sábado, 4 de julio de 2015

De Vinilos y Otras Glorias MCDLII

Por aquello de encontrarnos involucrados entre la magia y la seda, nos viene de perlas la visita de un trío que sabe mucho de eso.


Crosby, Stills & Nash (Crosby, Stills & Nash) 1969


No sé cómo se puede expresar la belleza, no lo sé porque en mi caso desconozco cuando y de qué manera se crea belleza para poder hacerlo, pero tengo la suerte, porque me lo han enseñado y porque me he empeñado después en ello, de apreciar la belleza y a partir de saber lo que es ya poder hablar sobre ella.
El disco debut de Crosby, Stills y Nash es pura belleza, desde la primera nota de ese tema memorable llamado "Suite: Judy Blue Eyes" que en sus 7'22'' es un recorrido por los sueños más absolutos, hasta el final de "49 Bye-Byes", cuando la aguja se eleva del negro vinilo y nos deja con la boca abierta esperando otra dosis más de esta orgía sensorial.
Creo que "Crosby, Stills & Nash" es un disco majestuoso, una joya del Folk Rock más exquisito con unos conjuntos corales, quizás lo que más me impactó cuando lo escuché por primera vez hace décadas, atemporales, que podían haberse realizado siglos atrás en cualquier composición de suites o dejarlos para siglos posteriores, porque serían igual de maravillosos, igual de exquisitos e igual de portentosos. Tres privilegiados para cantar y hacer lo que les da la gana con sus voces se ponen de acuerdo para regalar auténtica seda desde sus gargantas, algo que lleva en volandas las composiciones, todas ellas de una calidad sin discusión.
A partir de aquí, las guitarras acústicas se erigen como las reinas de la función y arropan (siempre de atrás hacia adelante, para no disturbar lo que se da en las palabras cantadas) todo el mosaico de letras, poesía y voces en distintos tonos de los tres músicos. También hay momentos para el Rock enfrentado a esa dulzura que domina casi todo el disco, momentos donde las percusiones y los solos de eléctricas cortan el aire junto a teclados (la maravillosa "Wooden Ships" me enamora con su emoción contenida)
Un disco para apreciar la belleza en todo su esplendor, a través de la Música como arma para despertar los sentidos y creaciones que hacen ver de manera nítida lo profundo de las creencias de estos músicos en su Música y lo que deseaban al entregarla, porque aún era posible.

CARA A:  Suite: Judy Blue Eyes;  Marrakesh express;  Guinnevere;  You don't have to cry;  Pre-road downs
CARA B:  Wooden Ships;  Lady of the island;  Helplessly hoping;  Long time gone;  49 Bye-Byes








2 comentarios:

  1. Dificilmente la belleza puede expresarse, ya que su apreciación no deja de ser muy subjetiva, pero si tenemos en cuenta que el placer sensorial que me produce este disco esta fuera de todo canón establecido, puedo asegurarte que no es necesario definirlo (aunque tus entrada ayuda) ya que sólo es necesario un poco de sensibilidad para que sientas esa belleza espiritual que te llega al alma.
    Gracias por hacer que esta hermosura me ayude a sobrellevar esta tarde "achicharrante" de verano.
    Besos.

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    1. La Música no sabe de olas de calor, veranos, fríos o desangelados momentos de astío, sólo sabe de placer cuando es de calidad.
      Besos

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