Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido
No es la entrada de ningún disco, pero creo que es acertado poner la frasecita de marras porque el evento lo merece.
Raimundo Amador pasó por Bilbao como lo que es, un genio de la Música, y haciendo ese paréntesis que me permiten las comas, de la Música española y de la Música en general, más que les pese a muchos y a pesar de lo que piensan la mayoría de mediocres de este país (que lo es también en lo referente a los sonidos)
No voy a entrar en comentar la lamentable perseverancia de los nuevos popes sociales para hacernos creer al resto que sabían dónde estaban y a quién iban a ver, porque no tenían ni puta idea, pero simplemente me dejó la sensación de lo que la gente que me ha enseñado y guiado por esto de la Música me ha dicho siempre, y a pesar de las décadas nada ha cambiado (al contrario, va a peor)
Raimundo Amador se presentó en la sala BBK de Bilbao a las 20:04, y su guitarra comenzó a aullar al infinito a las 20:05, para todos los que realmente queríamos verle y disfrutar con él. No hizo nada que no fuera lo que se podía esperar, y con eso llenó el silencio durante dos horas de Música y alma para soñar.
Quizás sea algo que no llame mucho la atención, pero para mí, que cada vez tengo menos intelecto y soy un zafio en eso de ser humano y lo que conlleva, me hizo sentir que no es ninguna broma escuchar Música cuando el alma y las entrañas van unidas a unas cuerdas de acero y a una voz que lo siente como si le fuera la vida en ello.
Hacía treinta y siete años de la primera vez que lo vi, con su hermano y un grupo brutal que me hizo estremecer, y de aquellos días me quedaba la sensación de haber encontrado un oasis en el desierto musical de este país, y casi que sigue todo igual.
Será eso, que mi intelecto no da para más, por eso lo dejo todo a mi alma, que no suele engañarme, de la que no tengo que dar cuenta a nadie, y por supuesto que siente lo que llega a través de esa mente que ya (o nunca, no lo sé) no funciona. Será eso y que Raimundo Amador toca con el alma, convertida en unos dedos prodigiosos y una mente preclara para la Música, y será también que sus guitarras son unas con él cuando decide amarlas a través de esos temas demoledores que sin saberlo te dicen que la vida es lo que es y que no perdona, o que a veces el perdón te llega después de muerto.
Un espectáculo donde los músicos que le acompañan están a esos impulsos del corazón de Raimundo Amador, unos impulsos que les transmite y que desde Sevilla, Jerez, Málaga... se unen en los metros de un escenario para llevar junto al genio la Música hasta las estrellas. El mismo espectáculo que recorre más de cuarenta años de carrera con temas demoledores en lo que significan, desde Pata Negra, Veneno, las bandas que ha acumulado en solitario y las enseñanzas de grandes de la historia que han flipado al verle entender la Música como una bocanada de aire que insufla vida, la propia vida y los segmentos rasgados de los corazones que no salen de esas fronteras invisibles que siempre existen.
Homenajes a mitos, vivos y muertos, de este país (que los ha tenido y los tiene) y del universo, porque Raimundo Amador ama la Música sin fronteras y a los grandes sin tiempo ni espacio, por eso pasaron por sus manos (y las de la banda, porque vaya manera increíble de creer en él y hacer que esos temas infinitos sonaran así) temas de Jeff Beck, de The Beatles, de Jimi Hendrix... haciéndolos suyos con unos arreglos brutales, tremendos, mágicos, que me hacían sentir esos inmensos días del pasado donde todo era en color a pesar del blanco y negro, alrededor de una mesa, con una casette esperando el solo de guitarra que nunca debía acabar.
Raimundo Amador es un genio, un músico que ama lo que hace, que sabe lo que ama, y que te transmite ese amor; me importa una mierda su forma de expresarlo porque es de donde es y me encanta que a sus 59 años siga creyendo que la guitarra puede salvarle del mundo, como cuando hace treinta y siente años le miraban con mala cara su hermano y el otro porque rompió dos cuerdas tocando con la sangre que le salía del alma (otra vez el alma, otra vez la esencia) aquí se llevó por delante una cuerda de una guitarra y dejó otra para el arrastre tras una espectacular versión de un Blues que si acabó fue porque el tiempo también es dueño de los sueños.
Una banda entregada, músicos maravillosos que saben dónde, cómo y de qué manera, un músico magistral y el recorrido por la Música de toda la vida, la buena Música, la que no sabe de fronteras, de guetos, de barrios, de colores ni de mierdas de medio pelo, esa que Raimundo Amador mamó en su barrio de Sevilla, escuchando a Hendrix, tocando con los grandes, y que sigue haciendo llegar porque el primer día pudo ser el último y el último pudo haber pasado hace tiempo.
Me encontré de nuevo con esos momentos donde los amigos buscábamos una salida a nuestras frustraciones, y la Música (ella, ¡¡cómo no!!) nos alejaba de la mediocridad; en aquellos tiempos el intelecto aún me servía para que fluyera de cada uno lo que queríamos hacer ver, como Raimundo Amador en esa sala con el cartelón de "Music Legend" tras él del que fluyeron los espasmos del ansia por amar, por desear, por ser cuando toca la guitarra y abrasa los sentidos.
Sí eché en falta más minutos de acústica y española, más sangre de su sangre, que lo dejó en un ramalazo en mitad del concierto y los dos bises, puro fuego, porque con esa guitarra sube tan alto que no se le ve, pero supongo que las condiciones de donde toca las elige él, y ante eso...
Con mi Amor y Mª Paz el círculo se cerró ciento veinte minutos después de la primera nota, pero aún puedo sentir esos ramalazos que acarician la piel cuando la sensibilidad (de eso creo que aún me queda un poco) te hace ser el amo del mundo. Raimundo Amador me hizo ser ese amo de mis sueños, aún, todavía, a pesar de todo.
A mi Amor y Mª Paz, por los sueños que me permiten compartir
No pudo haber mas magia en ese escenario, llenó y desbordó, escuché arte, fibra, alma.. un lugar donde estar si no quieres perderte a un grande.
ResponderEliminarSabía por ti de su arte, oir en vivo y en directo, supera lo imaginado.
Besos y gracias por este sueño.
Gracias a quien sabe escuchar y disfruta con ello.
EliminarBesos