sábado, 3 de septiembre de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCCLXIX

Las cenizas del fuego suelen dejar más de una sorpresa agradable, parte de lo que todo fue y sin embargo nunca desaparece, porque esa parte ni el propio fuego puede llevársela.


Levon Helm & The RCO All-Stars (Levon Helm & The RCO All-Stars) 1977


Sí, efectivamente él también sabía que ese mítico concierto era el adiós de una época de su vida, y sin más dilación se lanzó a crear algo que le recordara para más allá de la eternidad (porque lo que era la parte de historia con The Band no se lo quitaba ni dios)
La primera vez que vi en una imagen a Levon Helm me sorprendió su faceta de cantante, de hecho fue el primer batería al que vi y sentí cantar como solista mientras tocaba su instrumento. Parte de esa magia que desprendía en su Música era la capacidad para transmitir lo que su alma creía a través de unos palos y los timbales.
En su primera aventura en solitario fue a lo seguro, se rodeó de amigos y conocidos, músicos reputados, de pedigrí y con un curriculum cada uno que para sí quisieran muchos de los mierdas que se creen que han inventado algo. Con estos mimbres y lo que sabía de Música, que muchos pensarán que no era mucho porque su nombre era parte de un nombre y no el nombre que se nombra habitualmente, le salió un disco tan personal como apasionante, porque da gusto escucharlo cuando tiras de él para que la Música, esa que sale de las entrañas y de lo que se ha mamado tras años y años de carretera y locales casi vacíos o llenos de otras cosas, te empape.
Definir el estilo del disco me resulta bastante complicado, porque alguien como Levon Helm y quienes le acompañan dominan tantos y tan buenos que pueden salir airosos cuando se meten a hacer algo de Rock, un poco de Blues, atreverse con el Soul ya lejano en la época, incluso deslizarse por el Country Rock y salir... pues eso.
Como digo con ciertas obras, no se espere nadie la joya de la corona, o del parlamento (que para lo que hay, pudiera valer cualquier cosa de esos iconos creados a mayor gloria de las multinacionales y sus "maestros") pero si te apetece escuchar Música, de calidad, salida desde la sabiduría que da la quemazón de años y años comiendo mal y bebiendo mejor, subiéndose a un escenario con quince en la sala y acabar con un concierto de millones en cines, es un disco que nunca pasa de moda, que gusta por lo que da y jamás daña lo que ya sientes.

SIDE ONE:  Washer woman;  The tie that binds;  You got me;  Blues so bad;  Sing, sing, sing
SIDE TWO:  Milk cow boogie;  Rain down tears;  A mood I was In;  Havana Moon;  That's my home




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