domingo, 22 de noviembre de 2015

De Vinilos y Otras Glorias MDLXVIII

Los comienzos son lo que son, pero cuando se trata de algunas cosas irrepetibles, siempre da gusto volver a ellos.


Quicksilver Messenger Service (Quicksilver Messenger Service) 1968


Uno de los más grandes mitos de la escena Acid Psycho americana, por su manera tan especial de entender el Rock y lo que significaba, comenzaba su aventura en el año del Señor de 1968, con su disco homónimo y un sello que perduraría a través de casi una década.
Si bien es cierto que el grupo como tal ya funcionaba años antes, de hecho hay grabaciones recuperadas en vivo (algunas merecen la pena y mucho, otras se las podían haber guardado por la falta de calidad... y respeto que ello supone) de los interminables conciertos dados por una banda que aglutinaba al igual que otras de la época ese espíritu de la Música libre y llevada hasta el límite del pensamiento, este es su debut en el mundo de los sonidos, con unos nombres que por sí mismos son leyendas del Rock y que juntos formaron este maravilloso grupo de Música para soñar.
A pesar de la corta duración del álbum, apenas 31'46'', el sello de lo que era la banda se impregna en cada nota y cada momento de intensidad musical, dejándonos una de esas jams que tanto les gustaba, el temazo que cierra el disco llamado "The Fool", donde en sus 12'07'' ya se adueñan de tus sentidos y te atrapan con su magia.
El talento único e inimitable de uno de los más grandes guitarristas que el estilo ha dado, John Cipollina, convierte el viaje en una aventura, con esos tremendos solos que se te agarran a la garganta en pleno éxtasis del Acid Rock más puro, una brutal experiencia que no sería completa sin los momentos estelares de una sección rítmica genial, David Freiberg en el bajo (que aporta su elevado talento como instrumentista en piezas con la viola que suenan a gloria) y la técnica en la percusión de Greg Elmore. Nos falta (no por eso menos importante) ese otro talento que parecía ser la pieza perfecta del engranaje con Cipollina, Gary Duncan, cuyo sonido conseguía esa mágica experiencia de saber que escuchabas a esta banda con el sonido de San Francisco llevado a la gloria.
Un disco intenso e inmenso, quizás no el mejor de su carrera pero sí el lienzo perfecto para saber qué iba a ser y cómo querían que fuera la historia de una banda única que hace que las emociones se pierdan en sueños imposibles bajados a eso que llamamos Música.

SIDE 1:  Pride of man;  Light your windows;  Dino's song;  Gold and silver
SIDE 2:  Too Long;  The Fool


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