Las cenizas llevan tu nombre marcado con los restos del fuego que fue nuestro amor. No quedan recuerdos, quemados lentamente mientras los ojos lloran todo aquello que no volverá.
No supimos hacer que la llama de lo que éramos se mantuviese viva, por encima del frío que nos rodeaba, a pesar de los mediocres que no creían en lo que éramos.
Suena una melodía rompiendo el silencio, y las mismas cenizas se mueven formando las letras de nuestras canciones eternas, las que cantábamos alrededor de nuestros sueños.
Es la Música que nunca muere, la que conserva en sus notas la esencia de quienes la aman, la parte de cada uno que se pierde en el infinito de los deseos, la única razón de la memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario