Música

Dice dios (Eric Clapton para los mundanos) que padece una "neuropatía periférica" y que posiblemente tenga que dejar de tocar la guitarra.

Otros quizás ya se vean desgarrando las vestiduras, y en el peor de los casos (lo digo por los negociantes, popes de la cultura musical y jerifaltes de casas de discos, productoras y demás) pensando en el "Best Of...", "Years Of manos lentas cuando tocaba..." de turno para vender, aunque sea en vida, todo lo relacionado con este genio de la Música del siglo XX y XXI.

Enfermedades aparte, que me merecen todo el respeto y el temor para que a uno no le toque, lo maravilloso de la Música de calidad es que pese a quien pese es eterna, y en eso, mister manos lentas tiene un lugar en el Olimpo por los siglos de los siglos.

Su legado ha superado a su propia vida (un desecho en más de una, dos, y tres ocasiones) por eso, que ahora cincuenta años después su guitarra ya no suene más, sólo será el silencio de un directo, pero la eternidad venida un poco antes.

Hace mucho que sólo escucho lo que E.C. hace (en lo nuevo, por supuesto, lo de su carrera hasta que quiso no lo dejaré nunca) cuando se pone en directo a embelesarme con sus manos sobre las cuerdas de acero, ya no compro sus obras porque para mí ese mito, la leyenda, fue lo que fue pasado al vinilo. Con esto me quiero recordar que la Música es algo que no muere, y si además el protagonista se sabe un superviviente de décadas de excesos y pasadas de rosca, lo que no le va a quitar nadie es un legado absolutamente genial, único y mágico.

E.C. puede que no vuelva a tocar una guitarra, pero la aguja de diamante sobre cualquiera de sus obras maestras traerá siempre y en lo que quede de humanidad, la leyenda de un músico irrepetible, que además en lo que a él le supone, sigue vivo y disfrutando de sí mismo.