Para que todo quede por donde solía, una visita memorable de un grupo excepcional dando lo que mejor sabían, su Música en directo.
Blues Creation (Live) 1971
No puedo por menos que regocijarme al escuchar por fin esta enormidad de la Música en vivo, una joya de proporciones inmensas que nos ayuda a conocer un poco mejor las dimensiones de lo que se hacía en Japón durante una época gloriosa.
Es un joya y como tal voy a tratarla, pero no puedo dejar de decir lo que creo que sobra a esta reedición que le ha faltado un poco el respeto al original del año 1971. Me sobra un disco de los dos que hay, porque el formato doble alega el regalo de tres temas para llevarnos a 88 minutos que no eran necesarios siendo el original como es. Me sobra que no hayan cuidado el sonido de ciertos instrumentos porque escucho una banda, no a un músico. Me sobra que para "regalar" canciones, esas que están de más con el original, me tengan que ofrecer a la señora Carmen Maki, porque para eso un instrumental hubiera estado mejor. Me sobra que no respeten la portada original, porque ya les vale...
Dicho esto, esta pedazo de obra que es el "Live" de Blues Creation se degusta con el placer de la buena Música, se deja beber como una copa de sublime Ribera, y provoca una orgía de sensaciones para llegar al éxtasis sin esfuerzo.
Me parece exagerado el comentario de Julian Cope sobre que la voz de Fumio Fuya podría no estar y todos tan felices, porque lo que hace lo hace muy bien, pero lo que es la banda a nivel instrumental están en un escalón tan superlativo que da miedo. La batería de Shinichi Tashiro y el bajo de Yoshiyuki Noji son como un tornado que se permite demoler todo lo que encuentran, haciendo que el nivel de la sección rítmica permita todo lo que viene detrás, nada menos que las barbaridades de la guitarra de Kazuo Takeda, uno de los héroes de las seis cuerdas nipón que en estos momentos era un auténtico genio.
Los temas alargados en sublimes jams no son sino la excusa para que la banda despliegue todo el potencial que tenía, Blues Rock de altísimo nivel en una magna exhibición de lo que es el directo sin límites. Takeda se sale una y otra vez, sus solos esplendorosos están al nivel de los más grandes, inmenso en los temas propios ("Demon And Eleven Children" se convierte en una odisea sin final para mentes abiertas, y la brutal "Nightmare" de casi 17' le hace salir de este mundo) y descomunal en las versiones de clásicos de toda la vida, con especial interés por esa animalada que recrean llamada "Tobacco Road".
Un grupo magno en una obra inmensa demostrando lo que podían hacer, a pesar de algunos peros ya comentados (opiniones personales del que suscribe, por supuesto) un disco para disfrutar, divertirse y sentir la Música en toda la extensión de la palabra. Una joya y nada más.
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