Una vez descansados y bien bebidos (eso yo, mi Amor comió y bebió, como debe ser) decidimos seguir el camino a ese barrio que nos encanta y donde podemos perdernos sin problemas cada uno a lo nuestro y los dos a lo de ambos.
Otra de las mayores conexiones de "Disk Union" se encuentra en Shibuya, con al menos seis tiendas repartidas entre dos edificios; también está ganando adeptos entre los que amamos el vinilo "Tower Records", pero en mi acaso y hasta hoy no es de mucho interés, pero sobre todo para los frikis muy frikis que amamos el frikismo de lo que representa la Música japonesa, existe un espacio maravilloso donde todo es posible, "HMV Record Shop", una tienda que sin tener el encanto de los pequeños lugares, alberga la Música de siempre y un lugar amplio de todo lo japonés.
Tras encontrar otro par de joyas del Prog. y Rock clásicos en "Disk Union", a golpe de lista en papel y señas varias entre el encargado y el que suscribe (la verdad es que parecíamos un sketch de martes y trece en plan sordomudos y turista perdido en la gran ciudad) me dirigí a HMV para intentar llenar el vacío de la Música japonesa que hasta ese momento se resistía, ¡¡¡y vive el cielo que debí tocar la tecla adecuada!!!, porque aquí los 40 años se hicieron historia.
Lo dejé calentar a fuego lento, porque comencé por la Música de siempre, dado que toda la sección japonesa estaba en su lengua, y eso me suele frenar un poco. Tras una media hora en la tienda, me dirigí a la sección de la Música del país y por un golpe de suerte me encontré de cara con una de las joyas de Prog. japonés que me llamaba la atención por lo nueva que se encontraba.
No suelen existir las ediciones nuevas en Japón, la segunda mano y los originales copan el mercado casi por completo, pero tras el hallazgo seguí en las estanterías y descubrí un montón de discos que (algunos sí y otros no tanto) son parte de su historia.
Los carteles seguían sin ayudarme mucho, de modo que saqué nervioso la lista de los discos japoneses y me fui como una bala al mostrador. En esos momentos mi Amor aparecía tras algunas horas a lo suyo (y con diversas bolsas de muchos y variados lugares llamados tiendas) y debió ver mi histeria nada contenida y el nerviosismo porque me preguntó el por qué de esa algarabía.
A la vez que intentaba explicárselo, el encargado de la tienda se interesaba por la lista y lo que en ella había, y mi emoción fue subiendo de grados. El tipo más amable con el que me he encontrado en lo referente al tema de la Música, un chaval que sabía lo que no está escrito y que tras su incredulidad al ver los títulos, comenzó a buscar.
Obviamente algunas cosas no están y punto; otras están y el punto lo ponen los euros, pero resulta que hay una casa de edición japonesa que se ha interesado por discos clásicos de los que han marcado la historia de su Música tras la época del milagro económico, y ahí sí que se pueden conseguir algún que otro incunable, aunque sea reeditado.
Sobre todo se han centrado en el Folk Prog., pero abarcan los géneros más clásicos. Tras una hora de emociones contenidas, media docena de la historia de la Música japonesa se encontraba bajo mis brazos.
Lo más emocional fue escuchar de boca del chaval un cumplido que nunca hubiera esperado por esos lares, y menos a un occidental, al devolverme el papel con los títulos decirme "Good List" y despedirse de nosotros con una reverencia de lo más cortés.
El resto de la noche (y de nuevo en Shibuya fue para vivirla desde los ojos) se me debió quedar una cara de ganso bastante pronunciada, pero con las cervezas y los cuentos que narrábamos cada uno según las tiendas de las que hablábamos, nos despachamos el segundo día y en mi caso además viví el 40 aniversario de mi esencia con algo más que un día para recordar.
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