Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido
Les Rallizes Denudes + Be (There's No Heaven Like Hell) 1975
Es complicado hacer una entrada sobre Les Rallizes Denudes y no cometer algún que otro error. Prácticamente nada de lo editado por la banda (casi nada, digámoslo mejor) se encuentra lo suficientemente datado como para que sea fidedigno, y en muchas ocasiones ni siquiera lo que pueda estar es fiable al 100%.
Lo que no se puede negar cuando se les escucha (los cuatro frikis pasados de rosca que queremos y algún despistado que no se entera y lo pone) es que la subida de adrenalina y lo exclusivo de lo que suena hacen que no dudes sobre si son ellos o no. Otra cosa es dónde, cómo, cuando y por qué.
El disco que nos visita es puro Les Rallizes Denudes, o lo que es lo mismo, una disección más de las ideas preñadas en la mente de Takashi Mizutani, ese ser andrógino y parido en el fragor de una odisea donde el ruido, y solo el ruido, es el único motor de la existencia.
En este caso se deja acompañar por otro singular personaje, "Be", o lo que es lo mismo, Taisuke Morishita, un guitarrista y teclista (especialmente ésto último) que ama al igual que Mizutani lo transgresor al extremo, el ideario de una anarquía absoluta en los sonidos.
De esta unión, simbiosis o experimento integral sonoro, surgió en el año 1975 "There's No Heaven Like Hell", grabado en Fussa, al oeste de Tokyo, y cuyo doble disco es otra locura experimental de altos vuelos.
Dos versiones del tema que da título al disco, una para la cara A de más de 17' y que nos muestra a Mizutani en estado épico, guitarra ácida salvaje y pausada en el tempo, y otra para las caras B,C y D, que abarcan una hora de viaje por la nada más absoluta en la lógica, lo racional y el sentido, para envolvernos y llevarnos al caos sonoro que proponen.
Demencial, prohibitivo, marginal... maravillosamente anacrónico y un soplo de aire fresco cuando (y no es siempre ni casi siempre) puedes atreverte y tus sentidos se abren a lo que sea.
No hay más que decir de este experimento sónico, porque con estos discos o estás o ni siquiera deberías intentarlo, pero de atreverse, es una experiencia simplemente irrepetible.
Para frikis extremos, un lugar en el límite de lo real.
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