Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido.
Atila (Reviure) 1978
Quizás haya contado esta historia alguna vez, y no es que me importe mucho repetirla, porque viene al caso maravillosamente bien.
Cuando era un adolescente y no tenía mucha idea de lo que era la Música, una cinta de casette del hermano mayor de un amigo llamó mi atención. Se trataba de la obra "The Beginning Of The End", de Atila, y eso me marcó para siempre. Me resultaba difícil de creer que un grupo de estas latitudes pudiera hacer eso en esas épocas, pero por fortuna era así.
"Reviure" es una piedra más en el gran artefacto creado por el grupo en su existencia, quizás la despedida que nunca debió ser en lo grande, pero que deja la impronta de lo que eran capaces y en un grado de calidad que no desmerece de sus otros trabajos.
Un disco salvaje de Prog. elevado a lo esencial, con cuatro temas que desgranan las ideas de un grupo superlativo, aún después de cambios en la formación que no afectan ni un ápice lo que eran (aunque en mi memoria quedan esos momentos sublimes de la guitarra original) y que llegan de nuevo a emocionar a través de una obra hecha con las entrañas, esa parte de la Música que traspasa las notas y deja momentos de desasosiego realmente maravillosos.
Disfrutar de Atila es vaciarse en el desierto de la Música patria en una época donde todo era la nada, y que sin embargo se podían degustar piezas como esta para demostrar, a pesar de todos los que pretendían poner pesares, que el infinito no tiene reglas cuando se quiere llegar a él a través de la calidad y la mente.
Adiós se puede decir con una palabra, o simplemente no decirlo y hacer como que se escucha, y "Reviure" es uno de esos adioses que te llevan de la mano al principio del todo, de nuevo ese comienzo del fin que parece pero que no lo es, porque cada nota se eleva por encima de cualquier futuro y se hace eterno en nuestra memoria.
Con un dominio absoluto del tempo en los teclados a cargo de Benet Noguer, que se marca una exhibición tras otra, y una sección rítmica elaborada y entregada por Jean Pierre Gómez al bajo y Joan Punyet en la batería, hecho de menos esos solos desgarradores de la guitarra y sus salvajes acometidas, pero lo que entrega Miguel Blasco con sus seis cuerdas es más que meritorio.
Un disco para disfrutar de lo que fue una etapa de creatividad por encima de modas y etiquetas, una manera de hacer Música demasiado cercana para, en muchas ocasiones, darnos cuenta.
CARA A: Reviure; Somni
CARA B: Atila; Al Matí
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