Un clásico visita nuestro espacio (otra vez) clásico por todo lo que ha hecho, lo que ha sido y en cierta forma porque aún es capaz de serlo.
John Mayall And The Bluesbreakers (Crusade) 1967
Pues sí, si hablamos de clásicos y de una forma de entender el Blues, pocas veces nos vamos a encontrar con alguien que lo exprese de una manera tan clara y durante tanto tiempo como John Mayall, uno de los más grandes en su campo y por ende, y por lo que ha significado, de la Música.
"Crusade" es otra demostración más del alma del Blues, con una banda excepcional, majestuosa y monumental, capaz de crear de donde había y llevarlo mucho más allá; el Blues se convierte en una de las experiencias que llenan los sentidos y te hacen saber que la Música (la buena Música, la que está hecha con gusto, clase y talento) no tiene límites.
Una mezcla de temas propios (referidos a John Mayall) y clásicos de algunos de los más grandes del estilo, como Albert King, Freddy King, Dixon, Otis Rush, Sonny Boy Williamson, pasados por la mano y la sabiduría de Mayall y acoplados perfectamente a una banda que no tiene casi nada que aprender, a pesar de la época y de estar algunos de ellos con los primeros síntomas de una barba que apenas se notaba.
Los dieciocho años de Mick Taylor estallan en solos impresionantes de guitarra, riff tremendos de ritmos secos y duros y una manera de penetrarte en la piel que quema, sintiendo el acero de su guitarra llevarte por delante cada vez que se lanza tras la voz de Mayall o en los temas instrumentales donde se va de este universo.
Una sección rítmica modélica, con el tremendo y maravilloso John McVie al bajo, revoloteando por tu estómago cuando las cuatro cuerdas son maltratadas por sus dedos, y Keef Hartley marcando con su batería todos los ritmos que se le ponen por delante, pura sinfonía que te hace seguirle sin quererlo.
A todo esto, entre temas de siempre y los que se presentan en sociedad, armónicas de Blues clásico, sección de viento para elevarte un poco más (Chris Mercer al saxo tenor y Rip Kant al barítono) y todo lo que hace del Blues ese estilo de atmósferas melancólicas, tristezas contenidas y momentos para soñar despierto.
Un gran disco de Blues de la mejor época de un artista irrepetible por la historia que le contempla, lo que ha dado a la Música y los músicos y lo que aún se puede degustar echando mano de estas pequeñas maravillas para las que nunca pasa el tiempo (y vamos a por los cincuenta años)
side one: Oh, pretty woman; Stand back baby; My time after a while; Snowy wood; Man of stone; Tears in my eyes
side two: Driving sideways; The death of J.B. Lenoir; I can't quit you baby; Streamline; Me and my woman; Checking on my baby
Se puede quedar uno en una especie de estado de shock después de meterse entre esta barbaridad de ritmos, con toda la esencia del Blues resbalándote por todos los costados... increíble como se te queda el cuerpo.
ResponderEliminarBesos.
Ya me dirás cómo se te queda.
EliminarBesos