sábado, 8 de diciembre de 2018

Música


Al amanecer, los rayos del sol acarician mi rostro. Podría estar en ese estado en el cual las sombras juguetean con tus sentidos y el calor te invita a comenzar de nuevo durante horas.

De pronto, las primeras notas del amor comienzan a llenar el silencio; una tras otra, todas las sensaciones me hacen vibrar, y a pesar de la soledad, nunca me siento ajeno a ese universo en el cual me sé el dueño de todo lo que me rodea.

Es ella, de nuevo, me invita a seguirla, me hace ser parte de lo eterno, me sugiere que quizás, este día, pueda ser algo maravilloso. La Música, ¡¡cómo no!! llega hasta donde la podredumbre humana jamás podrá acercárseme.

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