domingo, 16 de junio de 2013

Surcos del Siglo XXI - 87

Placer y emoción con un artista que ha decidido, porque sí y a estas alturas hacer algo que puede parecer una locura, pero que al que suscribe le lleva hasta las estrellas.


Michael Chapman (The Resurrection And Revenge Of The Clayton Peacock) 2011


Siempre me produce placer traer a esta pequeña sección del siglo XXI discos de artistas de siempre que dan aún mucho y bueno, calidad y excelencia a pesar de los años, pero si además esos artistas que ya no tienen nada que demostrar se lanzan a una aventura ajena a su propia manera de entender la Música y lo bordan es cuando disfruto y gozo por todo lo que me viene, como el caso que nos ocupa.
Uno de los más significativos cantantes y compositores ingleses de Folk, con 70 años y poco que demostrar, una carrera brillante y exquisita que a mi modo de ver nunca tuvo el reconocimiento de masas que merecía, se adentra en una aventura fascinante porque sí, por una propuesta que aceptó y tuvo las agallas de hacer a pesar de todo y de todos.
"The Resurrection And Revenge Of The Clayton Peacock" es un disco de improvisación que se sumerge en las entrañas de lo más Underground de los sonidos guitarreros, una aventura sonora absolutamente experimental sobre sonidos de guitarras extremas llevadas hasta el límite.
El primer disco experimental en la extensa y longeva carrera de Michael Chapman, una aventura fascinante donde todo parece estar hecho con la mente y para ella (y realmente creo que es así) una pieza de museo en la cual no existen los temas tratados como tales, a pesar de los que comentan que se trata de dos temas (uno por cara del vinilo) creo que el disco es un todo, 38' minutos de Música continuada y sin descanso más allá de concepciones de descansos, porque no los hay.
Para mí lo más fascinante de todo es el giro de ciento ochenta grados en la carrera de Chapman, tras cuarenta años de una Música que era su seña de indentidad y la creación de algo nuevo nada exento de calidad, porque esta obra gustará más o menos por el radicalismo que es en sí misma, pero es un portento de emociones y rezuma mente e ideas por todos lados.
Un disco para escuchar en la intimidad, quizás en la oscuridad de nuestros propios sueños, cuando nada puede disturbar lo que la mente siente y somos dueños de nuestros pensamientos, libres para hacer que la Música se apodere de nuestra alma y dejarla llevar por los caminos que ella desee, porque a fin de cuentas esto es lo que creo que ha pretendido el autor, ponerse delante de nuestros sueños y con su guitarra llevarlos donde él sugiere y nosotros decidimos.
Sé que no es fácil asumir este tipo de sonido que transgreden el orden establecido, lo marcado y señalado, quizás por eso cuando puedo hacerlos míos me siento más libre que de costumbre y autores como Michael Chapman ejercen una fascinación por lo que pueden dar a través de esa magia que llamamos Música.

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