domingo, 30 de mayo de 2021

Magic Bus

 


Any Downers

 



Ya sabéis lo de los iluminados y sus estampas. ¡¡A disfrutar de un genio!!

De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXVI

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Frank Zappa & The Mothers Of Invention (Vancouver Workout Volume 2) 1975




La segunda parte de esta maravillosa obra que refleja lo que eran estos tipos en directo, nos llega también en formato de doble vinilo, y debemos suponer que es la cabalgada hasta el final del espectáculo y lo que decidieran hacer durante la travesía.

Sigue Zappa con la idea de la comunicación directa con el público, parrafadas llenas de emociones y giros mentales que van acompañándose (según el caso) con Música que cubre su voz en momentos de auténtica genialidad instrumental por parte de la banda. 

Zappa va siguiendo el camino que el mismo marca, y en este álbum los solos descomunales de su guitarra embaucan y nos llevan al éxtasis, porque cuando se pone es una verdadera delicia escucharlo. Los duelos con los vientos y la sección rítmica desaforada son demostraciones de un Rock poderoso, salvaje, tremendo en su concepción.

En este segundo álbum me encantaría señalar la brutal "Any Downers" que destroza los sentidos y se niega a tomar prisioneros. Al igual que en las exhibiciones musicales de los comienzos del concierto, el volumen 2 indaga en la complicidad con el público a pesar de esos espacios que hacen que la banda se encuentre a años luz de lo que se puede seguir al escucharlos.

Un concierto maravilloso, con un sonido más que aceptable y que pierde muy poco de la esencia de lo que hacían, descarnado, visceral, puro Frank Zappa & The Mothers Of Invention, y eso es decir tanto que solo puede imaginarse.

Si lo Friki te gusta, y además el genio de este increíble músico te atrapa, documentos como éste solo pueden hacerte viajar hasta el infinito, sin nada que no sea la percepción de lo que tengas en tu mente convertido en Música.


A:  Smallow my pride;  Any Downers

B:  Canadian customs routine;  T'Mershi Duween;  Zoot Allures

C:  Sleep dirt;  Black napkins

D:  Advance romance;  I'm the slime





De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXV

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Frank Zappa & The Mothers Of Invention (Vancouver Workout Volume 1) 1975




Cuando hablamos de Frikis (y la mayúscula no es casualidad) y recorremos a esos maravillosos genios que hicieron de la libertad creativa un arte y una forma de vida, no puedo pasar de largo al genio de los genios, el gran Frank Zappa, y si se encuentra acompañado de esos tipos maravillosos que le seguían porque creían en su propuesta, léase The Mothers Of Invention, mucho mejor.

Nos acompaña en nuestro espacio la primera parte de un excepcional documento en formato de doble vinilo (pirata él y lo que sigue para mayor gloria de lo inusitado) de este tipo y su banda en una época increíble y creativa, donde el Rock fluía y no tenía límites.

El concierto en Vancouver el uno de Octubre de 1975 es una exhibición de Música mental y emocional pasada por el espectáculo en lo que convertían el Rock, sin límites ni barreras.

Sobrados como estaban para hacer lo que les diera la gana, el concierto es una sucesión de maravillosos impactos mentales en los cuales Zappa dirige un laberinto de sonidos y metáforas que conectan con el público haciéndoles partícipes de todo lo que ocurre.

La capacidad de comunicación del genio se inmiscuye en la mente de los que se encuentran en la sala, y a través de su voz va dirigiendo a la Música para hacerles parte del todo.

Brutales los alegatos en los que presenta los temas, o el show en sí mismo, y simplemente mágicos los momentos en los cuales la banda se lanza a tumba abierta para derramar Música en modo superlativo.

Un Blues salvaje nos indica el camino, la burrada siguiente (una versión del "Apostrophe" sin mesura) ya te coloca en órbita, y esta primera andanada termina con una exhibición de 17'29'' del temazo "Chunga's Revenge" que ocupa toda la cara B del segundo disco. Una manera de dejar en suspenso toda la Magia hasta la segunda entrega.


A:  Intro/Blues Jam;  Apostrophe

B:  Duke of prunes;  Honey don't you want a man like me?;  The Illinois enema bandit

C:  Carolina Hardcore Ecstasy;  Lonely little girl;  Take your clothes off when you dance;  What`s the ugliest part of your body?

D:  Chunga's Revenge




sábado, 29 de mayo de 2021

Poster

 


Grace Porter

 


Poster

 


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXIV

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Captain Beefheart & His Magic Band (Mirror Man) 1965




Cuando en tu vida se cruza un Friki superlativo (en lo musical y como amante de los sonidos, quiero decir) está claro que en casos como el mío va a ser una gozada lo mire por donde lo mire.

Si además nos retrotraemos a una época en la cual la libertad mental se entendía como lo normal, lo habitual y además lo que debía ser, esto puede convertirse en una orgía de altos vuelos y sin visos de parar en ningún momento.

Es lo que ocurre con "Mirror Man", una obra descomunal de la libertad mental, parida en una noche en Los Ángeles, allá por el año 1965 y que resume (que se dice pronto) todo el concepto musical de lo que Captain Beefheart & His Magic Band pretendían cuando se ponían a recrear lo que su mente destilaba como ideas musicales y creencias sonoras.

Cuando un disco te ofrece la oportunidad de empaparte de Música en clave de orgía mental, en la cual el tema más limitado de los que lo componen dura ocho minutos, sabes a lo que te enfrentas, y afortunadamente en este "Mirror Man" no sales defraudado. Una descomunal exhibición de jams libres, sin límites, sin cadenas, sin nada que no sea crear y disfrutar a través de unas bases creadas para intercalar la extensión de las ideas en lo que es traducirlas al vinilo cuando lo interpretan.

Desde el tremendo comienzo (o entrada al viaje sin retorno) que supone "Tarotplane" y sus 19'00'' de exhibición vocal e instrumental, los siguientes tres temas del disco son una continuación de una aventura que no cesa, con una banda volcada en hacer que la sigas o que te vayas, y marcando el paso de ese camino que no tiene final, porque el término de cada tema, con los ritmos metidos en tu cerebro, es simplemente infinito.

¡Qué decir! tómalo o déjalo, pero si lo bebes, disfruta de una experiencia única de la mano de un genio friki y los que se atrevían a seguirle en su propuesta.

Captain Beefheart voz y armónica. Alex St. Claire guitarra. Antennae Jimmy Simmons guitarra. Jerry Handsley bajo. Drumbo batería.


SIDE ONE:  Tarotplane;  Kandy Korn

SIDE TWO:  25Th Century Quaker;  Mirror man


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXIII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Father Yod And The Spirit Of '76 (Contraction) 1974




Desde el momento en el cual se asume que cualquier obra del colectivo, o la comuna, o la secta (desde el más amoroso y esotérico de los términos) es una descomunal interpretación de improvisaciones realizadas en el entorno de alguna de la propiedades de Father Yod, la frase que presenta cada entrega de nuestro "Paseando Por Los Sueños" cobra más sentido si cabe.

Tan dado como era a realizar espectaculares demostraciones Psycho libres y comunales en su imagen llamada Ya Ho Wha 13, lo más increíble de Father Yod era que además necesitaba (o lo hacía para desviar la atención sobre su propio ego)  realizar introducciones a la Música más extrema desde este nombre "Father Yod And The Spirit Of '76".

Nadie le discutía porque era el líder, el ser supremo, el ideario de una idea llamada "vida", y en lo musical esta aparente necesidad se concretaba en momentos fascinantes como este "Contraction" que se convierte en un viaje maravilloso al fondo de la mente, porque realmente los sentidos se quedan cortos y lo trasladan donde el intelecto se convierte en uno mismo.

No es un disco al uso, no es un experimento musical, no es la locura de un genio, es la Música que surge de la necesidad de vivir de una manera particular, ajeno (y al margen) de lo establecido, y que a través de los sonidos se convierte en algo creíble y discutible, pero en Música de manera superlativa.

Con la voz guiando a los fieles, o al universo entero si te dejas embaucar (no es mi caso en la propuesta, yo amo la Música y lo que me llega) la Música sirve de engranaje perfecto en la improvisación global en la que se convierte "Contraction", con unos fieles (músicos a la sazón) que atraviesan el espacio y dejan bien claro que ellos sí se encuentran en el viaje interestelar que Father Yod desea, con una manera sublime de plasmar en sonidos lo que la mente de este iluminado quiere.

No hay mucho más que decir, o la aventura te gusta o pasas página, pero al margen de lo esotérico, religioso, comunal, irreal y emocionalmente elegible, el disco es una maravillosa odisea que te lleva donde tus sentidos deseen, y eso me resulta impagable.


CARA A: Improvisación

CARA B: Improvisación


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Twink (Think Pink) 1969




De la nada al infinito, de lo real a lo irreal, de lo que nos venden a lo que nosotros amamos, de la Música maravillosa como esta a... pues eso.

Una aventura fascinante en clave de hemorragia de satisfacción trasladada a los sonidos más cáusticos y viscerales, la Psycho. que nos lleva, nos llena, lo psicótico y lo paranormal, los sonidos que se hacen fuertes anudándose a la garganta en una especie de lazo que nunca se afloja.

La maravillosa imaginación, el embrujo de lo fastuoso, las ideas hechas Música en la cabeza de Twink hicieron posible que se pariera una obra como "Think Pink", un disco brutal en su concepto y elevadísimo en la idea experimental de una Música, la Psycho. que abruma por lo que entrega.

En sí mismo el disco es una búsqueda, una vuelta de tuerca de lo intangible, con momentos maravillosamente experimentales que juegan con los sentidos de quien se atreve a escucharlo, y que al margen de lo que propone (verdaderos momentos de orgías sensoriales) es capaz de entregar un trabajo de virtuosismo emocional y de elegancia musical donde reposan las ideas, las creencias, lo musicalmente ajeno a la lógica.

Bellísimo, directo a las entrañas, con la voz subyugante que te atrapa cuando entona estrofas de pura magia, la guitarra sin parangón que emerge sobre el concepto, la idea y lleva al resto de la Música de la mano para completar cada pedazo de sensación que son los temas.

Lo mejor del disco, y tiene infinidad de cosas buenas, es que no es fácil de escuchar porque propone lo excesivo, lo itinerante, aquello que nunca está y se supone, cualquier cosa de la que nos hacemos parte cuando la mente (esto es fundamental) se siente libre para aceptarlo, y a partir de aquí subraya cada nota para atravesar la piel y quedarse dentro de nosotros.

Un disco que marca la diferencia entre lo que podemos sentir y lo que nos atrevemos a hacer cuando la Música se hace parte de nosotros.

Twink letras, todos los instrumentos- Julian Briggs bajo.


SIDE ONE:  The coming of the one;  Ten thousand words;  Dawn of majic;  Tiptoe on the highest hill;  Fluid

SIDE TWO:  Mexican grass war;  Rock and Roll the joint;  Suicide;  Three little piggies;  The sparrow Is a sign







lunes, 24 de mayo de 2021

De la nada al Infinito

 










24.05.1978 (43 Años de Amor)



Me resulta gratificante sentir la caricia de fechas que marcan algo en mi vida relacionadas con la Música, pero ninguna supera a un 24 de Mayo de ese día del señor de 1.978.

Sin saberlo lo tenía claro, y sin esperarlo el embrujo de unos artefactos de color negro cubrieron mi vida, y hasta hoy. Es cierto que con catorce años y once meses no tienes muchas cosas claras, pero en mi caso, y en este caso, nunca dudé.

Cuarenta y tres años de amor incondicional, de pasión más allá de los sentidos, de enganche emocional amarrado al alma, y un libro de recuerdos tan presentes que me da miedo a la vez que me lleva al éxtasis. 

Mis Amigos de negro vinilo llevan aguantándome mucho tiempo, más del que hubieran supuesto, y yo amándoles el mismo recorrido, porque aquél 24 de mayo del 78 mi vida cambió para siempre, y hasta hoy, que sigue el viaje hacia ese infinito que jamás (afortunadamente) llega.

Comencé con Status Quo y hoy he conseguido dos discos dobles en directo (piratas, por supuesto) de un friki llamado Frank Zappa, que seguro que en ese infinito al que él si ha llegado entiende la locura de todo esto y lo que representa para mí. Comencé de puntillas, con muchos sueños y nada más, y hoy sigo sin querer que suene, porque para eso ya tengo los auriculares metidos en mis entrañas.

A ellos no les puedo dar las gracias, porque me han dado tanto que con eso no llego a nada, pero al abrazarlos cuando les cojo saben que mis dedos son esa prolongación de mi ser más íntimo, y por eso siguen sonando.

Sí quiero recordar a los locos que vieron que algo brillaba en mis ojos cuando les escuchaba y me animaron a seguir, a los que compartieron horas de intimidad escuchándolos y sobre todo a quienes han sabido respetar esta pasión porque saben que sin ella estaría muerto.

Cuarenta y tres años pueden sonar muy fuerte, pero todo se reduce a lo que tu alma siente, y en mi caso ese primer día está tan cercano que lo recuerdo como si lo estuviera viviendo.


Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido.


A.R.




domingo, 16 de mayo de 2021

El "Corte" IV

 


Cada movimiento de brazos buscando el pelo y cortando con las tijeras provoca un vaivén rítmico de sus caderas, hacia un lado y otro, o hacia delante y hacia atrás, según la posición tomada para cortar, y mis codos, hombros y antebrazos continúan esa danza desde su estática posición, recibiendo el leve roce de diversas partes de su cuerpo. Las caderas se “pasean” por mis codos, el vientre a su misma altura se desliza por mi brazo, y cuando se decide a terminar su trabajo en lo más alto de mi cabeza, sus pechos y mis hombros se “conocen”. En ese momento, o en momentos anteriores, o en ningún momento, abro los ojos, y observo su rostro, el mismo dulce y tranquilo de antes, reflejando esa calma que transmite, mientras eleva sus brazos para seguir con su labor.

Mi cabeza, por iniciativa propia o por sus movimientos para ayudarse y acceder mejor al corte, está ligeramente inclinada, y con una dulzura ya conocida es elevada para volver a limpiar mi rostro de los miles de indeseados trocitos de pelo que lo llenan.

Mis músculos han vuelto a ese estado de relajación, las piernas estiradas, notando mi vientre con pequeñas palpitaciones por el abandono de la tensión habitual del día a día, y los brazos, a pesar de la postura a la que obliga la silla, descansan “flotando” sobre un cuerpo que no está, o que, simplemente, es un mero visitante en el espacio en el que se encuentra. El último recorrido alrededor de mi ser por la chica para terminar de “limar” esas pequeñas asperezas de las antojadizas formas que toma el pelo la llevan de nuevo a “notarse” con mis codos, mis hombros, mi espalda, y es el último viaje que concedo a mi mente, con los ojos cerrados y situándome en cada lugar que ocupamos los dos.

Ya llegamos al final, la maquinilla toma de nuevo el protagonismo, y elimina las curvas, y equipara rectas a ambos lados de la cara, y “depila” cejas e iguala patillas, en un alarde de precisión. A pesar de mis advertencias de motero incondicional, incluso de enseñar el casco que lo atestigua, el penúltimo tratamiento capilar me es concedido, un poco de gomina que “pega” mis cabellos (escasos ahora) a sus dedos, esas yemas suaves que sugieren por enésima vez cuando son llevadas con la precisión que la chica lo hace. Un último repaso con el cepillo sobre el rostro y de nuevo, con la discreción habitual, una voz apenas perceptible que indica que hemos acabado, que estás listo.

Esta vez no necesito el espejo, la miro a la cara mientras me levanto y me retira la tela negra de mi cuerpo; mantiene la misma sonrisa, las mejillas coloradas, la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha...

También es la encargada de la caja en lo que respecta a mi persona (hoy he tenido el servicio completo, a veces hasta cuatro se turnan) y cuando me indica el precio tiende su mano hacia mí y me despide de la misma forma amable con la que me ha tratado, amabilidad que se extiende por toda la peluquería, donde sus compañeras y clientes (todas mujeres, todas, a pesar del unisex) me despiden contestando a mi “hasta luego”. Tomo mi casco, me coloco la prenda que me cubre y, tras intentar inútilmente sacudirme los millones de pequeños pelos que se agolpan en mi cuello, me dirijo hacia mi moto flotando, ligero, sin estar muy seguro de que lo que dejo atrás sea una peluquería, un cúmulo de sensaciones, vómitos mentales... hasta no sé cuando.

Belleza

 











El "Corte" III

 


Un segundo enjuague sobre mis sentidos y la frescura de nuevo me inunda, la culminación previa al momento en el que la dulce voz de la chica cerca de mi oído me indica que pase hacia la silla donde me va a efectuar (esta vez también ella) el corte de pelo. Me cuesta un mundo moverme, y ella lo sabe, por eso me ayuda a incorporarme mientras coloca la toalla sobre mi cabeza, y espera paciente los segundos en los que abro los ojos, recobro la visión de la realidad y trato de no parecer un zombi con mis músculos atendiendo a otras órdenes que no son las de mi cerebro.

Una vez sentado en la silla, frente al espejo, la chica cambia la toalla por una especie de manta de suave tela que me cubre completamente desde el cuello, en el que aprieta sin molestar, hasta casi el suelo, y con mis manos otra vez colocada sobre mis piernas, me dispongo a contestar la pregunta de rigor, la que todas hacen sabiendo la respuesta, pero que deja claras mis intenciones, la forma, el cómo del corte de pelo que me van a hacer. Como siempre, también, contesto el deseo que me ha llevado a la peluquería, y tras una colocación de mi cabeza ante el espejo, comienza el sonido incesante de la maquinilla sobre mi cuello, cual segadora de césped en versión reducida, que va marcando lo que será el límite querido.

La música de la radio me llega más nítida, ahora estoy “despierto”, los comentarios de las mujeres superpuestos unos sobre otros me hacen conocer la realidad de la vida en rosa, los viajes planeados, los horarios de colegios e institutos… y la simpática chica que trata mi cabeza, silenciosa y discreta, sigue con la maquinilla y sonríe según qué comentario o a ciertas miradas mías buscando sus ojos.

El primero de los utensilios ha hecho su labor, y el pelo se desparrama sobre la suave tela negra, y sobre mi cara, que recoge, en una de las situaciones más molestas que recuerdo, los miles de pequeños pelos cortados. Por supuesto, este malestar es muy corto, porque la chica, diligente, toma un cepillo y me cepilla (la cara, por supuesto).

Es la hora de las tijeras, y comienza, como cada vez que me “toma” para pelarme, una danza ritual que no sé cómo llamar, pero que vuelve a llevar mis sentidos hasta donde yo quiero. Estoy sentado con mis codos y antebrazos apoyados sobre los “brazos” de la silla, y mis hombros sobresalen de mi apoyo en la espalda, mientras cierro los ojos al escuchar cerca de mis oídos el inconfundible sonido de las tijeras abriendo y cerrando su “boca”. De vez en cuando miro para observar en el espejo la cara de la chica, completamente centrada en su trabajo, cogiendo los mechones de pelo entre sus dedos para limitar el corte perfecto, y “repasando” mi cabeza para expulsar el pelo que, cortado, ya estorba; ahora llega el momento, cuando tiene que acercarse a mí un poco más para ajustar el corte en su final, en lo más alto de la cabeza, y su cuerpo, indefectiblemente, roza el mío.

Antes de la "Fiesta"

 









El "Corte" II

 


Espero tranquilo, y en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, es cierto que se cumple el ahora mismo te atendemos, así es que me pongo en manos (literalmente) de la chica a la que le toca, o no, que nunca se sabe, darme un lavado de cabeza para preparar el corte posterior, y comienza el espectáculo. La muchacha en cuestión, es dulce y amable, pero sin llegar a ser empalagosa, y de todas las que trabajan en la peluquería, con diferencia (creedme, con mucha diferencia, porque he “pasado” por todas) las que posee las manos más hábiles y delicadas. El lavado de cabeza supera cualquier perspectiva de lo que yo conocía hasta hace un año, porque además de enjuagarte, lavarte y enjabonarte, supone un masaje completo del cuero cabelludo que, simplemente, es una gozada sensorial. Como ya me conocía el tema, y además a la chica que me había tocado en esta ocasión, cerré los ojos tras colocarme la toalla sobre los hombros y me dejé hacer.

Esta mujer tiene una cara de placidez que ayuda a relajarse, nunca eleva el tono de voz cuando te habla, y se toma su trabajo (en lo que se ve) como una continuación de ella misma, algo calmado, tranquilo, como parte de una obra de arte, y a fe que lo consigue. La sensación de bienestar que te envuelve cuando toma la cabeza y la coloca en posición para comenzar a lavarla se transmite durante todos los instantes, y el no tener prisa, darse su tiempo, te hace sentir protagonista no de una pieza más de una cadena en un trabajo rutinario, sino de estar contigo y por ti, como si individualizara cada trato, cada lavado, cada corte. La verdad es que el interés de todas es similar, pero la mirada dulce, la cabeza caída hacia la derecha y la leve presión de sus dedos hacen de esta chica en especial una persona encantadora, aunque sólo sea porque se la ve encantada (lo esté o no) con lo que hace.

Una vez que siento sus manos sobre mis cabellos cierro los ojos y me dejo hacer, siguiendo mentalmente el movimiento por mi cabeza, en cada centímetro de lo que cubre con sus dedos. Una vez enjuagada, comienza el primer momento de placer sensorial, cuando el jabón lleva al masaje del cuero cabelludo en toda su extensión, comenzando por la nuca, siguiendo por detrás de las orejas, los laterales de la cabeza, el frontal hasta donde las raíces comienzan, de nuevo la zona occipital, y por fin una serie de recorridos magistrales por el conjunto en direcciones concéntricas hasta la coronilla, para terminar cubriendo, con las palmas abiertas, todo lo que puede abarcar.

Sigo con mis ojos cerrados, y una sensación de tranquilidad me envuelve; los músculos de mis brazos parecen gelatina, y apoyo las manos en mis muslos para no sentirlas “pesadas”, mientras el bienestar cubre todo mi cuerpo. Es increíble como la mente, tan violenta a veces (en mi caso al menos) puede llegar a ese estado de placidez sin apenas nada, simplemente con sensaciones, instantes, gestos, interpretaciones de miradas.

Tras la primera fase, vuelvo a sentir el agua sobre mi cabeza, otra sensación de bienestar más, y la frescura del líquido haciendo correr el jabón, mientras las manos van limpiando los restos con la misma delicadeza, pasando esta vez por toda la superficie y aplastando el pelo. Con mis ojos aún cerrados, unos instantes de pausa me indican que llega el segundo momento de paz, cuando la chica frota sus manos con una especie de crema o champú un poco pastoso y vuelve a deleitarse, y por ende a deleitarme, con la culminación del masaje. Este nuevo producto hace que los dedos se sientan más, como si penetraran en la piel, y es aquí donde toma toda la intensidad de la que es capaz, moviendo en círculos la piel, estirándola, “colocándola”, desde la frente hasta la nuca, por las orejas, bajo el cuello, dejando que el propio cuerpo se haga a sus movimientos…

Ahora no sólo mis brazos, sino todos los músculos que necesito para moverme están relajados, completamente calmados, y siento la pesadez de la ingravidez invadirme, mientras mi cabeza, completamente “suelta”, va hacia donde los dedos la llevan. Un cosquilleo me recorre la columna cuando el cuello es “tratado” de arriba hacia abajo, y mantengo ese sentimiento de estar fuera del alcance de lo físico, aunque note luces, escuche voces y sienta la música de la radio sonar.

Poster

 


El "Corte" I



Lo difícil de decidirme para ir a la peluquería suele ser la espera, el desconocer el tiempo que voy a estar sentado viendo rulos, platas y colores diversos en las cabezas de las personas (normalmente féminas) que van a adecentarse su cabellera, porque aunque la peluquería sea unisex, aún no me he encontrado con otro niño, chaval, joven u hombre que no sea yo mismo (la definición a elegir según momentos mentales y situaciones varias).

A pesar de todo, siempre sé la necesidad que tengo de un corte de cabello, en este caso los inoportunos pelos que se meten por lugares varios del casco de la moto y que me hacen bastante molesto los distintos recorridos por las vías públicas, ya que no es de recibo intentar separarlos en vivo y en directo con una mano mientras la otra intenta dirigir la máquina.

Cuando tomé el camino de la peluquería, de cuyo nombre no puedo acordarme, el cielo estaba negro, con unas ansias enormes de descargar su furia sobre mi cabeza (lo haría también sobre otras, pero a mí me importan bastante poco) pero la decisión estaba tomada y me encaminé con mi bólido de dos ruedas hacia el lugar de pérdida de peso rápida (unos trescientos gramos según cantidad de la melena) y una vez allí, en la puerta, aparqué en la amplia acera para no molestar y que no me tiraran la moto alguno de los becerros que dicen que saben conducir.

El empujón a la puerta y el innecesario sonido de la campanita que avisa que alguien llega me hicieron volver a sumergirme en una parte del universo femenino realmente fascinante, porque, de nuevo, sólo mujeres giraron la cabeza para saber quién entraba, algunas diseccionando al recién llegado y otras con miradas rápidas, incluidas las peluqueras del negocio. Tras advertirme que no tendría que esperar mucho, lo cual era un alivio, me senté en el lugar usado para lavar las cabezas, al lado de una joven completamente obsesionada con los contactos extraterrestres, supongo yo, ya que llevaba extrañas planchas de papel plata cubriendo toda la cabeza, el mejor comunicador con el más allá. Como nunca me fío del “ahora mismo te atendemos…”, tomé de la sección de revistas una de las aventuras de Mortadelo y Filemón, agencia de información, mi primer “libro” de lectura seria en mi vida, y comencé a devorarlo.

El humor ácido e irónico de Ibáñez sigue vigente en este jodido espacio de tiempo que nos ha tocado vivir, y a mí me lleva rápidamente a lugares de mi intelecto que remueven todo lo que llevo dentro, por lo que sigue siendo un placer saborear este humor que, siempre que puedo, hago mío.

Como no puedo reírme en voz alta, porque sería demasiado histriónico para las mujeres que comentan los momentos álgidos de la actualidad, esbozo una sonrisa y me trago la risa hacia dentro, y así la primera parte de la visita a la peluquería, el relajarme y tomármelo como un momento lúdico, está conseguida. 

De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXI

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido



Grinder Switch (Redwin) 1977




Grupo sureño con unos mimbres excepcionales desde sus componentes, todos ellos grandes dentro del estilo por su contribución en distintas bandas de la época (y nada de grupos desconocidos precisamente)

Un gran disco de Rock Sureño, con los temas a gusto del consumidor del estilo, en ocasiones buscando un poco esos orígenes de Country Rock que nunca se desechan, pero acorde a los tiempos de grabación de la obra, cuando todo se encontraba asentado y de vez en cuando se buscaban caminos paralelos a lo que se hacía.

Desde luego, salvo algunas fases de teclados que dulcifican en demasía el tema de turno, el disco es muy aprovechable. Los conjuntos corales son excelsos, tanto desde la voz solista como cuando varios miembros del grupo comparten estrofas (que por cierto lo hacen muy bien) y la guitarra suena a sureño puro y duro, con solos que no buscan estridencias pero perfectamente creados para la ocasión.

El resto es un bloque compacto, con toda la banda al servicio de las seis cuerdas y las voces, momentos de percusiones afrodisíacas que sirven para arrasar con las guitarras entrando y una sección rítmica que sabe qué hacer y no sobresale nada pero que se hace notar en su justa medida.

Un disco para escuchar y dejarse llevar, en el cual todo está en su sitio, puro sureño en el sonido, la composición y por supuesto en la manera de interpretar, por eso no engaña, otra cosa es que guste más o menos por hacer ver las influencias descaradas a las que refiere la Música, pero en mi opinión es un pro y nunca un contra en el resultado final del trabajo.

Para conocer más allá de lo que es el Rock Sureño en lo que nos venden y nunca más nos enseñan, "Redwing" es un disco para empaparse de la Música y disfrutar, porque todo lo que suena es impecable y hecho con mucho gusto, que es de agradecer.


Side One:  Redwing;  You and me;  That special woman;  Taste of love

Side Two:  This road;  Wings of an angel;  Watermelon time in Georgia;  I bought all the lies;  Faster and faster;  




De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXX

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Rossington Collins Band (Anytime Anyplace Anywhere) 1980




De los rescoldos de la tragedia salió este intento por mantener viva la llama, pero ni el espíritu apareció nunca personándose entre bastidores, ni la voz y la esencia de lo que era Ronnie se pudo ocultar jamás.

Es complicado querer volver a nacer sin el que hizo nacer toda la historia (con otros por supuesto) y mucho menos intentar seguir la dirección que se llevaba, pero Gary Rossington y Allen Collins lo intentaron y el resultado fueron dos discos de Rock Sureño ajenos a lo que eran ellos.

Si no se hubiera comparado nada (imposible, improbable, demencial siendo quieren eran) este "Anytime, Anyplace, Anywhere es un pedazo disco de Rock Sureño, con las bases de Blues del estilo y un salto al vacío presentando una voz portentosa que no desmerece de nada. El problema es que por narices (el ser humano es tan miserable que llega siempre a eso) se compara, y en ese caso todo desmerece.

Me parece injusto, porque el disco es tremendo, pero sobre todo desde la composición de los temas, que es lo más difícil, y a partir de aquí los músicos van tan sobrados que todo resulta sencillo. En mi caso nunca he comparado nada y disfruto mucho con el resultado final, porque para ser Rock Sureño y el año de su publicación me parece una pieza más que interesante.

Que la vocalista acabara como señora Rossington muchos lo han utilizado para atacar estos dos años de vida del grupo y su final, pero es que Dale Krantz tiene una voz portentosa y en los temas del álbum se acopla de una manera brillante. El resto es historia, la banda juega a lo seguro con otros dos miembros supervivientes del mortal accidente y dos piezas más a añadir, pero nada está de más porque la Música funciona y hay momentos de Rock Sureño de muy alto nivel como la brutal "Three Times As Bad" o "Don't Misunderstand Me", algo para recordar.

Un disco aconsejable en general, más para los amantes del género, pero siempre SIN comparaciones, porque de no ser así nada merece la pena.

Dale Krantz voz. Gary Rossington guitarra y slide. Allen Collins guitarra. Barry Harwood guitarra, slide y voces. Billy Powell teclados. Derek Hess batería. Leon Wilkeson bajo.


Side A:  Prime time;  Three Times As Bad;  Don't Misunderstand Me;  One good man;  Opportunity

Side B:  Getaway;  Winners and losers;  Misery loves company;  Sometimes you can put It out


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXIX

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


38 Special (Rockin' Into The Night) 1979




Queden claras dos cosas (que por supuesto sobran pero es lo que tiene escribir en el Blog de uno) tengo más discos de 38 Special de los que debiera, cosas mías, y la banda es un grupo menor dentro del Rock Sureño, pero muchas veces los apellidos tienen un cierto peso, y Van Zant es un peso añadido a muchas cosas en este estilo.

A pesar de la introducción, los primeros discos de 38 Special merecen la pena para escuchar y darse un baño de Rock Sureño clásico, del bueno, metidos aún en los gloriosos setenta y sin los vicios posteriores.

Este "Rockin' Into The Night" es su tercer trabajo, y por supuesto que todavía merece la pena y mucho, porque la base del estilo está ahí y eso se nota. La verdad es que el alma del grupo, las dos guitarras lideradas por Don Barnes y Jeff Carlisi funcionan de maravilla, al margen de ser los creadores de la mayoría de los temas, y la imagen del Van Zant de turno (Donnie) como foto queda bien, pero a sus hermanos no les llega a la altura de nada, pero supongo que gustaría verlo.

Rock Sureño bien asentado por los mimbres de una década, una manera de componer fácil pero efectiva en el estilo, conjuntos de sonidos compactos, como un bloque (lo mejor de este disco, que todo es un todo) y momentos estelares de guitarras sureñas preciosas, con esos solos que sólo ellos sabían hacer y que te llenan (a mí me llenan, desde luego) cuando llegan hasta dentro.

Será un detalle que no llama mucho, pero que me encanta, la portada con el pintalabios a la sazón una bala del calibre 38 Special, esos labios que se pintan y lo que tengan en su cabeza... vaya usted a saber.

Un disco de estilo, con temas para cantar, moverte y llevar la mano a esas guitarras que nunca existen, momentos tan sureños como "Money Honey" brutal, irónico, tremendo, del sur; a partir de aquí hay que tomarse el disco como lo que es, una muestra más que poderosa de Rock Sureño, que a los que nos gusta nos basta, y sin comparaciones se escucha muy bien porque en sí mismo tiene clase y ganas, y eso es fundamental.

Donnie Van Zant voz. Don Barnes guitarra y voz. Jeff Carlisi guitarra y slide. Larry Junstrom bajo y guitarra. Jack Grondin batería y percusión. Steve Brookins batería y percusión.


SIDE ONE:  Rockin' Into The Night;  Stone cold believer;  Take me through the night;  Money Honey;  The love that i've lost

SIDE TWO:  You're the captain;  Robin Hood;  You got the deal;  Turn It on

sábado, 15 de mayo de 2021

De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXVIII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Little Feat (The Last Record Album) 1975




Cómo se puede ser tan ciego y no valorar la inmensidad de lo que ha sido Little Feat. Una banda inmensa, sublime y que en una década demostró que la calidad y la elegancia, el talento y la interpretación pueden ir unidas sin esfuerzo.

El disco que nos acompaña "The Last Record Album" es otra demostración de lo que digo, un tremendo trabajo de Música que sale airoso gracias a la genialidad de unos músicos que estaban sobrados para crear Música de muchísima calidad.

Puede ser, y en eso me adhiero con los que lo piensan, que fuese la última y enorme creación y a partir de este disco los altibajos se notaran más de la cuenta, pero en lo referente a este trabajo es puro Little Feat con lo que eso conlleva.

Los componentes de la banda son todos magistrales, pero además algunos de ellos son genios (bastante menospreciados en mi opinión) que hacían fácil lo que sustenta todo buen trabajo que se precie, la composición de los temas. A partir de aquí el talento como músicos les permite plasmarlo en el vinilo con una facilidad insultante (porque hay que tocar mucho y bien para hacer los temas como los hacen) y el resultado es un disco tremendo, que juega con los tempos, las formas y las emociones de una manera excepcional.

Como siempre en el grupo, el disco termina siendo una obra coral, con casi todos los miembros compartiendo protagonismo en las composiciones, y eso enriquece de una manera tremenda el resultado final, porque distintos genios terminan confluyendo en una misma idea, y así se nota.

"The Last Record Album" merece la pena porque en un grupo como Little Feat los matices son tantos que hay que rebuscar en lo que te llega para apreciar mucho más allá de lo que suena, multitud de recovecos que transforman las canciones en momentos de inspiración preciosos, y es una gozada sentirlos.

A veces lo que es sublime parece difícil de ver, pero a poco que te fijes, grupos como éste y sus creaciones se ven tanto que es una maravilla sentirlos.

Paul Barrère guitarra y voz. Sam Clayton congas. Lowell George voz y guitarra. Kenny Gradney bajo. Richard Hayward batería y voz. Bill Payne teclados y voz.


Side One:  Romance dance;  All that you dream;  Long distance love;  Day or night

Side Two:  One love stand;  Down below the bordeline;  Somebody's leaving;  Mercenary territory


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXVII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Blackfoot (Marauder) 1981




Posiblemente el final de un sueño, posiblemente el último gran álbum del grupo y posiblemente (aunque de todos los posibles yo estoy seguro) el final de lo que quisieron demostrar, que mientras duró fue mucho.

Junto a sus dos álbumes anteriores, "Strikes" y "Tomcattin'", "Marauder" forma una trilogía que además de ser lo mejor de Blackfoot demuestra que eran una banda de claro acento sureño volcado ya hacia el Hard porque la fuerza y la energía de este disco es puro Hard, la esencia del Rock hecha fiereza, pero sin olvidar, porque con escucharlo queda claro, ese toque sureño evidente que les da el estilo con el que empezaron. 

En "Marauder" la banda se siente a gusto y se nota. Las dos guitarras se convierten en punzantes espadas que atraviesan el silencio y llegan con una fuerza tremenda, al margen de los tremendos solos (cortos en tiempo pero intensos en lo que provocan) que son como un impacto directo al entrecejo.

Bien acompañados por la sección rítmica, que es como una base donde todo se sustenta, Rickey Medlocke y Charlie Hargrett hacen que las seis cuerdas ardan, y los riff desenfrenados se van turnando con demoledores solos que arañan al escucharlos. No se puede obviar la voz del propio Medlocke, que te invita a los infiernos en clave de Rock, salvaje, violenta, desgarradora, emocional.

Un álbum que no defrauda, quizás (no, seguro) que el último aliento de la calidad que demostraron, pero que no tiene resquicios dentro de la Música del grupo. Temas duros, salvo la balada "Diary Of A Workingman", acometidas directas a los sentidos y el Rock recorriendo los espacios hasta llegarte a las entrañas (si se tienen, claro) 

La foto de la contraportada impagable, la imagen del grupo en estado puro.

Rickey Medlocke voz y guitarra. Charlie Hargrett guitarra. Greg T. Walker bajo, teclados (pocos afortunadamente) y voces. Jackson Spires batería y voces.


Side One:  Good morning;  Payin' for It;  Diary of a workingman;  Too hard to handle;  Fly away

Side Two:  Dry country;  Fire of the dragon;  Rattlesnake rock 'n' roller;  Searchin' 






Poster

 


Take It Easy

 



Lo dicho, mientras nos dejen, que las emociones fluyan. Lo eterno nunca morirá.

Walk Away

 



Hasta que el iluminado de turno lo quite de la red, disfrutad con esta maravilla de una época irrepetible.

Poster

 


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXVI

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Outlaws (Ghost Riders) 1980




Hubo una época en la cual Outlaws eran uno de los pilares del Rock Sureño (tras el único combo de la historia por encima de mitos y los brutales grupos que son santo y seña del estilo) y sus discos auténticas joyas del mismo.

Esto duró tres excepcionales vinilos de estudio y un directo demoledor, y a partir de aquí es otra historia. Con la banda intentando asentarse en cuanto a los componentes y buscando ser de nuevo quienes eran, lanzaron este "Ghost Riders" su canto del cisne final, porque a partir de aquí Outlaws no volvió a ser lo que habían sido.

Un disco que busca acercarse un poco más al Hard pero sin perder esa esencia del sureño que les vio nacer, con un puñado de canciones contundentes y que vuelven a funcionar bastante bien.

Lo que ocurre es que no sé si por agradar por la época o porque necesitaran algo que ni de coña creo que hiciera falta, meten teclados y eso me ofusca, porque no veo a Outlaws con alguien tocando sentado de no ser el batería.

Si quitamos esto, que no es baladí, la contundencia del sonido comenzando los ochenta está más que logrado, con las tres guitarras abrumando en riff contundentes y por supuesto los solos que arrasan en el silencio, porque lo de tocar no se les había olvidado a los de las seis cuerdas.

La versión de "(Ghost) Riders In The Sky" es demoledora, de lo mejor, si no la mejor que se ha hecho del tema; temazos de puro fuego como "Angels Hide" son Outlaws en estado puro, y en general el sonido hace que te metas en un tremendo momento sureño, salvando siempre las distancias de lo que fueron.

Si el disco se toma desde la perspectiva de lo que es, un intento, una búsqueda, una demostración de que aún tenían algo que demostrar, vale más de lo que parece, si esperas Outlaws en el sentido clásico del grupo, es otra cosa. En mi caso vuelvo a él de vez en cuando y me empapo de esos temas que me hacen dispararme con las guitarras atravesándome el cuerpo.


Side 1:  (Ghost) Riders In The Sky;  White Horses;  Angels Hide;  Devil's Road

Side 2:  I can't stop loving you;  Wishing wells;  Sunshine;  Freedom walk



De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXV

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Molly Hatchet (Flirtin' With Disaster) 1979




Cuando uno es un adolescente y luego un poco más que eso comete los llamados pecados de juventud y se apasiona con cosas que mucho más adelante le dicen... poco. 

En mi caso me ocurrió con Molly Hatchet, a los que les agradezco sus tres primeros discos (más bien dos y medio) y ese extraño artefacto sacado décadas después en directo de su segundo año como banda, porque el resto... pero en lo que se refiere a los que indico, este segundo trabajo de la banda se puede escuchar a gusto y no desmerece.

Aún no repetían hasta la saciedad la fórmula de las guitarras con los solos aprendidos de memoria, ni metían teclados en una Música que no los necesitaba, por eso este "Flirtin' With Disaster" es un buen trabajo de Rock Sureño, que en ocasiones roza el Hard y que no nos engañemos aún bebe de la capacidad creativa de la banda antes de quemarse (demasiado pronto para mi gusto) por lo que todo lo que suena lo hace bien.

Muy bestia, cosa que la voz se encarga de resaltar con esa manera violenta de cantar, como amenazante, un sonido de tres guitarras que está en consonancia con la pinta (muy cuidada aunque vendan otra cosa) de los que manejan las seis cuerdas y que parecen la imagen de esas ganas de romperte el instrumento en la cabeza, y una sección rítmica al uso, con momentos de cabalgadas memorables.

El álbum es un calco del primer trabajo, con distintas canciones por supuesto, pero como estaban muy bien para lo que proponían insisto en que se escucha con gusto y disfrutas de otra forma de entender el Rock Sureño, ya más adentrado en el Hard o el Rock Duro. Temas centrales que son alegorías guitarreras, con los tres turnándose en los solos, y temas para llevar a la espalda en cabalgadas que no cesan.

Por supuesto no falta la seña de identidad de la banda en toda su carrera (menos en un par de ocasiones) la portada alegórica de guerreros salvajes y sanguinarios, que en este álbum queda preciosa.

Disfruta de una patada en el trasero y vuela hasta donde la Música te lleve de la mano de Molly Hatchet.

Dave Hlubek guitarra. Banner Thomas bajo. Steve Holland guitarra. Duane Roland guitarra. Bruce Crumo batería. Danny Joe Brown voz.


One:  Whyskey man;  It's all over now;  One man's pleasure;  Jukin' city;  Boogie no more

Two:  Flirtin' with disaster;  Good rockin';  Gunsmoke;  Long time;  Let the good times roll

De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXIV

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Black Oak Arkansas (Raunch 'N' Roll Live) 1973




Como son unos bestias (y en sus comienzos como es el caso mucho más) el disco en directo suena a bestia. Como son capaces de romper muros a golpes de su Música, pues cuidado con las paredes si alguien se decide a poner este "Raunch 'N' Roll Live" porque se te puede caer todo de golpe.

Pocos recuerdan que al margen de la sublime e ÚNICA ABB, había grupos que a principios de los setenta, cuando el Rock Sureño aún se buscaba un lugar en espectro del universo musical, existían bandas que ya lo hacían, y entre ellas Black Oak Arkansas.

El disco es una demostración pura y sin tapujos de lo que mostraban en directo, demolición y Música salvaje en clave sureña, con el mejor combo que hayan tenido nunca, a pesar de que la personalidad de Jim Dandy resaltaba por todos lados, pero era la época en la que el grupo y sus seis miembros eran una banda como tal.

Temas de puro Rock, fuego más allá del escenario, una mirada salvaje y del campo a la Música entendida como una manera de expresión extrema, y en medio de todo ello la imaginería de un grupo al que le importaba un carajo (y me parece maravilloso) cómo se les veía.

El concepto de la guitarra como máxima expresión del sonido del Rock Sureño ya tomaba forma con Black Oak Arkansas, descansando en tres solistas el sonido de las seis cuerdas, mientras la sección rítmica, brutal y contundente, hacía de muro de contención a todos los desvaríos de sus compañeros. Como un ente aparte pero en estos tiempos perfectamente acoplado a la idea que el grupo tenía de la Música, la voz y percusión (scrub board, panera de lavar, vamos) de Jim Dandy, imagen y garganta profunda donde las hubiera.

Un disco que te mueve (de no ser así míratelo porque posiblemente estés muerto) te levanta a base de patadas en el trasero y te mete en la idea de esta Música salvaje y que confluye en los orígenes del Rock Sureño y lo que pretendía.

Jim Dandy voz y la panera de lavar. Rick Reynolds guitarra y voces. Pat Daugherty bajo y voces. Harvey Jett guitarra y voces. Stanley Knight guitarra y voces. Tommy Aldridge batería.


OVER HERE:  Gettin' kinda cocky;  When electicity came to Arkansas;  Gigolo;  Hot Rod

OVER YOUNDER:  Mutants of the monster;  Hot and nasty;  Up