LAS
PIEZAS DE UN PUZLE VISCERAL: PARTE I
El Sureño es ante todo Rock, y se nutre de todos los
grandes momentos y virtudes de esta Música para soñar, pero por supuesto tiene
una serie de características que le hacen especial y único, diferente a lo que
la Música rockera ofrece y aunque en la mayoría de los estilos los sonidos son
universales y eso es algo que he defendido siempre y seguiré haciéndolo, es en
estilos como el Sureño en los que se aprecia más la influencia del lugar y las
zonas de creatividad de los músicos, porque se basan en enseñanzas muy
concretas que pasan en principio de una manera íntima de generaciones en
generaciones.
Como buena Música de Rock, pero quizás con mayor
profusión que otras dentro del género, la
guitarra se convierte en la auténtica protagonista alrededor de la cual
giran todas las composiciones y esas leyendas de músicos nacidos, desarrollados
y muertos a lo largo de la historia machacándose en el escenario con las seis
cuerdas colgadas de su cuerpo. Guitarristas que hacen de su vinculación a este
instrumento una seña de identidad del estilo, al margen de las variaciones (que
las hay) dentro del mismo, eléctricas sobre todo para arrancar astillas del
alma de quien lo escucha, el símbolo y vértice de una Música maravillosa en la
cual el chirriar del acero se dispara por el aire para atravesar la piel. Los
límites para que las guitarras luzcan se convierten en infinitos, bandas en las
cuales se alinean dos, tres e incluso más guitarristas según la calidad multi
instrumental de algunos de sus componentes, composiciones pensadas y creadas
para solos sin final, riff de ritmos continuados y más solos que llevan al
infinito. Incluso en las reuniones que sirven de homenaje a iconos vivos y
sobre todo muertos en los años de carretera la hilera marcando la primera línea
del escenario de guitarras al unísono dan fe de lo que significa ese dibujo en
las alturas de la gloriosa guitarra.
Por supuesto acústicas para erizar la piel en temas
de sublime belleza, baladas que son caricias al sueño eterno, pero siempre
detrás, entrando o buscando el hueco que le deja el eléctrico sonido madre de
todas las cosas.
En el uso de la guitarra se destaca dentro del
Sureño (que ni de lejos es exclusivo de este estilo) el uso y virtuosismo del
slide, símbolo de una técnica que lleva más allá ese agudo sonido y la
capacidad para agudizar y acelerar la Música hasta lugares y límites casi
irreales. Excepcionales maestros de esta técnica han jalonado la historia del
Rock Sureño, monstruos sagrados que nos han hecho cabalgar a ritmo de una
secuencia que desliza los dedos embutidos en metal u otro material sobre el
acero para arañar lo imposible.
En mi opinión una de las
grandes características de los grupos Sureños dentro del propio estilo es el
uso de los grupos de un cantante
exclusivamente vinculado a la tarea de la garganta con aquellos que usan la voz
miembros del propio grupo que además son instrumentistas. Salvo gloriosas
excepciones, sublime la de GreggAllman (excelso teclista, gran guitarrista y una
de las mejores voces del Sureño de la historia y en esto para gustos los
colores) o Charlie Daniels (un violinista único y guitarrista de pedigrí así
como vocalista de belleza en su voz) los cantantes solistas de los grandes grupos
y bandas sureñas (o los músicos que forman sus propias bandas con nombre
propio) provocan que la voz sea otro instrumento más, dotando a las canciones
de un plus que en situaciones en las cuales no ocurre, lo instrumental se come
completamente a lo vocal. En algunos casos que se encuentran sin esfuerzo en la
memoria colectiva de los amantes de esta Música los vocalistas son tan fundamentales
en las bandas por su personalidad como cualquiera de los héroes que nos
encantan, e incluso algunos de ellos han llegado a ser leyendas a lo largo de
la historia. No se puede negar que la instrumentalidad en el Rock Sureño es la
marca de la casa del estilo, pero una voz y coros cuando están como deben y
transmiten lo que se buscan en las historias narradas dan ese giro que hace
navegar en la realidad una Música que muchas veces se desplaza por senderos de
límites irreales provocados por la magnificencia de sus inmensas óperas
instrumentales.
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