domingo, 15 de abril de 2018

Música


El sol calienta mi rostro. En el viaje se ha convertido en el despertador de los malos sueños, en los sonidos que de manera inmediata llegan a mi mente cuando vuelvo a estar; rompe el silencio porque a pesar de la nada, en mi memoria recuerdo cada instante de lo que me ha acompañado durante toda una vida, por eso, en el asiento que ocupa mi cuerpo para llegar a ninguna parte, no siento el vacío de mi soledad.

Es lo que nunca he perdido, lo que nadie, a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, ha podido arrebatarme, la sensación de palpitar al ritmo de esa magia que puede con todo. No sé lo que me espera, el final del trayecto se encuentra en cada metro que no deseas avanzar, pero siento que floto sobre esos mediocres que piensan que nada tiene sentido, marcando el paso al compás de cualquier melodía que hace hervir mi sangre.

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