Catorce años y once meses, una magia sobrevolaba el lugar que me vio nacer. Aquél chiquillo se emocionaba con sonidos que le eran tan desconocidos como parte de sus entrañas, y sin saber porqué, con las pocas pesetas guardadas en una caja de madera, se atrevió a pedirle a un tipo que necesitaba dinero para... ni me importa, que le vendiera dos discos de negro vinilo.
Fue un sueño, una ilusión, un momento que guardé a escondidas durante unos días, y después, cuando me atreví a mover el brazo de aquél compacto que apenas sostenía los 30 centímetros del vinilo, supe que algo había comenzado en mi vida.
Cuarenta y siete años después, siguen conmigo, sin dejarme, sin pedirme cuentas por cómo soy, lo que hago y lo que desdibujo cuando mis sueños rozan las pesadillas. Cuarenta y siete años después, otro 24 de Mayo del año del Señor, sé que sigo siendo porque ellos me hacen parte de lo que son, y juntos me ayudan a seguir soñando en lo que me hace.
Mi Música, Mi Alma, Mi Esencia.
Gracias por seguir conmigo y gracias a todos los seres que saben el por qué de esta maravillosa locura.
¡¡¡Long Live Rock N Roll!!!
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