Está de moda pensar que subirse a un escenario te hacer ser un genio, que escribir mediocres palabras que se transforman en sonidos te da ese lugar en el Olimpo de los dioses.
No estaría de más (y si no es así yo no creo que tenga remedio) que volviesen a viajar por la historia de todo lo que hace que estremecerse con una melodía merece la pena.
Jamás suspires por quien pasó de puntillas sin arrancar una emoción de tu
piel, no recuerdes el nombre de quienes buscaban ser repetidos en los sueños, quedémonos
con los que pueden hacer que las entrañas duelan de tanto gozar, con los que
consiguen el estallido del cerebro al atravesar los sentidos con las notas que son pura magia, son quienes merecen estar escritos a fuego en la piel que se derrite sin
las palabras vacías.
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