Según los japoneses, todos tenemos nuestro Ikigai.
Para ellos, con esta palabra se define lo que todos llevamos dentro y que nos permite vivir mejor, o lo que podríamos llamar "nuestra razón de ser".
También dicen los japoneses que hay personas que encuentran su Ikigai y son felices, dichosos, porque le dan un sentido a su vida. Es esa pasión que permite que tu mente reaccione y por lo que derramas todos los esfuerzos en aquello que haces.
Es verdad que de la misma manera que hay personas que lo encuentran, hay otras que aún llevándolo dentro se pasan toda su vida buscándolo, o simplemente sin encontrarlo.
Hace cuatro décadas creo que encontré mi Ikigai. La Música entró en mi vida y desde entonces es una razón para seguir en un mundo del que ya no creo nada, del que no espero nada más.
Es cierto que además de la Música me mueven otras razones, éstas relacionadas con personas que también me hacen moverme en el día a día, y afortunadamente son otro tipo de pasión que mi mente busca para pensar (a pesar de los pesares) que aún es posible.
Creo que la Música en mi persona funciona a la inversa de la criptonita famosa de ese super héroe al que nada detenía, porque me insufla la fuerza que hoy por hoy nada más me puede dar (seguimos en lo material)
Las emociones son el motor de la mente, lo que se siente y me transmiten los sonidos no se encuentra en ningún lugar escrito, ni en un puzle para descifrarlo. Tardé quince años en encontrarme con ese Ikigai que me da vida, me eleva, me hace ser, arranca de mí las emociones más profundas, pero después de encontrarlo, jamás me ha abandonado, y creo que ya nunca lo hará.
La razón de ser de cada uno, el motivo para sentir y sentirse, quizás, no sé, en mi caso es la Música y lo que implica, la manera de llegar a mi alma y buscar donde todo estalla, y a partir de aquí, el cielo es el límite.
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