sábado, 21 de julio de 2018

Japón: Cuaderno De Viaje XI // Buscando Eso Que Llamamos Magia II


Tras el merecido descanso (la verdad es que la frase queda muy bien pero en estos casos, cuando el placer sensorial y emocional se encuentra detrás, es lo que uno quiere) retomamos la visita a más tiendas de discos, en esta ocasión por mi cuenta mientras mi Amor hacía lo propio con las miles de posibilidades que la zona daba, y especialmente en ese enjambre de galerías que te hacen evadirte en el tiempo.

Continué mirando a las alturas, porque estamos en Japón y encontrar lo que quieres a ras de suelo puede ser complicado en muchas ocasiones, y en un tercer piso me encontré con el rótulo de "Toradra Record", otra tienda que se especializa en todos los géneros y preparada con un gusto exquisito. Todos los discos perfectamente marcados y con una pequeña explicación en cada uno (afortunadamente en este caso en japonés e inglés) ordenados por estilos y con un orden que no daba lugar a dudas. Me despaché a gusto pasando por mis dedos los plásticos que guardaban los cartones, todos los discos, salvo una pequeña sección de reediciones, segunda mano con un aspecto de estar bien cuidados. Entrega de la lista de rigor y mientras el dueño buscaba afanosamente en el ordenador, intentaba seguir el ritmo de otro cliente que miraba los discos a una velocidad de vértigo. 

La verdad es que me sirvió para ver varias filas de estanterías de una vez, y redujo el tiempo de estancia tras comprobar que no había mucho que hacer en lo que buscaba. Despedida cordial y tras bajar a la tierra, seguí el recorrido buscando más lugares.

Llegados a este punto, me convencí para no frustrarme por no encontrar mucho de lo que buscaba; simplemente quería disfrutar de los lugares que acogen lo que amo, vivir ese ambiente y sentirme parte de él, de modo que seguí mi periplo por el barrio.

Iba a visitar "Super Milk", otra tienda con buenas referencias, pero entre las obras y el poco espacio sólo quedaba la sección de CD's, de modo que por aquí no había nada que rascar.

Me quedaba el plato fuerte de la zona, la maravillosa "Joe's Garage" que conocí en años anteriores cuando visitamos Kyoto por primera vez, y esperaba que no fuese una visita cualquiera. Para llegar hasta ella desde donde nos encontrábamos, había que atravesar (si se deseaba, obviamente) el Mercado Nishiki, un precioso espacio dentro de las galerías que se encuentra repleto de tiendas tradicionales especializadas en comida; de aquí le viene el sobrenombre de "la cocina de Kyoto" y la verdad es que es una auténtica maravilla. Había quedado con mi Amor para pasear por él y degustarlo antes de llegar a la tienda.

Con una extensión de cinco manzanas, las tiendas que se agolpan una tras otra le dan un aspecto encantador, como de otra época. Tradición y actualidad (mucho más de lo primero ya que el origen del mercado data del 1.311 más o menos) se mezclan en perfecta armonía, y además de comida existen todo tipo de tiendas. 
Una verdadera sensación mezclarte con la gente de la ciudad realizando sus compras, en pequeños espacios donde pueden no caber más de tres o cuatro personas. Los vendedores observan y te atienden, nada atosiga a pesar de la cantidad de gente y lo estrecho de las callejuelas, pero de verdad que es un lugar recomendable para visitar.

Tras el paseo, llegamos por fin a "Joe's Garage", en un edifico estrecho que alberga otras tiendas de discos. Se encuentra emplazada en la segunda planta, como si quisiera esconderse tras una puerta y un pasillo, y tras desechar las otras opciones que me ofrecían Hip Hop, Dance y millones de discos para DJ's, entré en otro de esos lugares donde la buena Música se escapa por cada centímetro de lo que ves.

Es difícil encontrar (al menos en lo que yo conozco de Japón) un encargado o dueño de una tienda de discos que no sepa de qué va lo que vende más allá del propio disco, pero en este caso el dueño sabe y mucho. Una vez en la tienda, me apresuré a entregar la lista (que ya iba perdiendo el color con tanto traqueteo) y comencé a buscar una por una cada estantería, porque aquí me daba igual que fueran o no clásicos.
Aunque especialista en todos los géneros de la buena Música, la tienda tiene una selección espectacular de Rock americano de altísimo nivel, incluyendo discos menos conocidos por sus intérpretes pero joyas del estilo. El Rock inglés es excelente, y su espacio dedicado al Pop Rock japonés muy seleccionado.

Ya había conseguido algún que otro disco valioso, cuando me fijé en el muro que hay detrás del mostrador, y tras echar mano de la calculadora mental para no pasarme demasiado (faltaban días en Tokyo y algo más) conseguí uno de los incunables de la lista eterna que me acompaña desde que el Rock japonés entró en mi vida. Hubiera sido bonito aderezarlo con otro que se encontraba a su lado, pero los 500 euros que me pedía me hicieron sonreír y darle las gracias por el cumplido.

Otra media hora terminando alguna sección importante y la visita terminó con un saludo muy japonés y la sonrisa socarrona en mi cara.

Ya caía la tarde tras varias horas más degustando el placer que me lleva al inframundo y nos encaminamos a terminar la jornada entre paseos por el río, barrios de geishas con aroma a siglos pasados y alguna que otra cerveza para poder mirar y "saborear" lo adquirido en forma de negras pasiones. 


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