El mañana amanece sin miedo a lo que haya pasado. No es la absurda realidad la que temo, no puedo cambiar el ayer ni pensar en lo que vendrá. Sólo en las duras jornadas de eternos vaivenes alejado de todo, solamente ella me abraza y hacer surgir ese rayo de luz que nunca parece llegar.
Los cielos están grises, la lluvia hará de nuevo de bálsamo para la piel dormida, recorreré todos los caminos que llevan hacia el cielo y espero no equivocarme de nuevo cuando llegue a ese lugar en el que decidir cuesta la vida.
Un sombrero medio roto, la chaqueta raída por el polvo del camino, manos llenas de señales que marcan cada nota sacada a base de sangre en las entrañas, el acero caliente volverá a quemarme la piel, pero eso es lo que me lleva hacia ti.
La Música será la enviada para dejar de servir en los mugrientos rincones de cualquier carretera. Con ella echaré a volar y nada podrá detenerme. No vuelvas a buscarme, no estaré en el inicio del nuevo día, ella me llevará lejos y sólo necesito pensar en el ayer de nuevo.
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