizás se atrevan a algo que no les dejará indiferente.

Bruce Cockburn (In The Falling Dark) 1976

Cuando hablo de Bruce Cockburn las entrañas se me revuelven, y cuando hablo de su Música simplemente las emociones me pueden.

Justo antes de la gira de su majestuoso doble en directo, enfilando la segunda parte de una década prodigiosa a nivel creativo, Cockburn seguía realizando auténticas joyas de Música intimista y composiciones excelsas en álbumes magistrales que servían para dar una vuelta de tuerca a su portentoso talento.

"In The Falling Dark" es un disco que me fascina, no es mejor ni peor que otros de esa época, especialmente ese período comprendido entre su primer trabajo y el doble en directo, pero quizás se le nota un toque de madurez y un pequeño giro a lo que siguió haciendo de otra manera tras la gira ya comentada.

Sigue siendo un período intimista, una época donde las acústicas prevalecen, los ritmos son pausados y las composiciones se envuelven con unos desarrollos instrumentales limitados dado el momento creativo y de virtuosismo que el músico canadiense demuestra con su instrumento.

Aún así, ya se notan secciones rítmicas con ese bajo grave que envuelve la calidez de las cuerdas de la guitarra de Bruce, esa batería tranquila, pausada, que marca los ritmos de manera calma, y por supuesto algún instrumento más que forman esa sensibilidad que se escapa de cada nota creada por la mente de Cockburn.

Como buen francófono, algunos espacios son dejados para la lengua de Víctor Hugo, y todos los créditos están escritos en inglés y francés, así como las letras de las canciones, porque Cockburn siempre ha sido un fervoroso creyente de las culturas y sus raíces, y la lengua del lugar donde ofrecía sus conciertos la ha cuidado siempre.

Disco intimista, de susurros, estrofas suaves y calmadas palabras, una joya donde se conjugan la manera de componer excelsa con la interpretación perfecta de los temas.

Cockburn se encarga de las guitarras, un auténtico virtuoso especialmente con las acústicas, percusión y ¡¡cómo no!! la voz, y aquí hay que hacer un apartado, porque la sensación cuando escuchas a Bruce es simplemente de estar haciéndote el amor, resbalando por tu piel e introduciéndote en las melodías, que te van llenando hasta ser todo uno contigo. Este disco es un ejemplo más que evidente, porque además no hay un sólo tema donde no se sienta que estás adormecido en un lugar donde te cuentan historias para ti sólo.

Junto al genio acompañan en este trabajo Bob Disalle a la batería y Michel Donato en el bajo y contrabajo, ambos habituales de los trabajos de Cockburn por estas fechas, y según que temas se introducen flautas (Kathryn Moses) percusión (Bill Usker) fluegelhorn, trompeta (Fred Stone)

Obra magna y sencilla al mismo tiempo, sensibilidad en estado puro, diez temas que sirven para adentrarnos de lleno en lo que es la obra de Cockburn en su primera época, demostraciones de virtuosismo a las seis cuerdas en las instrumentales "Water Into Wine", "Giftbearer" y "Festival Of Friends", una burrada. 

Temas míticos y joyas de lo sublime como "Lord Of The Starfields" una invitación a lo excelso, o la tremenda "In The Falling Dark".

Exhibiciones musicales en los 8' de "Gavin's Woodpile", o la tremenda y excepcional "Silver Wheels" donde los contra ritmos se mezclan en un viaje sin pausa.

Los pasajes en francés dejados en "Vagabondage" y esos momentos de absoluta ternura que transmite cuando ataca "Little Seahorse" y "I'm Gonna Fly Some Day"...

Si no se le conoce, "In The Falling Dark" me parece una buena forma de adentrarse en el universo de este músico que es por sí mismo una parte de la historia de los sonidos, y si se sabe lo que es, volver a disfrutar de sus canciones nunca está de más. Por nuestra parte, seguiremos amando su Música e invitándole a deslizarse por nuestros sueños.