Ahora que me voy,
quizás tus lágrimas afloren sinceramente por primera vez, buscando en el camino
la estela de mis pies cansados.
Desaparecerá de tu
rostro la tristeza que tantas veces me hacías llegar cuando mis manos dibujaban
tu figura en mi cuerpo.
Ahora que me voy,
perderé la vida que quise vivir contigo cuando las promesas me hacían
estremecer sintiendo tus palabras con frases eternas.
Mirando al infinito
podré llevar conmigo la nada a mis espaldas, porque la nada me queda después de
haberme abandonado aquél día de sueños rotos.
Ahora que me voy, no
volverás a verme de rodillas suplicando un abrazo cuando creía que tu llanto
era por mis actos, esos momentos que perdía para inspirarme con tu cuerpo
desnudo.
Los sonidos que hacía
que fuésemos uno se perderán en tu memoria para no recordarme cuando levantaba
tu alma hundida por todo aquello que te hizo sufrir antes de estar conmigo.
Ahora que me voy, sin
una razón para alejarme, sin un por qué, salvo tu desprecio tras haber vivido
de nuevo a través de mis besos, mis caricias, mis llantos, cuando las lágrimas
de la incomprensión que llenaban tus entrañas las hice mías…
Ahora que me voy camino
sólo, sintiendo que quien se aleja eres tú, a pesar de haber querido estar a tu
lado, con el horizonte como compañero y el hueco de tu cuerpo en mi lecho de
leña bajo las estrellas.
Todo lo que siento se
aleja conmigo, porque voy muriendo lentamente, aunque mis ojos no sienten el
llanto por el posible final, derraman lágrimas por haberte amado durante ese
tiempo que desaparecí para ser tú misma.
Ahora que me voy dejo
que vivas lo que nunca supiste vivir, esperando que tu odio no salpique mis
sueños de soledad, esa amiga que de nuevo vuelve a reclamarme para sentirme,
quizás, por última vez.
Busco en tus ojos algún
rostro de ternura y sólo encuentro la sonrisa del adiós, no he quemado mis
naves contigo, aún me quedan muchas cosas por hacer, pero no quiero hacerlas,
hay que saber poner el final a cada historia, y mi epitafio lleva escrito
demasiado tiempo, lo esculpiste a fuego en mi pecho aquella noche de mentiras y
promesas rotas.
Ahora que me voy no
volveré la vista atrás, el gran misterio de la muerte me acogerá por fin,
sonreiré viendo tu rostro feliz por mi partida, y mis dedos dibujarán de nuevo
tu silueta en el viento, sabiendo que desaparecerá para siempre, alejada por la
suave brisa que acaricia mi cara.
La Música será un suspiro, una caricia, y no volverá tu voz por encima de esos sonidos que seguirán envolviéndome como la mortaja que llevaré eternamente.
Ahora que me voy… seré de nuevo la sombra de un deseo, una promesa, un recuerdo.
A.R.
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