ENTRAÑAS
CONVERTIDAS EN MÚSICA
Como siempre que hablo de Música, la siento y hago
que salga de mi piel todo gira en torno a lo que me han dado y posteriormente
yo me he atrevido a aprender, por eso cada palabra, cada frase que no sea un
nombre propio, un dato real o un hecho concreto surgen de lo que siento, no de
las verdades absolutas que la Música pueda crear (que de manera definitiva ya
digo que no creo que existan)
Es por eso que cuando el sentimiento y las emociones
permiten escuchar, empaparse de gloria convertida en Música y atreverse a ir
más allá cada vez que los sonidos rozan mi piel no hay una norma, una regla,
una forma de calibrar lo que cada uno siente si no es a través del nexo de
unión de la Música de calidad, a partir de aquí los gustos son de cada uno y el
alma se empapa de lo que a uno le dicen.
Sin embargo las influencias de gente que saben y te
llevan, que han llegado antes que tú y más tarde te abren las puertas de lo que
está ahí siempre han tenido un hueco en mi vida como eterno amante de los
sonidos, porque han sido los que me invitaron desde la pasión común por la
Música a conocer y decidir qué, cómo y por qué.
Una Música que me permite subir hasta los confines
de esos sueños imposibles viajando sobre la guitarra que aúlla al viento de las
praderas, que me hace sentir que el tiempo y el espacio no son lo que parecen
cuando se pierden en la inmensidad de los sonidos, que me dejan soñar con ese
símbolo por el cual uno se deja mecer sin creerse lo que le venden.
Como siempre al final es sentirlo como te viene, una
Música que no entra porque te niegas a ti mismo saborearla nunca llegará, una
Música que no te llega a pesar de haber intentado ese esfuerzo para comprender
la calidad de lo que atesora siempre estará esperando; en mi caso el Rock
Sureño llegó como un relámpago, un trallazo ajeno a tópicos y colores,
xenofobias y estupideces varias, fue la que consiguió que los prejuicios
desaparecieran de mi entendimiento, que limitara mi Amor por los sonidos a
ellos y los músicos que los creaban como eso, músicos y nada más, sin
importarme (y por supuesto sin hacer caso en absoluto) lo que vendían envueltos
en banderas, palabrería barata o maneras de entender lo inentendible; atravesó
mis sentidos y se hizo un hueco en ese lugar en el cual la Música es la dueña y
señora de mis emociones y allí sigue compartiendo espacios y momentos con todos
los sonidos que me hacen ser, por encima de todas las cosas, yo mismo cuando la
escucho.
A
todos los que se confunden al percibir los colores y en ese esfuerzo consiguen
que el blanco, el negro y el gris juntos formen el Arco Iris de la Música hecha
pasión.
Maravilloso paseo por una musica que llega muy adentro.
ResponderEliminarHa sido una gozada volver a escucharla y llenarse del color y el sabor que desprende.
Gracias por compartirla con nosotros.
Un beso.
Gracias por querer compartirla.
EliminarCiao