domingo, 23 de diciembre de 2018

2019


Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido, que es este espacio de las locuras de amor que mi mente genera con eso que llamamos Magia.

Para quien piense que todo lo que nos mueve nunca estará escrito, porque surge de los deseos que nos hacen ser, sentir y emocionarnos, que estos caóticos días que se avecinan sean como un soplo de aire fresco cuando la Música suena.

Nos volveremos a encontrar en el infinito, porque lo eterno nunca muere, de modo que por si acaso no hay más de lo que tenemos, pero que surge de lo más profundo de las emociones...

¡¡¡Felices Días, Felices Noches, Felices Momentos Abrazados a la Música!!!

sábado, 22 de diciembre de 2018

Raimundo Amador


Ay que gustito pa mis orejas


Música


Debe ser verdad lo que dicen, que con la edad (cumplir años y ser mayor, o más viejo según se mire) se hace uno más arisco, radical, gruñón, malas pulgas...
Puede que sea cierto, y que en eso no sólo no me salvo, sino que soy un tratado de extravagancias fuera de lugar conforme soy mayor, o más viejo, o cumplo años. 

También puede pasar que de lo poco que le quedaba a uno, el intelecto y lo que conlleva, o lo que se lleva, se pierda por esa nueva forma de ver la vida. Debe ser un hecho que en mi caso es así, y que ya no soy lo que era ni por asomo, que la cago cada dos por tres, y que voy dando tumbos en según qué cosas.
No lo asumo con deportividad porque me da rabia, era lo único que me quedaba entre el mundo que me supera y lo que quiero, amo o pienso; no sé cuánto me durará lo que me queda, si es que aún queda algo, pero al menos al escuchar una melodía (ahora me acaricia los oídos un gran tema de Blues) aún se me eriza la piel.

Creo que es ese rastro de la luz que la Música deja en mí, o en mi alma, o en lo que me queda de parecerme a lo que siempre he querido, y si al menos puede ser ella la que me siga haciendo ver las cosas un poco más allá de esto que parece que ya me ha cubierto, al trasmitirlo puedo ser un poco de lo que fui. 
Lo siento sobre todo por quienes han creído que podía dar algo, porque si estoy vacío no hay mucho que sacar. Ella, la Música, sigue ahí, de eso no tengo dudas, y aunque me haya ido en lo que se refiere a pensar, al menos seguiré vibrando con ella. 

Defraudar se me da muy bien, pero con la Música todo es puro.

Guitarra


Raimundo Amador Sala BBK 19.12.2018

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


No es la entrada de ningún disco, pero creo que es acertado poner la frasecita de marras porque el evento lo merece.
Raimundo Amador pasó por Bilbao como lo que es, un genio de la Música, y haciendo ese paréntesis que me permiten las comas, de la Música española y de la Música en general, más que les pese a muchos y a pesar de lo que piensan la mayoría de mediocres de este país (que lo es también en lo referente a los sonidos)
No voy a entrar en comentar la lamentable perseverancia de los nuevos popes sociales para hacernos creer al resto que sabían dónde estaban y a quién iban a ver, porque no tenían ni puta idea, pero simplemente me dejó la sensación de lo que la gente que me ha enseñado y guiado por esto de la Música me ha dicho siempre, y a pesar de las décadas nada ha cambiado (al contrario, va a peor)

Raimundo Amador se presentó en la sala BBK de Bilbao a las 20:04, y su guitarra comenzó a aullar al infinito a las 20:05, para todos los que realmente queríamos verle y disfrutar con él. No hizo nada que no fuera lo que se podía esperar, y con eso llenó el silencio durante dos horas de Música y alma para soñar.

Quizás sea algo que no llame mucho la atención, pero para mí, que cada vez tengo menos intelecto y soy un zafio en eso de ser humano y lo que conlleva, me hizo sentir que no es ninguna broma escuchar Música cuando el alma y las entrañas van unidas a unas cuerdas de acero y a una voz que lo siente como si le fuera la vida en ello.

Hacía treinta y siete años de la primera vez que lo vi, con su hermano y un grupo brutal que me hizo estremecer, y de aquellos días me quedaba la sensación de haber encontrado un oasis en el desierto musical de este país, y casi que sigue todo igual.
Será eso, que mi intelecto no da para más, por eso lo dejo todo a mi alma, que no suele engañarme, de la que no tengo que dar cuenta a nadie, y por supuesto que siente lo que llega a través de esa mente que ya (o nunca, no lo sé) no funciona. Será eso y que Raimundo Amador toca con el alma, convertida en unos dedos prodigiosos y una mente preclara para la Música, y será también que sus guitarras son unas con él cuando decide amarlas a través de esos temas demoledores que sin saberlo te dicen que la vida es lo que es y que no perdona, o que a veces el perdón te llega después de muerto.

Un espectáculo donde los músicos que le acompañan están a esos impulsos del corazón de Raimundo Amador, unos impulsos que les transmite y que desde Sevilla, Jerez, Málaga... se unen en los metros de un escenario para llevar junto al genio la Música hasta las estrellas. El mismo espectáculo que recorre más de cuarenta años de carrera con temas demoledores en lo que significan, desde Pata Negra, Veneno, las bandas que ha acumulado en solitario y las enseñanzas de grandes de la historia que han flipado al verle entender la Música como una bocanada de aire que insufla vida, la propia vida y los segmentos rasgados de los corazones que no salen de esas fronteras invisibles que siempre existen.

Homenajes a mitos, vivos y muertos, de este país (que los ha tenido y los tiene) y del universo, porque Raimundo Amador ama la Música sin fronteras y a los grandes sin tiempo ni espacio, por eso pasaron por sus manos (y las de la banda, porque vaya manera increíble de creer en él y hacer que esos temas infinitos sonaran así) temas de Jeff Beck, de The Beatles, de Jimi Hendrix... haciéndolos suyos con unos arreglos brutales, tremendos, mágicos, que me hacían sentir esos inmensos días del pasado donde todo era en color a pesar del blanco y negro, alrededor de una mesa, con una casette esperando el solo de guitarra que nunca debía acabar.

Raimundo Amador es un genio, un músico que ama lo que hace, que sabe lo que ama, y que te transmite ese amor; me importa una mierda su forma de expresarlo porque es de donde es y me encanta que a sus 59 años siga creyendo que la guitarra puede salvarle del mundo, como cuando hace treinta y siente años le miraban con mala cara su hermano y el otro porque rompió dos cuerdas tocando con la sangre que le salía del alma (otra vez el alma, otra vez la esencia) aquí se llevó por delante una cuerda de una guitarra y dejó otra para el arrastre tras una espectacular versión de un Blues que si acabó fue porque el tiempo también es dueño de los sueños.

Una banda entregada, músicos maravillosos que saben dónde, cómo y de qué manera, un músico magistral y el recorrido por la Música de toda la vida, la buena Música, la que no sabe de fronteras, de guetos, de barrios, de colores ni de mierdas de medio pelo, esa que Raimundo Amador mamó en su barrio de Sevilla, escuchando a Hendrix, tocando con los grandes, y que sigue haciendo llegar porque el primer día pudo ser el último y el último pudo haber pasado hace tiempo.

Me encontré de nuevo con esos momentos donde los amigos buscábamos una salida a nuestras frustraciones, y la Música (ella, ¡¡cómo no!!) nos alejaba de la mediocridad; en aquellos tiempos el intelecto aún me servía para que fluyera de cada uno lo que queríamos hacer ver, como Raimundo Amador en esa sala con el cartelón de "Music Legend" tras él del que fluyeron los espasmos del ansia por amar, por desear, por ser cuando toca la guitarra y abrasa los sentidos.
Sí eché en falta más minutos de acústica y española, más sangre de su sangre, que lo dejó en un ramalazo en mitad del concierto y los dos bises, puro fuego, porque con esa guitarra sube tan alto que no se le ve, pero supongo que las condiciones de donde toca las elige él, y ante eso...

Con mi Amor y Mª Paz el círculo se cerró ciento veinte minutos después de la primera nota, pero aún puedo sentir esos ramalazos que acarician la piel cuando la sensibilidad (de eso creo que aún me queda un poco) te hace ser el amo del mundo. Raimundo Amador me hizo ser ese amo de mis sueños, aún, todavía, a pesar de todo.




A mi Amor y Mª Paz, por los sueños que me permiten compartir

domingo, 9 de diciembre de 2018

Música


Según los japoneses, todos tenemos nuestro Ikigai.
Para ellos, con esta palabra se define lo que todos llevamos dentro y que nos permite vivir mejor, o lo que podríamos llamar "nuestra razón de ser".
También dicen los japoneses que hay personas que encuentran su Ikigai y son felices, dichosos, porque le dan un sentido a su vida. Es esa pasión que permite que tu mente reaccione y por lo que derramas todos los esfuerzos en aquello que haces.
Es verdad que de la misma manera que hay personas que lo encuentran, hay otras que aún llevándolo dentro se pasan toda su vida buscándolo, o simplemente sin encontrarlo.

Hace cuatro décadas creo que encontré mi Ikigai. La Música entró en mi vida y desde entonces es una razón para seguir en un mundo del que ya no creo nada, del que no espero nada más.
Es cierto que además de la Música me mueven otras razones, éstas relacionadas con personas que también me hacen moverme en el día a día, y afortunadamente son otro tipo de pasión que mi mente busca para pensar (a pesar de los pesares) que aún es posible.

Creo que la Música en mi persona funciona a la inversa de la criptonita famosa de ese super héroe al que nada detenía, porque me insufla la fuerza que hoy por hoy nada más me puede dar (seguimos en lo material)
Las emociones son el motor de la mente, lo que se siente y me transmiten los sonidos no se encuentra en ningún lugar escrito, ni en un puzle para descifrarlo. Tardé quince años en encontrarme con ese Ikigai que me da vida, me eleva, me hace ser, arranca de mí las emociones más profundas, pero después de encontrarlo, jamás me ha abandonado, y creo que ya nunca lo hará.

La razón de ser de cada uno, el motivo para sentir y sentirse, quizás, no sé, en mi caso es la Música y lo que implica, la manera de llegar a mi alma y buscar donde todo estalla, y a partir de aquí, el cielo es el límite.

Poster


De Vinilos y Otras Glorias MMLXXXIX

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Zauber (Zauber) 1978


Un extraño artefacto aterriza entre nosotros, como esos objetos no identificados que se entrometen en la vida mundana y disturban a quienes se topan con ellos.
"Zauber" es en sí misma una obra que rezuma todo lo que hace que se sienta distinta, especial, extraña o familiar, cercana o ajena a todo lo que tu mente puede suponer. Y es que el disco, que se podría encuadrar en la corriente del Prog. italiano muy tardío, ya en los confines de la década de los setenta y con experimentaciones ajenas a todo lo que fue el estilo en sus comienzos, es una especie de prueba musical de los miembros del grupo, que mezclan de manera más que interesante Pop, Space Rock, Clásica y por descontado ribetes de ideas ajenas a cualquier estilo.
Musicalmente, el disco (para quien pueda aceptarlo y le guste estos desvaríos propios de quienes se atreven con algo distinto) es de mucho nivel porque si algo deja claro su escucha es que los componentes de Zauber saben tocar y mucho, y eso, especialmente en las piezas más clásicas y que beben del Prog. más al uso, se percibe como una ráfaga de Música que llega muy adentro.
Otra cosa es la composición, porque un disco como este siempre vive en el filo de lo imposible, y si bien las ideas son muy originales, es complicado llegar a niveles de progresismo más extremo si la escritura no es sublime, y en eso se quedan un poco cortos.
De hecho, la parte instrumental es de largo lo mejor de la obra, las voces sobran en todo el disco (o es que al que suscribe no le cuadra esa vocecita de Liliana Bodini por encima de cambios y giros instrumentales) sobre todo porque es cuando más se deslizan hacia el Pop "Made in Italy" y eso ya no es lo mismo.
De todas maneras, para los que amamos la Música que se atrevió en el Bel Paese, el disco tiene más luces que sombras, y en los momentos de virtuosismo da gusto escuchar esas acústicas acariciando la piel, o el susurro de los teclados meciéndote.
Claudio Bianco batería, órgano, armónica. Mauro Cavagliato bajo y guitarra clásica. Anna Galliano piano, flauta, glockenspiel. Liliana Bodini voz, guitarra acústica y clásica, percusión. Paolo Clari teclados, guitarra, percusión.

De Vinilos y Otras Glorias MMLXXXVIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Honest John (Sailor) 1975


Durante un período de tiempo, especialmente a principio de los setenta (obviamente en cuanto a la profusión, no es que se hayan terminado) con base en Texas surgieron un sin fin de bandas espectaculares que manejaban la Música potente y directa a las entrañas como les daba la gana.
Nos visita uno de esos grupos, que editaron este disco como legado y que nos arrasa con su fuerza y su poder. Porque Honest John hace un Hard salvaje, desmedido, pero con una clase que para sí quisieran otros muchos de los que sí llegaron.
Basada su Música en la formidable guitarra de Ottis Coleman, los temas son puro fuego, un ejercicio de poder en formato de Power Trío que te abrasa las entrañas. Y la verdad es que da igual que sean momentos incendiarios con los riff a toda carrera, cortándote el aliento en cada golpe de las manos sobre las cuerdas de acero, como si es en los solos que suenan como los ángeles, porque este tipo era un auténtico vendaval con la guitarra en las manos, y a fe que lo demuestra.
Claro que todo se eleva gracias a la sección rítmica de la banda, a cargo de Chuck Lewis en la batería y T.J. Sanders en el bajo (que también es responsable de las voces) una verdadera máquina de demolición cuando la guitarra está a lo suyo. 
El sonido del disco es compacto, brutal, como una maza que cae una y otra vez, consiguiendo el Hard más clásico con unas notas que suelen estar en tonos bajos, dando la sensación de pesadez en cada golpe de ritmo, cada momento de impacto en los sentidos.
De esos discos olvidados que de vez en cuando se empeñan en reeditar, una pequeña gema del estilo, con temas creados con mucha clase y por supuesto elaborados con una clarividencia maravillosa; se siente que el grupo sabe lo que se hace, que manejan los momentos de una Música como el Hard, en la cual puedes caer en la monotonía a poco que te repitas como el ajo blanco, cosa que en este trabajo no ocurre.
"Sailor", para que todo te cruja un poco, que siempre viene bien.

Side A:  Loser;  Saturday night special;  Apologize;  Face the crowd;  Brighter day
Side B:  Crazy Shoes;  Sailor;  Honest John;  Potato War



sábado, 8 de diciembre de 2018

Poster


Más Leve Que El Aire


Música


He intentado comprenderlo y aún no lo he conseguido. Esa intensa emoción que me cubre cuando la escucho, al vibrar desde dentro cuando me penetra, cuando me hace el amor.

He buscado en los inmensos espacios de la mente, he querido ir más allá, pero al final la he sentido en cualquier rincón de mi cuerpo, como un sentimiento, una manera de sentirme vivo.

Por ser lo que es, y tenerla en cualquier momento, no creo en los mercachifles de ventas ambulantes, creo en lo que dura hasta que te alejas lleno de vida por los sonidos.

Música


Al amanecer, los rayos del sol acarician mi rostro. Podría estar en ese estado en el cual las sombras juguetean con tus sentidos y el calor te invita a comenzar de nuevo durante horas.

De pronto, las primeras notas del amor comienzan a llenar el silencio; una tras otra, todas las sensaciones me hacen vibrar, y a pesar de la soledad, nunca me siento ajeno a ese universo en el cual me sé el dueño de todo lo que me rodea.

Es ella, de nuevo, me invita a seguirla, me hace ser parte de lo eterno, me sugiere que quizás, este día, pueda ser algo maravilloso. La Música, ¡¡cómo no!! llega hasta donde la podredumbre humana jamás podrá acercárseme.

Impressioni Di Settembre


Poster


De Vinilos y Otras Glorias MMLXXXVII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


John Fogerty (Blue Ridge Mountain Blues) 1973


La verdad es que me cuesta enfrentarme a este disco. Sobre todo porque el respeto y lo que me sugiere John Fogerty como músico y creador es inmenso, y ante eso he de pararme para calibrarlo; después, porque para mí siempre ha sido el disco tras el desgarro, el intento de retomar su vida (en general, no sólo en lo musical) tras la debacle y el adiós nada amoroso de la CCR; por descontado porque creo que es una manera del músico de pulsar las teclas de las emociones, sobre todo con el público al que le había dado una manera de sentir el Rock como muy pocos habían hecho.
El juego sobre seguro de querer tratar todos los estilos que eran la base de su Música, desde el Rock, el Cajun, el Godspel, el Country, el Blues... hay momentos que sale muy bien, porque este tipo iba sobrado como genio, pero en otros momentos se nota forzado, como si tuviera que demostrar de nuevo todo lo que había hecho, y en esos instantes el disco cojea un poco, porque él no lo necesitaba.
Quizás no estaba para fiestas y necesitaba salir del atolladero, pero para el que suscribe John Fogerty ante todo ha sido siempre un creador, de sueños, de emociones, de intensas melodías que rascaban el alma, y volver a iniciarse sin un sólo tema escrito por él, me sabe a poco.
Lo que está claro es que la voz seguía siendo la de Fogerty, hay momentos en los que brama con una fiereza maravillosa, y en otros es capaz, a pesar de los estilos que trata, de susurrarte con una suavidad que pone la piel de gallina.
Los derechos de su Música no le correspondían, y la necesidad de seguir estando en el aire llevaron al genio a esta aventura (supongo, porque puestos a suponer, lo que uno quiera creer) pero es cierto que una andanada del Fogerty más puro y salvaje en solitario hubiera estado muy bien.
El disco es un trabajo bien hecho, se escucha sin esfuerzo porque las canciones son clásicos de los estilos que trata, y además su voz es la que es, al margen de Música, arreglos y todo lo demás, por lo que siempre se puede ir a él para pasar un buen rato, pero la salvaje llamada de su esencia... esa me falta, y es una pena.

Side One:  Blue Ridge Mountain Blues;  Somewhere listening;  You're the reason;  Jambalaya;  She thinks I still care;  California blues
Side Two:  Workin' on a building;  Please help me, I'm falling;  Have thine own way, Lord;  I ain't never;  Hearts of stone;  Today I started loving you again

De Vinilos y Otras Glorias MMLXXXVI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Strawbs (Grave New World) 1972


No sería lógico decir que el abandono de la nave Strawbs por Rick Wakeman no se echa en falta, pero quizás sea mejor decirlo en obras posteriores, porque lo que es en este "Grave New World" la imagen, el sonido, y la esencia del grupo se mantienen intactas.
Suele ocurrir con los primeros compases de las obras que siguen a un adiós, porque todo lo que es sigue ahí, y este disco es una muestra de ello.
Prog. de altísima calidad por parte de una de las bandas (de las muchas que había en el período, afortunadamente) señeras en una corriente del estilo más clásica, con enormes ideas plasmadas en sus discos, de los cuales es una muestra más este que nos acompaña.
Bien es cierto que puede ser el antes y después de lo sublime del grupo, pero por lo que ofrece no tiene desperdicio y está al nivel de sus trabajos anteriores, geniales en la composición y magistrales a la hora de hacerlos parte de la Música con la que los sentidos se deleitan.
Dentro del Prog., un Folk Rock que no desdeña de los arreglos orquestales, al margen de la calidad de los músicos para llevarnos por esa corriente de cuentos imposibles que te elevan hasta los sueños más creíbles. La voz de Dave Cousins es como un susurro que te acaricia mientras te sientes ajeno al universo, con la sección rítmica animándote a levantarte para flotar sobre las notas que se acercan a ti poco a poco, sin prisas, sin aspavientos, sin nada más que la magia. 
La mística (en ocasiones con un descarado toque religioso) corre a cargo de los arreglos del nuevo teclista, Blue Weaver, que además aporta momentos de frikismo libre y sin ataduras, con provocaciones sonoras electrónicas que disturban los pasajes más sublimes del disco y que (en mi opinión, por supuesto) realzan por el contraste estos momentos, porque el choque es frontal y maravillosamente atípico.
De lo más florido de un gran grupo de Prog., un disco que se escucha con el gusto de la calidad por lo bien hecho, con instantes para soñar, para volar, para perderse, para...
Blue Weaver teclados. Dave Cousins voz y guitarra. Tony Hooper guitarra y voces. John Ford bajo. Richard Hudson batería

De Vinilos y Otras Glorias MMLXXXV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Bee Gees (Idea) 1968


La verdad es que la mejor idea fue hacer lo que hacían, y eso ha quedado grabado como parte de la historia de ese Pop glorioso que a finales de los sesenta hacía las delicias de quienes amaban la Música.
Quizás (solo quizás porque a mí me pillaba con poquitos años, unos tres, cuatro, cinco...) Bee Gees fueron conocidos como ese grupo de la era discotequera, pantalones que mirarlos daba dolor por lo que ajustaban y las millones de ventas de ciertos discos a partir de... pero este grupazo de coros inmensos y canciones melodiosas de muchísima calidad, nació en las antípodas (Australia, no como como el dicho que marca la lejanía) con una calidad enorme, y sus primeros discos, entre los que se encuentra este "Idea", son parte de la historia del Pop con mayúsculas.
Mezclando perfectamente los instrumentos propios del estilo con enormes pasajes orquestales, las voces de los miembros del grupo hacían el resto. Un conjunto coral sublime, desde los solistas hasta las gargantas que se unían y llegaban a lo más alto como parte indisoluble de las composiciones, que se aferran a los sentidos desde el momento en el que las escuchas.
Bien es cierto que la contraportada nos lleva a lo que era el momento, con los trajecitos (salvo el friki de turno ¡¡¡bien por él!!! que luce sudadera de universidad al uso) para dar sensación de seriedad, pero la Música se convierte en un paseo por un estilo que jamás pasará de moda, porque es eterna cuando se hace bien, y estos tipos lo hacían muy bien,
Un disco descomunal, con unas canciones preciosas, sin las que salieron en un sin fin de grandes éxitos, que quizás tiene más mérito, pero que mantienen el nivel superlativo del trabajo muy arriba, y eso en el caso que nos ocupa no es fácil.
Para amantes de lo eterno, de la calidad y de lo que jamás puede morir porque es parte de la esencia de la Música, "Idea" puede parecer un disco más, pero a fe que no lo es.

A:  Let There Be Love;  Kitty can;  In the summer of this tears;  Indian gin & whisey dry;  Down to Earth;  Such a shame
B:  Idea;  When the swallows fly;  I've decided to join the airforce;  I started a joke;  Kilburn towers;  Swan song




De Vinilos y Otras Glorias MMLXXXIV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Kay Hoffman (Floret Silva) 1978


Vamos a ser sinceros, si no trajera a este espacio discos como el que nos visita, no sería yo, y la verdad, me coge muy mayor para dejar de serlo.
Un artefacto tan extraño como extravagante, pero que tiene ese punto de oscura melancolía que me parece fascinante. Porque intentar (y lograr, visto los resultados) una obra conceptual de corte medieval, con la historia contada en clave de Música de hace milenios transformada en Rock venido desde los cuentos no contados con esos instrumentos de ahora, ayudados por los de antes y acercándose a lo apocalíptico de una era que casi se come a la humanidad, me parece fascinante.
Kay Hoffman construye un universo de hace mil años a base de intelecto musical, con los músicos vaciándose en las oscuras imágenes del pasado, con las voces (básicas y fundamentales para la obra) sujetándote del cuello al tiempo que nos deleitan con letanías de presagios nada optimistas, encarnándose en esa dama negra que deambulaba a sus anchas como nunca lo ha hecho (y eso que no le cuesta mucho seguir haciéndolo) para presentarnos una obra de cantos quejumbrosos, visiones nocturnas y emociones llenas de lo que el ser humano se hace a sí mismo.
Nos encontramos en el año 78 y sin embargo "Floret Silva" parece atemporal, porque todo lo que suena, lo que transmite, lo que llega, es ajeno a los períodos de historia por lo amargo de su mensaje, aunque la excusa sea esa época en la cual la Música se cantaba, recitaba, trenzaba como madejas por los que se perdían en los caminos entre cadáveres, pestes de negro color y pueblos sometidos por la podredumbre (casi, casi, casi... como lo vemos)
Un disco exclusivo, que gusta o no gusta, que te obliga a apurarlo hasta el final o pasas página al compás de las primeras melodías, porque o te metes y vives esos sonidos llenos de lo que fue, o no puede decirte nada.
Para quienes creen que la Música, como los sueños, no tiene límites, sea cual sea el color en el cual nos la quieran presentar.

SIDE 1:  Iste Mundus;  Floret Silva;  Exorcismus;  Intermezzo;  Ich will truren;  Rondo;  Mai tanz;  Quot sunt horae;  Tot;  Sondus dulcis lyrae
SIDE 2:  Ouverture zum fest;  Intermezzo;  Tempus instant;  Langueo;  Chume, chume;  Nummus;  post Communio Sancti Cyrilli



A Charly, que me enseñó cuando seguía queriendo aprender (y en eso estamos) gracias por las emociones.

sábado, 1 de diciembre de 2018

Dragon, Lupus & Tiger




Purple Sage


Kadavar, Bilbao, Sala Santana 27



Más vale tarde... que no hacerlo.

Quizás, sólo quizás con la forma de vida que me lleva en la actualidad, esta entrada se debería haber hecho antes, pero como esto va para los cuatro de rigor y el resto ni se cosca, nos marcamos un margen de veintitrés días según el calendario que llevamos en este país y adelante con ello.
Afortunadamente los cuarenta y cinco minutos de tortura de la banda que ejercía de teloneros pasaron en poco más de tres cuartos de hora, y a pesar de los incondicionales que lloraban su final, para mí fue un alivio saber que desde ese instante sólo se iba a disfrutar en el escenario del grupo que iba a ver, los alemanes Kadavar.

Tomaron las tablas y desde el principio todo se dirigió a un Hard Psycho potente, poderoso y con las entrañas del siglo XXI quemándote, pero eso es lo que buscaba y me lo dieron. Es cierto que su Rock se ha hecho más violento con los años, más hacia las tendencias que ahora marcan la pauta de un sector que busca el machaque perenne en lugar de la melodía, pero las viejas canciones están ahí y lo más que pueden hacer es darle un plus de velocidad, no entenderlas como algo que no puede seguirse.

La inmensa presencia del Power Trío te atrae desde el principio, y su Música engancha a través de lo que tus ojos (por descontado tus oídos y tu corazón) ven, porque visualmente han logrado que todo sea parte del show, y se agradece. No soy mucho de imágenes, me gusta la Música y punto, pero si como es el caso Kadavar me da un punto y seguido, bienvenido sea.
El tipo de las luces y el sonido ejerce de cuarto miembro del grupo y creo que sería un error no verlo así, porque en directo la banda son lo que hacen y además lo que hacen ver y sonar.


Quizás (la mierda de lo puro y lo purista) me sobraron algunos excesos con los pedales de Lupus en los primeros temas, porque vaciaba en ellos algo que me encanta, su voz y su manera de cantar (o mejor dicho recitar) las estrofas de esos temas que son puro fuego, pero en cuanto se dedicó a tomar al toro por los cuernos, su preciosa guitarra SG nos envió al infinito con sus cuerdas echando gloria.

A día de hoy Kadavar es una máquina perfecta, en directo no tienen fisuras y su poder es tremendo, por eso los temas que ahora tratan con más violencia no desmerecen en absoluto, pero de lo que no cabe la menor duda es que los dos primeros discos y lo que llevan dentro son de una calidad que no han superado, por eso cada tema de esta época es una cascada de placer sensorial en clave de Hard Psycho pasado por el tamiz de lo que ahora (algunos, obviamente) gusta escuchar.

Un concierto tremendo, brutal, para levantar astillas de donde el agua corre plácida, con Lupus Lindemann ejerciendo de maestro de ceremonias y sus dos compañeros haciendo las veces de sacerdotes paganos invocando al más allá.

Visualmente quien se lleva la palma es Tiger Bartelt, que desde sus cinco metros y pico de altura y sus enormes brazos aplica un tratamiento de shock a la batería para dejarnos las tripas (y el culo, o al menos a mí) como un guiñapo. Bestial en su seguimiento de los ritmos y salvaje en los muchos momentos que decidía salirse de la línea para ir marcando su propio camino en las jams eternas que el grupo se marca.
Una mención aparte se merece para mí Simon Bouteloup, que parecer, parece que no está (aunque es difícil de ignorar con sus otros cinco metros y pico y la envergadura de un albatros) pero que con su bajo hace la labor perfecta para que el círculo se cierre y todo encaje a la perfección; tremendo y salvaje también, buscaba ese segundo plano que la Música no le dejaba, porque su sonido con las cuatro cuerdas le hacía tan protagonista como al resto.

La voz de Lupus es algo excepcional; su tono no corresponde a lo que hacen, pero sin embargo provoca una textura que emerge de donde no hay nada para convertirse en el cuarto instrumento imprescindible cuando canta, y eso en una idea como la de Kadavar, donde lo infinito es el límite, no es nada fácil.

Cuatro temas de su primer disco y un par más de su segundo y precioso trabajo coparon la mayoría del show, lo mejor con diferencia porque son temas excelsos, y hubo un momento de memoria Krautrock que no puedo dejar de comentar porque en lo que ellos entregan es algo de agradecer.
Dos de sus temas recrearon la atmósfera única del Space Rock que tan maravillosos creadores han dado en el país teutón, con Lupus ejerciendo de iluminado gurú de las galaxias a través de sus pedales, efectos y un theremin apenas perceptible que se acopló de manera mágica a sus manos, su guitarra y a él mismo (la burrada de "Purple Sage" para desaparecer...)
Fantásticos minutos de una Música eterna que por esos lares han hecho parte de los sueños, y que en esas piezas Kadavar engrandeció desde un estilo ajeno (en apariencia, por supuesto) demostrando, una vez más, que la Música de calidad no sabe de nada que no sea eso, la calidad.

Elevados sobre el suelo de la sala Santana 27, con un sonido que salvo algún momento puntual dejó en entredicho la mala fama de los conciertos de este país, las luces épicas y de un gusto exquisito acopladas a cada nota, cada espasmo, cada impulso del Rock de Kadavar, la noche se fue con un par de bises y la sensación de que hay algunos que pueden porque saben, quieren y no se dejan engañar.

Como dice mi querido Pedro "Ya va siendo hora de pensar en el Rock", y que siga mientras podamos disfrutarlo en momentos como este, con una banda de Rock que rezuma ansia por esa Música en cada nota.
















A mi Amor, y a Mª Paz, porque si hablamos de impulsos, la magia de este momento me resulta impensable sin ver sus caras disfrutando de lo que nos llegaba.