No recordaba volver a la calma sentado en el sillón, a la espera de las horas muertas dibujando miles de siluetas que pueblan mi cerebro.
Puedo viajar hasta donde quiera con la imaginación como compañera de viaje. Puedo hacerlo a través del silencio que genera una melodía y me sume en ese estado de eterna huida hacia donde nada puede disturbarme.
La calma emocional, el momento que nunca se espera y en ocasiones aparece cuando todo parece perdido. Sé que puedo lograrlo al escucharla, al sentirla, dejándome mecer entre sus brazos, llegando más allá de lo que el mundo me propone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario