Entrada MDCCC en nuestro querido y emocional apartado "De Vinilos y Otras Glorias" y qué mejor forma de celebrarlo que con una gloria.
Joy Division (Closer) 1980
Al igual que me ocurrió con su histórico primer disco, este "Closer" ha llegado demasiado tarde, pero está con nosotros para hacernos partícipe de uno de esos trabajos que honran la historia de la Música.
Creo sinceramente que Joy Division traspasó lo meramente musical y enseñó un camino que no muchos entendieron. En mi opinión, creó una manera de sentir la Música en un período de grandes carencias, y a partir de ahí, el resurgir más o menos grande de lo perdido en los sesenta y setenta se hizo un poco menos difícil.
Encuadrados en lo que se llamó post Punk, el estilo del grupo era tan particular como único, debido sobre todo a la maravillosa mente de Ian Curtis y su ideario terminal, que otorgaba esa carga de desesperación profunda y sin retorno con el que impregnaba su estilo al cantar. De todas maneras, esa imagen marcó y mucho lo que fueron sus dos álbumes, pero los cuatro componentes de la banda eran los compositores de los temas, y eso hace que "Closer" se convierta en una obra coral deseada por todos ellos.
Si ya era complicado bajar aún más a las profundidades del alma tras el impactante y maravilloso "Unknown Pleasures", con su segunda entrega llegan hasta el fondo de los sentimientos más oscuros, pudiéndose oler esa desesperanza y pérdida de la vida en un camino allanado hacia lo fúnebre. Oscuro, con una atmósfera sombría, casi axfisiante, los temas de "Closer" te dan la mano para, si los tomas, sentirte indefenso ante tanto dolor y al mismo tiempo impregnarte del placer que supone escucharlos.
Una joya de la Música en general, una fascinante creación de unos tipos que estaban más allá de lo que ocurría en su entorno, haciendo que cada tema se te meta en el estómago y los sientas sin remisión, a través de la voz única, especial, espectral y acongojada de Curtis, que recita y canta en un lamento que parece no tener fin.
El sonido de la guitarra de Bernard Sumner derrite la piel y va entrando como un estilete mientras sus notas repican sin cesar en el cerebro, y en los espacios donde usa los sintetizadores, el entorno puede parecer más sombrío aún. No dan tregua en este viaje oscuro el bajo de Peter Hook y la batería demoníaca, machacona, imposible de Stephen Morris, que en sus momentos de máxima expresión nos atan esa cuerda que no puede soltarse.
El legado final de un grupo irrepetible es una delicatessen para degustar en cualquier momento, porque Música como ésta me sugiere placer a pesar de lo que representa, a pesar de los presagios y las dagas de sangre sobrevolando el vinilo, porque a pesar de todo la voz de Ian Curtis y la Música del álbum son una maravillosa emoción que ni el dolor que desprenden pueden superar.
A: Atrocity Exhibition; Isolation; Passover; Colony; A Means To An End
B: Heart And Soul; Twenty Four Hours; The Eternal; Decades
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