domingo, 24 de noviembre de 2019

De Vinilos y Otras Glorias MMCCVI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Bob Dylan (Street Legal) 1978


Llegué a Bob Dylan tarde, sobre todo porque cuando hizo su primer elepé yo tenía -1 año, y así hasta... pues eso, lo del uso de razón y demás.
Aún así con más o menos quince años tuve su primer disco, pero claro, era ya el decimosexto de su carrera, con cambios incluidos en su manera de concebir la Música y convertido en una leyenda para muchos y un traidor para unos pocos.
Por eso ciertos discos de su etapa setentera, sobre todo del final de la década en la cual aún era un adolescente, me traen muy buenos recuerdos y les tengo un aprecio especial.
No voy a entrar en si son mejores, peores o regulares, eso con un artista como Dylan lo dice la historia, su legado y lo que ha significado, pero en lo que a mí respecta estos discos me han dicho mucho, y la mayoría bueno; por eso me permito esta entrada, porque la nostalgia, cuando te remueve los sentidos en lo positivo, siempre me ha parecido una buena razón para hacer las cosas.
"Street Legal" es un trabajo al que vuelvo de vez en cuando para recordar canciones que me parecían fuera de lo que yo escuchaba y me llamaban poderosamente la atención, y aún hoy me resultan de lo más gratificante al abrigo de una buena cerveza y recordando a viejos amigos que eran eso, chavales como yo que creíamos (ingenuos e inocentes) que todo era posible.
Un disco donde las letras siguen siendo importantes (tanto que la duración de algunos temas dependen de las enormes historias contadas) que para eso es Dylan y lo que significa, quizás menos lacerantes que antaño, porque su estatus no era el mismo y el mundo ya era otra cosa, pero a fin de cuentas palabras que pueden darte con todo en la cara o (como suele ocurrir ahora) pasar de largo y a otra cosa. En lo referente a la Música ya estaba claro que no había vuelta atrás, el Rock y lo que significaba por los sonidos eléctricos se había adueñado de su manera de componer, y aunque el halo melódico se atisba, las guitarras y su entorno no dejan muchas dudas por resolver.
La voz de Bob Dylan aún era audible, le echa ese pedazo de ironía que destilaba después de diecisiete discos antes, y con eso y los coros de voces femeninas secundándole todo quedaba mucho mejor. Los músicos, solventes, no tenían problema en traducir lo que el creador les pedía, y la mezcla de poderosos impactos, melodías más suaves e incluso algún tema que raya con el amor funciona para lo que en esos momentos pretendía.
Para los puristas, entiendo que una mierda, para mí un disco que siempre te deja algo, y para los de más de cincuenta y menos de ciento veinticinco (entre los que me encuentro) varios temas son inolvidables, y aún me remueven las entrañas.

Cara A (tengo la edición española): Changing of the guards;  New pony;  No time to think;  Baby stop crying
Cara B (tengo la edición española, insisto): Is your love in vain?;  Senor (Tales of yankee power);  True love tends to forget;  We better talk this over;  Where are you tonight?

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