jueves, 18 de julio de 2024



El camino que me lleva hacia las estrellas, los sueños que pretendo hacer realidad, todo fluye de manera natural cuando siento la Música acariciar mis sentidos, como el susurro del amante cuando se juntan dos cuerpos y se intuye el halo mágico que les une.

Líneas que me indican dónde estar cuando el silencio se rompe con una melodía, las notas en el pentagrama de los deseos que se convierten en esos sentimientos que me hacen ser cuando mi amiga, mi amante, la Música, se entrecruza entre mi mente y convierte mi alma en una sensación de amor infinita.

No soy pintor de espacios bellos, no puedo llenar un lienzo con lo que siento al escucharla, ni siquiera sé los colores que forman esa sensación, pero puedo dibujar cada línea de lo que me llega, al escuchar la guitarra gemir en un solo que me atraviesa, la percusión elevarme al ritmo de la pasión más profunda, envuelto por los teclados que me visten; recordar aún ciego cada instante de ese recorrido que me hace ser yo mismo a través de ella.

Sensaciones, emociones que consiguen que viva un sueño del que no quiero despertar, junto al adiós olvidado de mi pasado solo en la noche, cuando antes de encontrarla vagaba sin rumbo y sin saber qué podía llenarme.

Ahora sé que la Música me quiere, y amo cada momento que paso con ella, cuando la voz que entona versos de sentidos dispares se dirige a mí para comenzar un diálogo íntimo, cuando el estallar de todo lo que es me penetra como un desgarro que me provoca el placer por saberme vivo.

La caricia al negro vinilo es la unión en lo material, recreando el momento en el cual se entrega a mí cuando el diamante lo acaricia, ese instante en el cual se convierte en esa oda que percibo a través de mis oídos y dejo que me llene en todo mi cuerpo.


¡¡Explicar la Música es como explicar el silencio!!

 

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