Una joya llega a nuestro "Paseando Por Los Sueños", y cuando de esto se trata, nada mejor que disfrutarla al tiempo que las palabras intentan (casi siempre quedándose cortas) ensalzar lo que ya es una maravilla.
Ángeles De Opio (Ángeles de Opio) 2005
Con este título que me parece simplemente abrumador, tengo el placer y el honor de presentar a quien interese (como todo lo que visita este espacio) una obra desconocida del panorama de la Música independiente (que es casi como asegurar de calidad, según estamos) de este país, al menos desconocida hasta el año del señor de 2016 en el cual una productora con un par ha tenido la osadía y el acierto de hacerla pública para gozo y disfrute de los que creemos y amamos este tipo de sonidos.
Es más que probable que haciendo una copia (o un resumen por no faltar) de los comentarios que figuran en el "insert" que acompaña al disco, realizados por uno de los iluminados paridores de esta joya, José Carlos Sisto, bastase para que se supiera de qué va y lo que se pretendía, pero como las entradas de este espacio son lo que son y me gusta que las emociones se derramen, me lanzo a hablar en lo posible de este "Ángeles De Opio".
Brutal exhibición de la Música más underground vertida en forma de dos temazos, uno por cara, que corresponden según los créditos a sesiones privadas grabadas en directo el 20 de diciembre de 2005. Maravillosamente oscuro, visceral, sacado desde las entrañas y llevado a lo más extremo por José Carlos Sisto a la guitarra, Sergio Ceballos en el bajo y Adrián Ceballos a la batería, los 40'50'' de orgía sensorial impagable dividida en "Protogénesis" (21'29'') y "Demónico Inmódico" (19'21'') se convierten en un frenesí de guitarras distorsionadas, inalcanzables improvisaciones con un Power Trio que lo deja todo en el empeño.
Casi suicida, negro como el azabache y con un concepto de los sonidos que salen desde donde no se debe pasear pero sí pensar, las cuerdas de la guitarra se te agarran al cuello desde la primera nota y no te sueltan hasta que sientes cómo el ahogo se convierte en placer por todo lo que te va llegando, momentos de estelares conspiraciones sonoras para derretirte de gusto o (a quien no pueda llegar) escapar cuanto antes. Mientras, el bajo y la batería provocan un muro infranqueable de patadas al estómago digeridos por el buen gusto en mantener el ritmo adecuado donde las seis cuerdas se puedan despachar.
Música seminal que afortunadamente tiene creyentes cercanos en esta tierra que dista mucho de parecer un lugar elegido por los dioses de la Música, y que sin embargo de vez en cuando entrega momentos como éste para perderse en las inmensidades del Space Rock más voluptuoso, el Acid Rock que se mete en vena y los sonidos que provocan hemorragias de emociones al escucharlos cuando la guitarra brama y la sección rítmica te aplasta.
Como suelo decir, a partir de aquí cada uno con sus sentimientos, la Música y lo que desee. En mi caso, agradecer la oportunidad de hacer una entrada de este tipo con un proyecto de músicos de aquí, porque me resulta sugerente, refrescante y emocionante (aunque en su día no tuviera ninguna repercusión, que ya es una lástima)
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