Nos lanzamos al vacío con esos sonidos que no se saben por dónde pueden venir y que para escucharlos hay que tener... pues eso.
Group Ongaku (Music Of Group Ongaku) 1960-1961
Formado a finales de los cincuenta como un colectivo de Música creada desde la improvisación por Takehisa Kosugi y Shukou Mizuno, dos estudiantes de la Tokyo National University Of Fine Arts And Music, la idea por la que surgió y que es el santo y seña del colectivo japonés no varía ni un ápice en lo que fue la vida del mismo y por supuesto en este trabajo que nos visita.
Lo más increíble de todo son las fechas de las grabaciones, una primera cara registrada el 8 de mayo de 1960 y la cara B grabada en directo el 15 de septiembre de 1961 en el Sogetsu Kaikan Hall de Tokyo.
Hago mención a las fechas porque es realmente maravilloso comprobar que muchas de las cosas que más adelante fueron la guía de grupos de extremas sensaciones musicales, ya venían décadas atrás marcando el camino para lo que la mente inventa.
En los 59'36'' que dura el disco nos encontramos con una apabullante y brutal interpretación mental de la Música por parte de los miembros del colectivo, improvisaciones infinitas sobre espacios vacíos que se van llenando con lo que cada miembro aporta desde su creatividad, traducida a los instrumentos y unida a los demás miembros de la banda.
En un universo sonoro como este, en el cual todo es posible y nada es lo que parece, la versatilidad de los músicos desde el punto de vista de la libertad creativa, a su vez vista desde los temas que se toman como una guía, no son de extrañar temas como la furibunda entrada del álbum, ese "Automatism" de 26'20'' que en una época como la comentada debía parecer un salto a las estrellas sin posibilidad de vuelta. Si puedes imaginar en el año 1961 un tema como "Metaplasm 9-15" interpretado en directo, de 25'42'' y dividido en dos partes que son un todo emocional, es que se puede imaginar cualquier cosa, porque los adelantados a su tiempo tienen eso, que más adelante se les puede considerar por encima de lo que cualquiera haya podido creer.
No sé si es un disco para perderse, porque ya están perdidos los propios creadores al hacerlo, pero me fascina la propuesta, la osadía, el valor intrínseco de lo que nos indican (además de maravillarme al escucharlo por la propia Música) porque si nunca ha habido límites para la libertad mental en la Música, ahora con sensaciones como ésta se pierden en lo temporal, y eso es un paso de gigante en la comprensión de los sonidos.
Takehisa Kosugi violín, saxo y cintas. Chieko Shiomi piano. Mikio Tojima chelo. Yasunao Tone saxo y cintas. Genichi Tsuge guitarra. Shukou Mizuno chelo, batería y cintas.
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