sábado, 20 de diciembre de 2025

En Algún Lugar, la Música Te Acompaña

 


Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


El viejo aparato seguía dando vida a la esencia que se oculta tras los surcos del vinilo. Estábamos en la habitación de antaño, recordando cada minuto en los que los sueños nos hacían ser esos héroes que cambiaban las pesadillas por ilusiones, miradas sinceras que estremecían al son de una sinfonía narrada miles de veces en nuestros corazones.


Vi el cielo en tus ojos a pesar de la negra noche, ese instante mágico que sólo tú y yo sabemos, cuando tomaste mi mano y ascendimos a la gloria, dos seres que habían tocado fondo con sus corazones, pero ese momento era nuestro, sólo nuestro, y nuestras almas clamaron al viento eternas palabras de promesas incumplidas. 


El disco seguía su ruta imposible para llegar a nuestras almas, los acordes de la guitarra resbalaban por la piel y nos sumergían en nuestra propia historia, un universo creado por lo que deseábamos, lo que sentíamos, lo que nos hacía...


Aún recuerdo claramente el comienzo de la canción que sabíamos de memoria, como tantas otras cuando cerrábamos los ojos y mirábamos al infinito creyéndonos... eso, los reyes de un mundo inexistente que la Música hacía real.

 

No nos importó haber caído una y mil veces, en ese momento estábamos allí, asidos de la mano, a través de nuestros corazones, como un sólo cuerpo pensando en la nada, sólo necesitaba mirar tus ojos para saber qué es lo que deseabas, esos ojos de negro azabache que siempre brillaban, a pesar de la oscuridad que nos cubría, a pesar de los malos presagios, a pesar, mi amor, de haber visto estar más allá de lo que nadie quiere ver.


No podíamos, no queríamos, escapar de nuestro sueño, paseando juntos por la avenida del ciprés, en los andenes de las estaciones de New York, con nuestros mitos susurrándonos al oídos sus poemas eternos, porque a fin de cuentas el mágico instante de elevar la aguja sobre el vinilo era el principio del sueño, la cadencia del beso eterno, la ráfaga de miradas que nos suspendían en el universo.

 

Esa fue nuestra noche, horas eternas para dos seres que no tenían nada que perder, una sola espera más para alcanzar el universo, lejos de todo lo que nos había dañado, ajenos al paso del tiempo, por fin, por una vez, siendo felices con alguien que comprendía nuestros sueños rotos, tomando los pedazos para unirlos de nuevo a nuestro vientre.


Con la Música aprendí a amarte, a tomar tu mano y acariciar la mía con los ojos cerrados, mientras las notas nos poseían en un lugar donde nadie que no fuéramos nosotros podía llegar. Sigo sintiendo 

tu mano acariciar la mía mientras me arrebatas el aliento con esa mirada que era todo para mí.

 

Viviendo en ese lugar que será tuyo para siempre.


¡¡¡ Explicar la Música es como explicar el silencio !!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario