Dentro del mundo del Prog. la profusión de grupos ayudó a que en algunos casos se disfrutara de momentos que dentro de lo que eran, sugerían un poco de frescura en las ideas.
Marsupilami (Marsupilami) 1970
Nos visita uno de tantos grupos que encontraron en el Prog. su espacio para reivindicar ideas y formas de expresión a través de la Música.
Marsupilami vivió lo que tardaron en crear los dos discos que componen su existencia (un poco más de los dos años que cubren el nacimiento de dichas obras si nos atenemos a los orígenes del grupo) y como siempre ocurre en estos casos, a estos grupos de efímero paso se les suele negar, simplemente por el olvido, la calidad que en su día tuvieron.
Como digo en muchas ocasiones, no hablamos de la joya de la corona, ni de lo sublime elevado desde la tierra, pero en ocasiones hay que escuchar grupos como este para saborear ciertos detalles que por obvios se escapan de otros que sí son grandes.
El Prog. al uso se da cita en este disco de presentación que en cinco temas de extensos momentos, buscan en lo oscuro una forma de expresión a través de suites donde desarrollan la Música que nos llega.
Los teclados dominan la escena, quizás porque expresan muy bien esos instantes que hacen que llegar a la luz sea una odisea, dejando a la guitarra breves momentos donde exhibirse, aunque no tantos como en otras obras del estilo. Un disco que mezcla perfectamente la idea de cambio constante y sugerente que el Prog. tanto ha hecho valer, con temas que viajan entre el Folk más melódico (sin perder esa oscuridad que dirige toda la obra) momentos de furia demoníaca que recuerdan a compositores como Arthur Brown, lamentos vocales a dos voces contrastando la masculina de Fred Hasson con la de Jessica Stanley-Clarke...
Tremendos temas de desarrollos musicales con historias contadas en clave de desgracia (la barbaridad con la que termina el álbum "Facilis Descencus Averni", es digna de la épica más clásica hecha Prog.) que hacen que el disco se disfrute como una sinfonía de lo más clásico del estilo.
Cuando se sabe lo que se debe, y queremos ir un poco más allá, siempre hay espacio para discos como "Marsupilami", que además ayudan a que la mente se abra.
Dave Laverock guitarra y voces. Fred Hasson voz, armónica y bongos. Leary Hasson órgano. Richard Hicks bajo. Mike Fouracre percusión. Jessica Stanley-Clarke flauta y voz.
SIDE ONE: Dorian Deep; Born To Be Free; And the eagle chased the dove to Its ruin
SIDE TWO: Ab Initio Ad Finem (The Opera); Facilis Descencus Averni
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