Verla crecer no fue un sueño, saber que la amo es una utopía, pensar que cada instante llena mi alma, la razón para respirar.
Una vez el paraíso se cerró, y giré hacia los confines del infierno. Las notas del pentagrama sonaban a la oscuridad, la penumbra y el olvido.
Pero en ocasiones, no es la luz la que permite ver, sino los sentidos cuando el roce de una ilusión te despierta de nuevo.
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