Decía mi abuelo que el alma no se rompe. El alma se dobla, se envuelve en sí misma y casi deja de estar, pero no se rompe.
Hay veces que se dobla tanto que no puede sentirse, y no sentir el alma es como no sentir, porque de ahí viene lo que podemos ser a pesar de lo que somos.
No sé si mi alma se dobla, se pierde en sí misma o me hace parecer que no la siento, pero en ocasiones creo que se me ha roto, que irse de este mundo es tan fácil como dejar de tenerla y con eso no estoy porque he dejado de creer.
Decía mi abuelo, un hombre sabio y que no necesitaba asistir a ningún foro para decir lo que sentía y creía, que el alma no se rompe. Quizás tuviera razón, pero a veces la desazón es tan grande que parece rota, y entonces es difícil sentir.
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