Como no tenemos mesura y
además sabemos que nadie está tras estas líneas (los cuatro y medio de rigor ya
se suponen) vamos a lo que queremos que para eso somos…
Zior (Every Inch A Man) 1972
Quizás sea muy
aventurado, quizás atrevido hasta decir basta, para muchos sería como decir que
mi ignorancia me lleva a… pero también es verdad que esa ignorancia la usan
otros para estupideces y en mi caso para hablar de lo que me apasiona desde el
amor que le profeso y eso es más perdonable que aseverar o decir incoherencias
que no llevan a ningún lado, por eso si digo que Zior fue una banda oscura y
underground que desde los abismos de la Música más dura pudo crear el collage
perfecto que engarzó Hard, Prog. y psicodelia gótica los más listos del lugar
(esos de los medios y las vanguardias de castañuelas y faralaes) dirán que
estoy “payá” y los cuatro y medio que estoy en fase.
Pues desde esa fase en
la que me encuentro la mar de bien (todo sea dicho) creo que el caos sonoro que
reúne la obra de Zior, este “Every Inch A Man” que fue su segunda obra y el
final de una aventura entre sabida y nunca esperada, reúne la creatividad de
temas obsesivos con un entorno que recuerda al voodoo, la magia negra, espectaculares
momentos escénicos de horror en los cuales la Música va más allá de la propia
banda sonora de lo que representan con un estilo devastador y poderoso.
Un Prog. que no deja
nada fuera del alcance de los sentidos, más bien son estos los que buscan al encontrarse
con la amalgama de sonidos y diversos movimientos dentro del propio estilo que
la banda nos deja en este trabajo tan infravalorado como apasionante (será que
lo que me apasiona se infravalora con bastante facilidad) un disco que en
algunos foros se ha tomado como una presentación mucho antes de lo que se
piensa del Heavy Gótico que se puso de moda años después y quizás no falte
razón en esa definición aunque en mi caso creo que “Every Inch A Man” aporta
mucho más que eso, la complejidad del Prog. absolutamente cierta y evidente con
(eso sí) la parte oscura, de nervio, delirante y distorsionadora del gótico.
No contentos con estos
elementos que son la parte más clara de su estilo hay temas que rezuman un
cierto aire de Rock Blues en una vertiente tan primigenia como encantadora,
como en “Entrance Of The Devil”, “The Chicago Spine” o “Angel Of The Highway”,
piezas de emociones muy profundas.
Un disco para
apasionarse o no enterarse de nada, en mi caso un rara avis que me lleva por
senderos de oscuras visiones, Música apasionante para que el cerebro estalle en
el placer de lo que nunca debe ser y sin embargo embriaga con la misma
intensidad.
Keith Bonsor voz,
teclados, bajo y flauta. John Truba guitarra y voz. Barry Skeels bajo y voz.
Peter Brewer batería y piano.
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