miércoles, 31 de julio de 2019

Bruce


Spirit In The Night


El Sena, La Noche, Los Deseos


Paseando por la orilla del Sena, con las luces del atardecer cubriéndolo todo, la figura de Notre Dame envolvía el fondo sobre el río, dejándose mecer por la suave brisa que acariciaba nuestros rostros.

Los últimos acordes del concierto aún resonaban en nuestras cabezas, esa despedida suave, alejándose la Música al son del “I’m on fire”, dejándose llevar la banda y la voz, los sueños y los deseos al unísono.

Mi mano buscaba el vacío, procurando no romper el hechizo en el que te había sumido tu más grande artista y ante el que no podía sino compartir el gusto por lo que nos había penetrado, tiempo infinito en forma de notas que se retorcían en mi cuerpo, ritmos que me llevaban hacia ti.

El sonido del agua rompiendo lentamente en la orilla me hizo entonar una canción que surgió de mi garganta sin saberlo, y mientras mis pies seguían acompasadamente el tempo que vibraba en mi cabeza, tu aliento sobre mi cuello me hizo sentir cada una de las frases que la voz de rockero impenitente nunca se hubiera atrevido a pronunciar.

“Soy tuyo” pensé, y me dispuse a serlo, dejando que las primeras sombras de la noche hicieran que nuestras siluetas formaran parte del dibujo que mis ojos percibían como el paraíso, París, el Sena, la “Dama de Piedra”, tus brazos rodeando mi cuello, tus labios a punto de hacerme sentir...
El puente se convirtió en una improvisada habitación donde los deseos comenzaron a florecer, quizás hubiera sentido tu cuerpo en el concierto, entre nota y nota, quejido de una voz o el sublime llanto de una guitarra, pero ese era tu momento, ellos tocando para ti y yo como espectador de todos.

Apoyado sobre la piedra, la sensación de tu cuerpo cerca del mío me lleva, en el instante en el que tus labios, ardientes, cálidos, rozan mi piel tomando como suyo el lóbulo de mi oreja y haciéndome estremecer con las luces de una ciudad única iluminando nuestros rostros.

Tomados de la mano continuamos el paseo por la isla, dejando atrás la “Dama de Piedra”, encaminándonos hacia el lugar donde sin decirlo deseamos estar, susurrándonos lo que nunca podríamos decir en voz alta, intercambiando miradas, caricias, besos, insinuando la realidad y el sueño, perdiéndonos en la noche entre bares y restaurantes con seres anónimos que no se encuentran, porque queremos ser sólo nosotros.

Llegamos al pequeño edificio que alberga las horas de descanso que pasamos en esta maravillosa ciudad, y en la entrada nos detiene de nuevo nuestro deseo, el recuerdo de los temas que nos han hecho vibrar y todos aquellos que no han sido cantados y ahora acompañamos con el latido de nuestros corazones. Los labios se buscan y las lenguas se pierden dentro del otro, el aliento se entrecorta y el viaje comienza.


Llenarme de tu olor y olvidar la frescura del aire empapa mis sentidos, y me lleva directamente a un mundo en el que todo se reduce a centímetros cuadrados de amor, de entrega,  de gloria.

The River


Bruce


De Vinilos y Otras Glorias MMCXXXIV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Little River Band (Diamantina Cocktail) 1976


Les debía gustar mucho el brebaje que da título al disco para que en la contraportada dedicaran cinco líneas (en perfecto inglés) a describir cómo se hace y unas veladas instrucciones de cómo tomarlo para degustarlo como se debe.
Al margen del detalle, que importa por el título del disco y ya está, el tercer trabajo de la banda australiana es una perfecta mezcla de estilos de lo más dispares, porque se aprecian desde el Rock suave y clásico de esa época que se iba desentendiendo de lo Psycho y entrando de lleno en algún que otro contexto menos claro, pasando por las melodías americanas que rallan el Country Rock y algunas bases rítmicas de Blues junto a momentos más jazzy (pocos, afortunadamente)
En definitiva, un pequeño collage que no desentona en el conjunto, sobre todo porque en esta época la banda tenía bastante afinada la sensibilidad y las composiciones son de buen nivel, partiendo de esta base para interpretarlas de manera solvente.
Conjuntos corales poderosos, con una textura muy elegante, acoplados perfectamente los seis componentes de la banda en ellos y entrando de una manera muy efectiva con los instrumentos.
Repartida la producción de los nueve temas entre la banda y un invitado, precisamente los que están visionados por Little River Band son los de mayor impacto, con una fuerza que los demás pierden, entre otras razones porque los que no están producidos por ellos son las baladas y las melodías más dulces.
Un disco fácil de escuchar, con un conjunto compositivo que denota esa calidad cuando las cosas se hacen bien, acierto a la hora de colocar los temas, porque hace que no se pierda el ritmo de escucha en ningún momento (algo que no se le ocurre a todo el mundo, y creo que es bastante básico) y en definitiva Música para disfrutar.

Side 1: Help Is on Its way;  Days on the road;  Happy Anniversary;  Another Runway
Side 2:  Everyday of my life;  Home on monday;  The inner light;  Broke again;  Take me home

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXXIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Amazing Rhythm Aces (Burning The Ballroom Down) 1978


Dentro del panorama americano de lo que se dio por llamar el Country Rock (y que conste que no critico el término porque me parece muy apropiado en la mayoría de los casos en los que se usa como medio para definir ese paso adelante tan importante en la Música tradicional USA) hay un grupo, habrá muchos más pero ahora estamos con este, que me parece injustamente relegado a un lugar demasiado bajo en el escalafón de los grandes, y nos visita hoy (una vez más) para, en mi opinión, romper algunos de esos mitos.
Amazing Rhythm Aces es pura sensibilidad, un grupo que mezcla de manera perfecta los sonidos más clásicos del Country con ese momento en el cual el Rock se "entromete" en la Música de raíces y acaba llegando para unir la imaginería de dos tipos de Música tan opuestas (en un principio)
Usando en sus composiciones un apoyo más evidente de los teclados que otros grupos del mismo corte y estilo, a partir de aquí, la voz solista de Russell Smith va enseñando el camino de los temas, algunos de los cuales también (y eso se lo deben a la parte del Rock que atesoran) dejan en evidencia las influencias del Blues y el Soul, en una perfecta unión que no desentona en absoluto.
El tema que da título al disco, ese maravilloso sentimiento llamado "Burning The Ballroom Down", resume la parte de sensibilidad en la que el grupo actúa como una perfecta máquina que suena a uno solo, con la melodiosa voz meciéndote y los instrumentos dejándose ir. Dejan espacio para momentos en los cuales las composiciones se hacen más complejas en los cambios y la manera de expresarlas, y en ellas se demuestra que de tocar los instrumentos saben algo más que lo que indican los créditos ("Red To Blue" y "The Spirit Walk" son algunas muestras de lo que comentamos)
Si te gusta la Música para hacerte un hueco entre los sueños, discos como "Burning The Ballroom Down" ayudan en cierta manera a que todo sea mucho más fácil, y eso ya es algo a tener en cuenta.
Butch MacDade batería y voces. James B. Hooker piano y coros. Billy Earheart III órgano y acordeón. Barry Burton guitarras, mandolina y coros. Jeff Davis bajo y coros. Russell Smith voz solista, guitarra, percusión y coros.

1:  Burning the ballroom down;  A jackass gets his oats;  Ashes of love;  All that I had left;  I pity the mother and the father
2:  Della's long brown hair;  Out of control;  Red to blue;  The spirit walk

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXXII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Dan Fogelberg (Nether Lands) 1977


Sensibilidad, elegancia y sobre todo mucho sentimiento.
Es posible que todo esto quede como un punto y final, y posiblemente sea así si no fuera porque me gusta (aunque a veces me agota) hablar más sobre lo que realmente me hace ser y sentir. Dan Fogelberg destilaba todo esto y mucho más, en una vida como compositor en la que (especialmente sus primeros trabajos en una década más que aprovechable) dejaba constancia de lo que era saber escribir en el pentagrama y a partir de ahí...
"Nether Lands" es uno de esos trabajos, el cuarto de su carrera, en el cual deja caer de manera sublime lo que siente a la hora de componer y hacer que las canciones te acaricien la piel de una manera única.
Criado musicalmente en la tradición de la Música americana, donde los estilos, llegados el caso, pueden unirse y fundirse más allá de las líneas invisibles que nos hacen creer lo que cada cosa es, en este disco nos permite apreciar esa sustancia de lo que llega como un todo y sin embargo puede desmenuzarse para saber que lo crean pequeñas piezas unidas por el indivisible cordón de la Música.
Una voz suave, dulce, apenas esforzada en cada tema, con innumerables coros llegados de la nada y que hacen las estrofas mucho más impactantes, mezclados todos ellos con otros momentos de intimidad absolutamente bella, en los cuales las cuerdas de acero de las acústicas lejos de arañar te provocan un escalofrío excepcional por la suavidad y la manera tan cercana en la que suenan.
Narrador de historias que no tienen final, cada palabra del disco es un paso hacia el siguiente estadío de emoción, con arreglos orquestales que te envuelven para llegar mucho más lejos, entre cuerdas y momentos épicos.
Un disco para saborear las emociones, sentirlas desde muy adentro y llegar hasta donde uno quiera, bien en sus temas más íntimos como en los que se marcan (no mucho porque su forma de crear no se lo permite) algunos ritmos llenos de llamadas hacia las sensaciones, las que uno quiera, por supuesto.

SIDE ONE:  Nether Lands;  Once upon a time;  Dancing shoes;  Lessons learned;  Loose ends
SIDE TWO:  Love gone by;  Promises made;  Give me some time;  Scarecrows dream;  Sketches;  False faces

domingo, 28 de julio de 2019

Jimi


Salvaje


Foxey Lady


Jimi


De Vinilos y Otras Glorias MMCXXXI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Pure Prairie League (Dance) 1976


Comenzar diciendo que siempre que me acuerdo del Country Rock y todas sus variantes (es una forma de hablar porque se mueven y varían más o menos sobre unas bases bastante establecidas, aunque con los sellos personales de cada autor) me viene a la memoria Pure Prairie League.
Es una cuestión de recuerdos, porque con el grupo pasé (pasamos los que estábamos en esas fechas) muy buenos y divertidos momentos hace casi cuarenta años, que se dice pronto, y algunas cosas no se olvidan.
Lo que ocurre es que con el paso de los años me parece una banda que no generó pasos hacia adelante más allá de sus primeros discos, y se convirtieron en un grupo bastante previsible.
Pero como el cariño es lo que es, nos acompañan con este "Dance", su quinto trabajo, que a pesar de tener cosas que aún desprenden ese aire desenfadado pero con calidad de sus primeros pasos, parece un poco estancado en lo que eran y ya no pudieron ser.
Quizás este "Dance" salió demasiado rápido tras el anterior trabajo (de hecho son del mismo año y hay otro posterior que engarza el año 76 con el 77) o quizás las ideas eran las que eran y no hay que darle más vueltas.
Country Rock pero en una definición más roquera, con las guitarras marcando bien los riff y el sonido de los teclados muy al estilo de los que acompañan a las bandas de Rock americano. Una sección rítmica para apuntalar a los anteriores instrumentos y una base de steel para no perder el sonido.
Eso sí, los temas me parecen menos elaborados que los que le hicieron un grupo a seguir a principios de los setenta, y eso se nota. En lo que no desentonan es en algo muy clásico de ellos, las voces, sean solistas (tres de los miembros ejercen de ello) o en los coros, donde se apuntan dos más. Es algo singular, no suelen fallar en esta faceta, y en este disco no es una excepción. 
Pure Prairie League y su "Dance"... cuestión de recuerdos, ese entrañable vaquero de sus portadas que me encanta y ¡¡por qué no!! de sentir ciertas emociones.
George Ed Powell guitarras y voz. Mike Reilly bajo y voz. Billy Hinds batería y percusión. John David Call pedal steel, banjo, dobro, voces. Michael O'Connor teclados. Larry Goshorn guitarras y voz.

Side A:  Dance;  In the morning;  All the way;  Living each day;  Fade Away
Side B:  Tornado warning;  Catfishing;  Help yourself;  San Antonio;  All the lonesome cowboys

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXX

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Ozark Mountain Daredevils (The Car Over The Lake Album) 1975


Sin que sirve de precedente por la excepción de lo que no es una joya para recordar, hacer mención a la surrealista portada del álbum, un coche de "aquellos años" saltando de manera limpia y sin cortarse un lago en un paisaje que podría ser ideal para unos días de montaña. Para un grupo de Country Rock descarado no está mal la ocurrencia. 
En lo estrictamente musical (más o menos) este "The Car Over The Lake Album" (definitorio y evidente) tercer trabajo de la banda, es un clavo más en el asentamiento del estilo del grupo, que por otra parte siempre que mostraban qué y quienes eran, lo hacían buceando en las raíces de la Música americana, más en el estilo Country, pero con una dosis nada desdeñable de Rock, que para eso era un estilo que ya se encontraba con un lugar establecido en los USA (de hecho el comienzo del álbum es una entrada a saco con un Rock'N'Roll más que clásico)
Seis músicos con un estilo de vida que iba muy en paralelo a la Música que hacían, y que dejaban claro el por qué de esas piezas (y este álbum en eso es una fotografía precisa y preciosa) donde el banjo, el oboe, las armónicas, mandolina... marcan la pauta de unos sonidos que te llevan en volandas por los grandes espacios abiertos (praderas incluidas)
No podían faltar, y no lo hacen en este trabajo, esos momentos de gargantas al unísono, en algunas ocasiones acompañados por invitados que se unen a la fiesta de los conjuntos corales para entonar los temas que se lanzan sin mesura en cabalgadas inmensas.
La verdad es que la Música de Ozark Mountain Daredevils es un soplo de aire fresco que se agradece, no será un grupo que haya marcado estilo, pero la calidad que muestran en lo que hacen es evidente y los viajes entre los estilos son una gozada.
Disfruta, si quieres y el cuerpo te lo pide, de la Música para olvidarte de todo y que es un viaje hasta donde los sueños quieran, con este disco de un grupo muy divertido y mucho más que eso.
Buddy Brayfield teclados. Steve Cash armónica. Randle Chowning guitarras, mandolina y armónica. John Dillon guitarras, mandolina y armónica. Mike Granda bajo. Larry Lee batería, guitarra y sintetizador.

SIDE ONE:  Keep on churnin';  If I Only knew;  Leatherwood;  Cobblestone mountain;  Mr. Powell;  Gypsy forest
SIDE TWO:  Thin Ice;  From time to time;  Southern cross;  Out on the sea;  Whippoorwill

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXIX

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Poco (A Good Feelin' To Know) 1973


Para muchos de los que nos gusta una banda como Poco, la sensación de ser un grupo más que infravalorado a través de su trayectoria es un hecho muy evidente.
No es que no tenga seguidores fieles que especialmente durante la edad de oro del grupo, esa década setentera gloriosa, seguían al mismo con pasión, pero la calidad de muchos de sus discos deja ese regusto amargo de haber podido sido más en la historia de la Música americana.
Su cuarto álbum de estudio, este "A Good Feelin' To Know" que nos visita, es un paso más hacia la perfección en un estilo, el Country Rock con matices de Sureño, que manejaban como los dioses, y en el que se encontraban muy a gusto para componer con una calidad incuestionable.
Es cierto que el estilo del grupo se aprecia claramente en el disco, pero de una manera sutil los guiños al Sureño, con algunas piezas más subidas de grados en lo que al Rock se significan, no dejan indiferentes.
Como siempre, los conjuntos corales son de una calidad inmensa, basados en las gargantas de los cinco componentes, que pueden ejercer de solistas o acompañamiento en unas voces que son una pasada.
A nivel compositivo, calidad y exquisitez; un disco coral por el reparto de las canciones entre los tres que componían (esencialmente) que no hace sino dotar al mismo de una amplitud de contrastes enorme, algo digno de apreciar. La excepción, la preciosa versión del tema de Stephen Stills "Go And Say Goodbye", que no desentona para nada con los otros ocho del álbum.
Tremendos momentos de Música exquisita, tanto en los ritmos ("A Good Feelin' To Know" es una barbaridad, junto con la comentada versión de Stills) como en los momentos más intensos por la quietud y las baladas, destacando la inmensa "Sweet Lovin'", una manera sublime de cerrar el álbum.
Para los que les gusta el estilo, un disco para regodearse, disfrutar de calidad y llegar a momentos de muy alto nivel en las emociones, porque Poco, a pesar de los pesares, marca y mucho en la calidad de lo que hace.
Paul Cotton guitarra y voz. Richie Furay guitarra y voz. Rusty Young steel, guitarra y voz. Timothy B. Scmith bajo y voz. George Grantham batería y voz.

A:  And settlin' down;  Ride the country;  I can see everything;  Go And Say Goodbye;  Keeper of the fire
B:  Early times;  A Good Feelin' To Know;  Restrain;  Sweet Lovin'


De Vinilos y Otras Glorias MMCXXVIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Eagles (Desperado) 1973


El segundo álbum del grupo americano les asentó como una banda a tener en cuenta en el panorama musical de su país, especialmente en ese estilo de Rock que tan bien dominaban y que era una línea a seguir dentro de la Música americana.
Imaginado como una obra conceptual, basada en la historia de la banda (y no de Música precisamente) de los Dalton y la temática del viejo oeste, "Desperado" mezcla perfectamente los elementos épicos de esa época turbulenta con la imaginería del Rock para crear un álbum que musicalmente nos lleva hasta esas historias ocultas dentro de lo que la Música ofrece.
Por supuesto, y al margen de las composiciones, todas ellas dotadas de la exquisitez que caracteriza al grupo, la marca de la casa a la hora de trasladarlas al vinilo es ese toque de calidad y sensibilidad con la cual Eagles regaba cada una de las canciones.
Los conjuntos corales, otra de las muestras de la calidad como músicos, definen esa manera sublime de extasiar a través de las gargantas, acompañadas por unos instrumentos maravillosamente bien interpretados y que son un todo en cada una de las piezas de los temas que componen el conjunto.
En momentos de intimismo, como la canción que da título al álbum, sugieren emociones que sólo grupos de una delicadeza extrema a la hora de escribir pueden transmitir; sin embargo, en aquellos espacios en los que se pretende insuflar de un aire de impacto a lo que llega, esas cabalgadas imaginadas por el viejo oeste, entre violencia y muerte, quedan patentes en temas de una energía realmente brillante.
Un disco de los que hay que saborear si te gusta una banda del estilo de Eagles, porque lo tiene todo para gustar. Un grupo que en su breve historia (porque no entro en reuniones, uniones, y arrebatos varios) dejó una marca en el Rock, de la cual este "Desperado" es una muestra más que evidente.
Don Henley, batería, percusión y voz. Randy Meisner, bajo, guitarras y voz. Glenn Frey guitarras, teclados, piano, armónica y voz. Bernie Leadon, guitarra, mandolina, banjo y voz.

1:  Doolin Dalton;  Twenty One;  Out of control;  Tequila sunrise;  Desperado
2:  Certain kind of fool;  Outlaw' man;  Saturday night;  Bitter creek;  Doolin Dalton (reprise);  Desperado (reprise)

domingo, 21 de julio de 2019

Poster


Cosa



Non voglio ancora dormire, voglio ancora sentirti.

Se ti senti sola non posso essere al tuo fianco, ma ora comprendi il dolore di perdere qualcuno. Puoi aggrapparti a un nuovo amore che è ciò per cui io prego.

Quando vuoi piangere, quando soffri, tutto quello che devi fare è pensare a me, al posto dove abbiamo potuto stare insieme, quel giorno d’estate cosí lontano.

Il calore, la gioia di vivere, lascia che tutto questo invada il tuo cuore.

Poster


De Vinilos y Otras Glorias MMCXXVII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Jeff St.John's Copperwine (Joint Effort) 1970


Desde el lugar desde el cual nos empeñamos en no transgredir la calidad que la Música nos hace llegar pero sí saltarnos a la torera las normas establecidas por los popes que dicen que todo es lo que debe parecer, os invitamos a una nueva aventura a través de un grupo que no deja indiferente.
Jeff St.John's Copperwine se empeñó, con este trabajo "Joint Effort", en hacer grande (más de lo que ya era a través de los mitos y leyendas del estilo) la Psycho más melódica, con un descomunal disco en el que no falta de nada relacionado con los sonidos de finales de los sesenta y principios de la nueva década.
Y todo ello desde un poderoso matiz de riff sesgados en algunos temas, pasando por suaves melodías que te mecen al escucharlas y compaginándolas con enormes y preciosos desarrollos instrumentales que permiten apreciar la calidad compositiva y creativa de los músicos de la banda.
La preciosa, aterciopelada y melodiosa voz de Jeff St.John es la guía fundamental de los temas, indicándote en cada momento el camino a seguir con cada uno, en los cuales aparece y se convierte en una isla en el océano de Música, para, temas instrumentales aparte, dejar hacer musicalmente al resto del grupo.
Instrumentalmente de una calidad más que notable, el disco se mueve entre varios estilos que a modo de collage forman el todo con el que te encuentras al escucharlo, un tremendo impacto sonoro sea cual sea la textura del tema, sin desvirtuar en ningún momento lo que es parte de la obra.
Un disco que sirve para zambullirse en las entrañas de la Psycho más pura, donde el torrente de ideas vertidas en el vinilo no es sino una bella experiencia sensorial que te cubre completamente, con los teclados llenando el silencio a la espera de las guitarras para romper el todo y la sección rítmica que cubre de manera perfecta cualquier resquicio por donde la Música quiere escapar.
Para amantes de la Música, la calidad y las emociones sensoriales, "Joint Effort" es una preciosa manera de sentirlo todo en uno.
Jeff St.John voz. Ross East guitarras, voz. Barry Kelly teclados y voz. Alan Ingham bajo y voz. Peter Figures batería, percusión, guitarra y voz.

SIDE 1:  Cloud nine;  Sing a simple song;  Fanciful flights;  Any orange night;  You don't have to listen;  I been treated wrong
SIDE 2:  Days to come;  Reach out;  Can't find my way home;  Train;  I remember;  Environment in 3 parts

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXVI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Sex (Sex) 1971


Desde Canadá con amor, nos llega el primer disco de la banda Sex, un Power Trío inmenso, poderoso y brutal que arranca astillas con sus sonidos y nos deja la sensación de haber sucumbido a una estampida tras su escucha.
Ocho temas que no dan tregua, duros, pesados, Hard en estado puro, sin aditivos ni nada que se le parezca, porque para eso ya están otras cosas.
Podríamos decir que la guía de la Música de "Sex" es... pero realmente el valor y la calidad de este álbum debut (y del grupo en su concepto de Música) es la banda sonando como un todo cuando te llegan los temas.
Es cierto que la guitarra de Yves Rousseau se deja llevar por las cabalgadas de la sección rítmica y no tiene mesura a la hora de otorgarnos solos demenciales y muy exigentes, pero es una pieza más del puzzle que forman los tres músicos, donde la sección rítmica es un continuo vapuleo a las tripas mientras dejan que la guitarra haga lo que le dé la gana.
Y es que Robert Trépanier a la batería y Serge Gratton con su bajo (a su cargo también la voz desgarrada y salvaje así como momentos con la armónica y la flauta) nos regalan un tratado de cómo el Hard funciona mucho mejor si el muro de contención de todo el conjunto es solvente y brutal, como es el caso.
Un disco en la mejor tradición del Hard más clásico, con unas composiciones que hacen que todo lo demás funcione de maravilla, porque están creadas desde ese concepto de poderoso golpe al entrecejo, en un formato, el Power Trío, que cuando funciona es una barbaridad.
A partir de aquí, solo animar (o no, porque cada uno puede hacer lo que le venga en gana) a escuchar "Sex", un disco que para los que aman los sonidos que surgen de lo más poderoso del Rock es una auténtica delicia. 
No siempre se encuentra escrito todo lo bueno que hay en el universo de las notas, y ciertas gemas se convierten en pequeñas joyas de emociones que es una gozada disfrutar.

SIDE 1:  Scratch my back;  Not yet;  Doctor;  I had to
SIDE 2:  Come, wake up!;  Try;  Night Symphony;  Love Is a game

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Argus (Argus) 1973


Me molesta, y mucho, lo mercachifle de las casas comerciales. Y me molesta, y mucho más, lo gratuito para tener que ocultar (según ellos y sus andanzas económicas) la realidad de un disco.
"Argus", el disco homónimo del grupo que nos visita, salió en su momento, allá por el año 1973, con cinco canciones, o al menos eso es lo que pudieron crear cuando se encontraban intentando nacer al mundo de la Música. 
Es evidente que los veintipocos minutos de duración de los cinco temas podían no dar mucho de sí en un "larga duración", pero eso es lo que había y punto. Si interesa sacarlo de nuevo cuarenta y tantos años después, no tiene sentido hacerlo con otros cuatro temas de otra banda (llamada Anaconda y con sólo un miembro de Argus) para rellenar, y encima sonando de aquella manera, es decir, a mierda.
Dicho ésto, me ciño a los temas que formaron el disco de Argus, que se llamó "Argus" y que para bien o para mal nos regala un pedazo del buen Hard que se hacía en la época, poderoso, potente, maravillosamente visceral.
En este momento de la historia musical del grupo, la concepción del Hard como la Música que marcaba el universo del Rock era la base de muchas cosas, y "Argus" es uno de esos discos que siempre se aprecian porque sabe perfectamente qué quiere y lo que desea trasladar.
Como soy un poco quisquillas (debe ser la edad) la voz de Ken Lewis podría mejorarse para que no parezca un contrapunto a la Música, pero eludiendo ese tono demasiado agudo, el resto es un Hard fantástico por donde lo mires.
La batería de Dave Wagstaffe no para ni un segundo, con ese pesado ritmo que hace que todo se te caiga encima, junto al bajo de Mick Pearl, acompañados de esos riff demoledores de guitarra a cargo de Del Watkins en la mejor tradición del Hard pesado, duro, sin concesiones.
Un tema estrella, "Twenty-Four Hours", preciosa y dolorosa balada con base de Blues convertida en un lamento de 6'09'' que es esencia de momentos estelares del Rock más clásico, donde la banda nos demuestra que no eran casualidad, a pesar de los pesares (y del escaso recorrido como tal)
Lo que más me revienta es que podían haber sido dos buenos discos (los restos añadidos de un Prog. tardío que no desmerece) pero la nula producción en la calidad de lo añadido revienta todo el invento. Eso sí, en lo que merece la pena, "Argus" es una maravillosa manera de volver al Hard a través de gente que lo amaba.

Canciones de Argus:  Friend of mine;  Road of life;  Same old Story;  Twenty-Four Hours;  Superstition

De Vinilos y Otras Glorias MMCXXIV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Lobby Loyde (Plays With George Guitar) 1971


Siempre lo he dicho, cuando una guitarra se me agarra a la yugular y a partir de ahí me cuesta respirar, todo se transforma en algo a lo que llamo magia.
Lobby Loyde consigue que su guitarra te agarre, te aprisione, apriete por todos los lados y al final te meta en una espiral de maravillosas sensaciones a través de la Música que destila, y eso me parece fantástico.
Ácido, muy ácido, casi doliente, el sonido de las seis cuerdas es como un viaje a las estrellas porque si puedes elegir prefieres eso que el mismo trayecto a los infiernos, que para sufrir siempre hay tiempo. Y es que el disco que nos propone este australiano que ha mamado de todas las bases de la Música de calidad, es una maravillosa epopeya en clave de guitarra traspasada por el Blues, el Rock, lo que conlleva el sonido Acid Guitar y todo lo demás que viene detrás, entre solos demoníacos, más solos demoníacos y... efectivamente eso.
Acompañado de su voz, que es mucho menos efectiva que su guitarra, y una banda que se limita a seguirle en las composiciones mientras él se encarga de vapulearnos los sentidos con la guitarra, Lobby Loyde se marca un trabajo para disfrutar del universo de las seis cuerdas, para embaucarnos en lo que es tocar, disfrutar y sentirse maravillosamente bien, y después sentir la losa de la calma aplastarte cuando todo vuelve al silencio, aunque el eco de ese sonido ácido tarde, y mucho, en abandonarte.
Nueve temas en los que hace un recorrido por el placer de tocar y sentir una guitarra, un trabajo que pone en su sitio a los que creen que todo está dicho, porque en la Música el infinito es el límite, y siempre puedes encontrar trabajos como "Plays With George Guitar" para que esto se deje más que claro, y a fe que Lobby Loyde lo consigue.
Si te gustan las emociones fuertes, las guitarras que no se conforman con sonar y ser escuchadas con la base de la Música en estado puro penetrándote en las entrañas, atrévete con este disco y no saldrás defraudado.

SIDE ONE:  Everybody come together;  Feels Good;  George;  I am the sea
SIDE TWO:  Dream;  What I Want;  Evolution;  Herreni;  Daily Planet

viernes, 19 de julio de 2019

Canon


Como Un Susurro



Mis emociones se encuentran en una vía muerta, no puedo ir más allá del lugar donde te dejé, cuando creía aún en los sueños que habíamos hecho juntos. La tarde adormece mis sentidos y sólo veo el gris del cielo que se tiñe de rojo con mis recuerdos, nunca pude observar lo que había detrás de tu mirada, esos ojos penetrantes que escudriñaban mis entrañas antes de cada caricia, cada beso, cada acto de amor desesperado.

Estábamos al borde del precipicio y ahora siento que soy yo el que cae solo, no tengo tu mano para sujetar la mía en la hora del adiós, el salto al vacío que tantas veces habíamos estado a punto de dar.

Ayer volví al rincón donde nos juntábamos a hurtadillas, ese espacio prohibido que hicimos nuestro a base de besos furtivos, manos atrevidas y algún que otro instante de alegrías sin respuesta. Ayer volví y a pesar de la luz me pareció sombrío, no reconocí ese pequeño rincón donde me sentía dueño del universo, abrazado a ti sin querer bajar de mi nube, enroscado como una serpiente a su árbol mientras escuchaba el susurro de tu voz acariciar mi piel, tus dedos deslizarse por mis entrañas y tu boca perdiéndose en la mía.

Ya no es el mundo donde fui ese crío que parecía buscar su propia sombra, ahora es una piedra fría  sin brillo, una gris sensación en mis sentidos.

Quizás no supe verlo, quizás fue tan evidente que me pareció absurdo, quizás... tus engaños no eran un juego, sino parte de lo que deseabas cuando estabas conmigo, un absurdo intervalo entre tu vida de ayer y lo que quieres ahora, pero escuchando la voz de Cockburn no puedo por menos que llamarme idiota porque los susurros siguen estremeciéndome, y tu voz, al igual que la de este juglar  moderno me ha estremecido siempre. 

¿Puedo luchar contra eso? me resulta difícil, sintiéndome tan bien cuando mi alma parece flotar... no reconozco más allá de lo que siento, y sólo sentía pasión, emociones, te sentía a ti.
Saltaré al vacío solo, sin red ni manos que me acojan, las olas recogerán los pedazos de mi alma rota, a partir de aquí otra voz recorrerá mis entrañas como un susurro.

Suena Bruce, acaricia mi piel... puede ser el momento.




K.S.


Canon


Mañana


Los ojos cerrados ya no tienen sentido, no puedo escapar a la realidad, estoy sola, con mi cuerpo caliente por sus últimos abrazos, sus últimas caricias, pero sola.

Mi mano recorre las sábanas, mis piernas buscan sus muslos, pero sólo encuentro el vacío de la carne, ese hueco que nunca quise sentir a mi lado, y que ahora me aterra encontrar.

Las primeras luces de la mañana toman el relevo del amarillo que ilumina la calle cuando las farolas se convierten en mudos testigos de los encuentros, o provocan miles de sombras caprichosas que abrazan los cuerpos desnudos en la cama. El Sol vuelve para recordar que es su momento, y que los amantes que buscan la oscuridad para no ser vistos en su traición deben esconderse de nuevo.

Ya nada tiene sentido, he abierto los ojos al nuevo día y he descubierto de nuevo la soledad en mis manos, mi alma, mis entrañas. Acariciarme no me dice nada si no me preparo para la pasión que viene, si el placer solitario no es cómplice de las manos que se esperan ansiosas, no puedo gozar conmigo misma sabiendo que soñar con su cuerpo es una fantasía que nunca se hará realidad.

Aún así, los restos de las últimas horas llenan mi cuerpo, apuro la esencia que resbala por mi vientre, los últimos lamentos entregados al vacío cuando mi garganta estalló vencida por el placer supremo del orgasmo, cuando sentí resquebrajarse mis muslos lacerados por ese momento intenso que me nubla la vista y me hace salir de la realidad, aferrada al cuerpo desnudo que me posee y que poseo. Para eso sí puedo acariciarme de nuevo, para retener las últimas gotas que apuro con ansia y dejar resbalar los dedos hacia el lugar donde fuimos un sólo cuerpo.

De nuevo los rayos de luz me reclaman, no es tiempo de lamentos, no son momentos para llorar sobre las sábanas vacías, he de volver a ser yo misma y enfrentarme de nuevo a mis sombras, recorriendo las calles vacías para encontrar mi propia imagen.

Es curioso, el frío de mi alma se enfrenta a la cálida sensación del roce sobre mi piel de esos rayos que ahora, más intensos, me llevan a un estado de ingravidez absoluta. Apenas puedo reaccionar mientras mis pensamientos vagan sin control por mi mente, noto mis muslos humedecerse con los recuerdos cercanos del placer, mis dedos buscan, a pesar de todo, algo que les llene.

No quiero amarme, aún no, no creo que pudiera sentir, pero debo saber el por qué de estas reacciones que mi cuerpo me indica, sigo sintiendo mi intimidad escapar llenándome... seré, a partir de hoy, la compañera en las sombras de esas luces amarillas.





K.S.

domingo, 14 de julio de 2019

Más Que Un Sentimiento


Palabras


He sido amante, amada, amor y alma. He sido puta, pasión, dolor y entrañas. He sido amiga, confidente, susurro y regazo donde llorar. He sido hija, madre, esclava y libre.

Hoy me miras y no ves nada, porque ya no soy todo lo que fui, ya no tengo nombre, ni lugar donde descansar mi cuerpo magullado; soy el espíritu de todas las que una vez surgieron de mi vientre, pero que no están porque murieron con las últimas lágrimas que me quedaban.

He sido y ya no soy, estuve y ya no me siento, viví y ahora muero, sujeta a todo lo que soñé cuando creía que la vida era sueño. No busques sonrisas en mi rostro, no puedes ver tras la máscara que me oculta, ninguna de las que fui va a venir a ayudarme porque cada una huyó cuando dejó de sentirme.

Tengo miles de muescas grabadas sobre mi cuerpo a golpe de cicatrices provocadas por el destino en forma de amante furibundo, marido desdeñado, amiga olvidada, cliente insatisfecho.

Voy hacia la luz que me han prometido, tras cerrar mis ojos cansados para no volver a abrirlos atravesando esa puerta que por fin se abrirá para llevarme al otro lado en el último viaje sobre la barca del destino. Nadie me seguirá, es lo que quiero, ir sola hacia donde no hay retorno, en el lugar que dejo no me espera nadie, no voy a volver ahora que he muerto.


He sido amante, amada, amor y alma. He sido puta, pasión, dolor y entrañas. He sido amiga, confidente, susurro y regazo donde llorar. He sido hija, madre, esclava y libre.


K.S.

sábado, 13 de julio de 2019

Debbie


Sad And Deep As You


Música



Algo por lo que entender, de forma sutil, los mil caminos que tiene el sentimiento, la sensualidad, las maneras de vernos desnudos de lo que nos ata para no expresar, en mayor o menor medida, aquello que la mente, a través de nuestras emociones, puede solicitarnos.

En cuanto a lo que no puede abandonarme, gracias a la pasión que un ser especial inculcó en mí y que como ser humano absorbo y hago mío, la Música, servirá  este espacio para que el amor por ella llegue hasta nosotros a través de esos momentos que a pesar de demasiadas cosas muchos creen que deben darnos en negros vinilos de surcos imposibles.

Sigamos con esta aventura que es un paseo por los sueños que nos hace ver más allá de lo que nos ofrecen, más allá de lo que pretenden que sea y que no es más que la sesgada idea que quieren inculcarnos.

Poster


De Vinilos y Otras Glorias MMCXXIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Stray (Suicide) 1971


Segundo disco de la banda inglesa que sigue la línea de su primer trabajo (en mi opinión de manera acertada ya que por el orden de publicación creo que son los mejores trabajos del grupo) moviéndose entre un Hard Prog. muy al uso en la época, aunque hay que reconocer que tienen más de Hard que de lo que los sonidos del Prog. podrían exigir.
De hecho las guitarras, que son la base de todo el conjunto compositivo del disco, tienen una base de riff pesados que caen como una losa, especialmente en los temas que surgen de manera potente y dura.
Nunca fue Stray un grupo de gran aceptación, y eso que su Música se adaptaba mucho y bien a la época en la que nacieron. Quizás faltaba un poco de suerte o ese punto de definición para algunos estilos que no les acompañaban a la hora de clasificarlos de una u otra manera, pero hay que reconocer que sus primeros trabajos son de un nivel de Rock más que aceptables, y este "Suicide" es con mucha claridad uno de ellos.
Disco de búsqueda en el equilibrio entre las baladas de arpegios continuados (como "Nature's Way") y los temas pesados y algunos de cabalgadas continuadas, en los que creo que mejor se movían, al menos porque la guitarra los entiende mejor y al final es la que lleva todo el peso.
De lo que no cabe duda es de ese clasicismo del Rock que desprenden, el Hard se mezcla perfectamente con los continuos cambios de ritmo y las paradas y arrancadas que hacen que la sombra del Prog. se proyecte de manera constante en lo que se escucha, y en la intención y gran parte de lo que crean se consigue.
Un buen disco de Hard Prog. con los ingredientes clásicos para escucharlo sin esfuerzo. Momentos más brillantes donde la banda suena como un todo que se agradece mucho y otros en los que se pierden en intentos sonoros que buscan mucho más allá, pero lo que es en este álbum salen muy bien parados.
Del Bromham guitarras, teclados. Steve Gadd voz y percusión. Ritchie Gole batería. Gary G. Giles bajo.

Side One:  Son of the father;  Nature's way;  Where do our children belong;  Jericho
Side Two:  Run mister run;  Dearest Eloise;  Do you miss me;  Suicide