Pasé de que me hicieran a ser, de pensar lo que me decían a creer en lo que sentía.
No tengo recuerdos que me lleven a otros brazos, me inspiré en la soledad para abrazarme cada noche a mis sueños.
Cuando el alba me llama para volver a emprender el camino, no tengo ningún nombre que pronunciar para que me acompañe.
La Música sigue siendo mi guía, mi señuelo, lo que hace que mi mente se engrandezca por creer que soy, cada día, un poco más.
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