No soy de pensar, al menos en lo que piensan los demás. Tampoco de servir, no sirvo si sirvo, realmente puedo derramarlo todo y lo que sirvo no sirve. No sé cantar a dúo, menos aún en un coro donde una voz va delante o se sube y se baja cuando le place, por eso canto solo y si desafino me escucho y me río.
Me da fatiga sentir que lo que como lo comparto con el infame de turno, esas viandas se me revuelven en el estómago como si supieran que no es el lugar ni la compañía y vomitar lo que cuesta tanto elaborar me indigna, por eso como solo y me como mis pensamientos cuando estoy degustando lo que quieren darme quienes se esfuerzan en ofrecer una sonrisa a pesar de quien está sentado.
Puedo saber qué y cómo, pero prefiero que ocurra para sonreír al que siempre cree que no se le notan las posaderas hinchadas. Me vendo por un plato de lentejas, pero sé dónde va a parar lo que consigo, algunos siguen buscando el agujero en la dirección equivocada, yo miro la sonrisa que me espera y el dolor apenas lo noto.
Escribo palabras que nadie comprende y me echan en cara querer con dulzura, usar palabras de cariño y hacer que la gente se sienta diferente, los mismos que son un grano más en esa masa que sólo sirve para hacer basura que comen sin digerir. Me gusta decirles lo que siento y ven un arrebato que les sabe a poco, cuando nada ni nadie da un poco de luz en sus oscuras existencias y esperan que mi luz se apague para sentirse liberados.
Nadie llorará en mi tumba, no la tendré y me siento orgulloso de ello, nadie derramará una lágrima auténtica de aquellos que subieron al cielo cuando no eran nada, pero es eso lo que me hace derramar letras vacías para ellos y que a mí me saben a gloria, entrelazar las notas en mi mente y pensar que puedo entender el cántico de una voz que susurra al infinito.
No tengo entrañas, estoy vacío, pero en ese hueco hay más esencia que la que pretenden los que viven de su falsa dignidad, su mentira diaria y su manera de no querer porque no pueden amar porque ya no saben qué es eso.
Saben quienes, conocen su propia miseria, pretenden ser sordos pero la melodía de eso que se llama conciencia les atraviesa a pesar de... cuando vomitan su mierda y expulsan lo que no se les puede quedar dentro.
"Pasear por los Sueños" les asusta, porque no saben soñar, quizás por eso quieren verme... muerto.