sábado, 17 de noviembre de 2012

De Vinilos y Otras Glorias DXCVIII

Si hablo de fibra, porque en estas cuestiones nadie más que uno puede hacerlo, algo que me marcó para los restos, y eso que con dieciséis años no debería escuchar ciertas cosas...


Tangerine Dream (Force Majeure) 1979


Cuando presenté al grupo en "Paseando Por Los Sueños" dudé en hacerlo con este trabajo, pero no era apropiado por lo que quería representar. En estos momentos en los que recuerdo instantes en los que mi vida cambió a través de la Música, me resulta de lo más excitante volver a acariciar este "Force Majeure" y dejar que sus notas se impregnen en mi piel de nuevo.
Noches en vela escuchando esta maravillosa sensación de pérdida absoluta de la realidad en la que me encontraba, quizás fuera de época para un chaval de dieciséis, pero es lo que ocurre cuando se tienen buenos maestros, que el tiempo y las épocas se mezclan sin pudor si se trata de Música.
Un hipnótico viaje a través de las tres composiciones del álbum, una tremenda divagación espacial donde tu mente hace el resto, envuelta en el torbellino de sensaciones que la Música de este disco te ofrece.
Dejado ya el radicalismo electrónico de sus principios, y asentados como un grupo señero para todo tipo de creaciones que llevaran el sello de lo electrónico con instrumentación más clásica, este disco de Tangerine Dream es la cumbre de su demostración como creadores de viajes sin retorno, vueltas a la dimensión de los sueños y escapes de cualquier tipo de imágenes que se pudieran pensar.
Además de los instrumentos electrónicos y sintetizadores, tan importantes en su Música, la guitarra toma protagonismo en muchos pasajes con solos que se van alejando hacia la eternidad, y la percusión manejada por Klaus Krieger acompaña en este infinito recreado por la Música.
Edgar Froese y Chris Franke continúan al mando de las operaciones, creando, interpretando, arreglando y mezclando toda la obra que es una continua fantasía sin pausa, comenzando por la obra que da título al disco, ese "Force Majeure" que con sus 18'18'' ocupa toda la cara A del disco y te sublima. Nunca quise que acabara, y el deseo de continuidad se impregna en los sentidos de una manera absoluta.
La cara B nos ofrece otras dos suites, que son una sucesión de creaciones sin pausa, donde nada es lo que parece, los 7'21'' de "Cloudburst Flight" y esa manera magistral de terminar el disco llamada "Thru Metamorphic Rocks" y sus 14'15'' de maravilla emocional.
Cambios continuos, manejo exquisito del tempo, ritmos entrecortados, cabalgadas incesantes, pausas como niebla que te envuelve... todo es posible y todo ocurre.
Un disco que me hizo saber que había un antes y un después en la Música, otra manera de entenderla, soñando y haciéndote parte de ella, absorbiéndola y llevándola dentro.
"Force Majeure", simplemente Música... ¿o no?

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