sábado, 14 de marzo de 2020

Orígenes V



Es posible que en todo lo que se refiere a Mi Música, Mi Esencia, los orígenes continúen, porque soy capaz de disfrutar de maravillosas sensaciones de hace cuarenta años, buscando algunas de ellas, escuchando otras gracias a este espacio que me mantiene en un nexo emocional con toda la colección; es como un enorme edificio que no para de crecer, pero los cimientos son éstos, y no puedo ni quiero olvidarlos.

A tumba abierta, bajo el paraguas protector de mi mentor, aprendiendo y empapándome de quienes sabían, fui formando una pequeña colección que se surtía tanto de lo que ya conocía, de lo nuevo que llegaba y de lo que me enseñaban. Eran años (que correspondían al cuarto o quinto como coleccionista) en los que compraba y absorbía por igual; algunas cosas fetichismo puro, otras deudas de honor... de ahí que se juntaran discos esenciales, extrañas criaturas convertidas en parte de mi alma, cosas innombrables, pero en todos ellos la emoción y el sentimiento se podían sentir.

Todos los que me conocían, los amigos principalmente, sabían a qué atenerse; era el coleccionista de la pandilla, mi cuarto en la casa de mis padres el lugar donde pasábamos los discos que nos gustaban para deleite de los sentidos, y poco a poco me pude hacer (gracias a mi padre, ese ser increíble que creía en mi mente sin buscar razones) con un equipo decente, más acorde a los 300 discos que por aquél entonces tenía. Seguía sin poseer ingresos propios, pero lo poco que tenía (que ne daban) iba destinado a la Música, mi pasión, por eso cualquiera que quisiera hacerme feliz se acercaba a la tienda de discos Galaxia, donde pasaba horas interminables escuchando vinilos, y siempre encontraba algo que me esperaba.

En mi casa me encontraba entre dos fuegos, la incomprensión de quien creía que la Música y por ende los discos eran mi perdición y los que me llevarían al infierno, y mi padre, que era capaz de sentir lo que yo necesitaba y en ocasiones a escondidas me dejaba algún disco pagado en la tienda y en otras entraba en mi cuarto para mirar, simplemente para mirarme a los ojos y saber cómo me sentía.

Las noches en los "Estudios MAG" se sucedían, orgías de sensaciones y aprendizajes, con Goyo introduciéndome en cosas que en principio me parecían incompresibles pero que con su paciencia me iba metiendo hasta las entrañas. Comencé con los grupos y solistas que siendo la base de la Música que me gustaba no los tenía, y así por fin llegaron Led Zeppelin, paradigma de tantas cosas, por fin tuve los primeros vinilos (tras sabérmelos de memoria de haberlos escuchado) de The Allman Brothers Band, conocí y me enamoré de UFO y con ellos de algunos grandes del Rock que conocía de oídas.

Seguía soñando, viviendo la Música y todo lo que significaba cuando me poseía.



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