Pensé que lo había visto todo, que lo había vivido todo, que había
sentido todo... hasta que te conocí a ti.
Nadie me ha hecho vibrar con su sonrisa, llorar con su mirada, arrancarme
la piel por su silencio. Sólo tú has hecho posible que los sentimientos tomen
vida, que las palabras que no se dicen signifiquen una emoción, que el roce de
una mano sobre otra supla al placer más extremo.
Nadie ha anidado en mi alma porque todo era vacío y vanas esperanzas,
nadie podía enseñarme porque era yo el que enseñaba, nadie, mi amor, hasta el
día en el cual desgarrarte la tela que me cubría y llegaste hasta lo más
profundo de mi corazón.
Pensé que era, que sentía, que vivía, y sin embargo sólo al conocerte he
sabido ver, vivir y sentir como nunca lo había hecho.
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