sábado, 10 de diciembre de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCCCXXVI

Una de mis debilidades desde el país del Sol naciente, un grupo que me ha llevado a más de un lugar en viajes alucinantes a través de la Música.


Blues Creation (The Blues Creation) 1969


Cuando un grupo, y dentro del mismo un genio, comienzan su andadura, es de valorar que tengan muy claro lo que quieren hacer.
No era la primera vez que grupos japoneses, fuesen del estilo que fuesen, iniciaban su carrera con un disco compuesto por versiones de clásicos y leyendas de la Música, y en mi opinión el valor de ir sobre seguro porque los temas son parte de la historia, les hacía correr el riesgo de ahogarse en esa misma historia si no daban el nivel para interpretarlos.
Blues Creation aseguró en su primer disco que la composición estuviera bien cubierta, y eligió ocho temas clásicos para que el mundo conociera lo que amaban y de lo que podían ser capaces. Pero además, siendo el grupo que es y sabiendo lo que había como intérpretes, hicieron que esos temas sonaran a Blues Creation, y en eso nadie podrá discutir nunca que acababa de nacer una leyenda dentro de la Música nipona, que en este caso también traspasó el océano.
La impresionante voz de un Fumio Nunoya en estado de gracia, otorga un punto emotivo a la interpretación vocal, con un deseo contante de elevar un poco más allá el lugar de los temas acariciados desde el dolor del Blues y comidos con el ansia de unos adolescentes que intentaban hacerlo suyo. Junto a Nunoya, el otro fundador del grupo y leyenda absoluta de las seis cuerdas en Japón, el genial Kazuo Takeda, uno de esos personajes que nacen de vez en cuando para dar sentido a muchas de las cosas que la Música representa, aunque sea (en teoría, por supuesto) fuera de tiempo y lugar. Su impresionante calidad con la guitarra y la genial visión de la Música hace que cada solo extraído de la guitarra estremezca por su sonido, su inspiración y la idea que a los diecisiete años era capaz de transmitir.
Junto a ellos, una sección rítmica que no desmerece en absoluto, especialmente el bajo de Takajuki Noji, que se permite marcarse algún que otro duelo con las seis cuerdas, y la batería de Shinichi Tashiro, marcando los ritmos a golpe de sentimiento.
Un disco fundamental (no su mejor trabajo siendo tremendo porque después vendrían... pues eso) para entender el nacimiento de mucho de lo que en Japón se amaba, de un grupo impresionante en lo que duró y porque a partir de aquí un genio se lanzó a un viaje hacia las estrellas del que nunca regresó, porque por ahí sigue.

1:  Checkin' up on my baby;  Steppin' out;  Smoke stack lightnin';  Double crossing time
2:  I can't keep from crying;  Spoonful;  Rollin' and tumblin';  All your love




A Mª Paz, por seguir queriendo entenderlo.

2 comentarios:

  1. Inevitable no estremecerse, que la sangre arda o que los sentidos se alteren sin control, imposible no querer lo que ofrece este grupo, cuando provoca semejantes emociones.
    Gracias a ti, por acercarme a estos sonidos.
    Besos.

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