Sus gustos musicales no solían (ni
suelen) coincidir demasiado, pero aún así volvió a probar y aquella vez todo
resultó… diferente. Quizás influyó tener trece años y escuchar, que no
imaginar, gemidos, jadeos y suspiros. Quizás influyó tener las hormonas
descontroladas y escuchar, para que se descontrolasen aún más, gemidos, jadeos
y suspiros. Quizás influyó tener una sensación… diferente a la habitual
tras su escucha y quizás por eso decidió no abandonarles nunca…
Acusaciones, mentiras,
sostienen mi existencia.
No mostraré arrepentimiento.
Sufriré con orgullo.
Si por honestidad quieres
disculpas,
no me agrada.
Si por amabilidad sustituyes la
ceguera,
por favor, abre tus ojos.
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