sábado, 17 de diciembre de 2016

Kalahana, un lugar ajeno al mundo


Cuando intentas evitar la lluvia en Sapporo te lanzas (siendo un visitante que busca estar en cada rincón al mismo tiempo) a las galerías que durante varios kilómetros cubren la ciudad en una parte privilegiada, entre lo mundano, lo irónico y el mundo que viene, donde los japoneses se encuentran hace varias décadas.

Si tienes la suerte de no tener prisa porque en esos días tu tiempo es el que marca el ritmo de tus pasos, puedes continuar andando por las galerías y pasar hacia las que desafían el tiempo y el espacio, manteniendo aún el regusto de siglos pasados.

Llenas de locales encantadores y de un gusto exquisito, cuando queríamos saciar la sed que provoca andar, andar, andar, la lluvia, los miles de personas que quieren ocupar tu espacio y el ansia por conocer, nos encontramos, fuera de este mundo, con "Kalahana", un encantador local donde todo se transformaba, especialmente el tiempo y lo que conlleva.


La Música que nos recibió al llegar ya nos hizo saber que pasaríamos un buen rato, entre Blues, Pop clásico y algo más lleno de melodías de siempre (o casi siempre para los mediocres, porque lo otro no cabía) y la carta de cervezas no desmerecía en absoluto con lo que llevarse a los labios.

Una encantadora camarera hizo los honores, nosotros hicimos lo que pudimos, y entre gestos, algo de inglés (que dejé como siempre a mi Amor) y el compás de la Música que sonaba, la primera cerveza del país (o artesanal, que se llaman ahora por aquí) nos refrescó el momento. 

Pequeño, lleno a rebosar de artefactos, cosas, casos, curiosidades y posters de festivales varios, el "Kalahana" te abraza a poco que sientas cada rincón del pequeño local con lo que suena, las voces (que no era el caso porque estábamos solos) de quienes mantienen una conversación entre cerveza, sake, licores varios o varios incunables de los que salen por los altavoces, y el susurro de la camarera o el encargado del local haciéndote saber que les importa si te sientes a gusto o no.


Son esos rincones donde la Música se siente más allá de lo que suena, en los cuales las voces de los mitos llegan de otra manera, por donde la guitarra se pierde en un solo demoledor, el "Hammond" te riega y acelera para abrirte en canal, o la sección rítmica pasa de una caricia a una patada y te sienta igual de bien, porque la cerveza cae al ritmo de lo que te viene, no importa los grados que tenga, que sea rubia, tostada o negra, sino que acompañe al todo en un conjunto donde la magia es parte del sentimiento.

Estuvimos bien, a gusto, de lujo, y al salir, la amable camarera nos acompañó hasta la puerta, nos despidió con una reverencia y agradeció (no sabía que lo mutuo es tan fácil como improbable) nuestra visita preguntándonos de qué lugar del globo terráqueo proveníamos, algo nada significativo si lo que buscas son esos instantes donde todo es... 





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